Merly

CAPÍTULO VI

09 de febrero del 2013

—Aún no puedo creer que estés embarazada —le digo mientras suspiro por cuarta vez y ella hace un puchero.

Estamos en su cuarto ya que está castigada por eso mismo -por lo menos no la echaron de casa-, el problema en todo esto es que ella no ha querido decir quién es el padre y yo no me creo ese cuento de que estaba pasada de copas y no se acuerda de nada.

—Te deja uno un minuto sola y ya vienes con una barriga —le digo tratando de sonar enojada.

—Lo que te fastidia es que yo haya salido embarazada primero que tú ¿cierto? —me dice y yo le lanzó un manotazo que nunca llega porque ella se mueve inmediatamente de sitio y suelta una carcajada.

—Estoy hablando en serio Me, ¿Cómo es posible que no te cuidaras? —le digo por sexta vez consecutiva.

—Ya te respondí a eso Me, fue un descuido. No entiendo cuál es el problema, ya pasó y no se solucionará nada hablando de ello, así que ponte a comprar el coche del bebé de una vez porque yo no tengo dinero —me dice despreocupada y se tumba nuevamente a mi lado.

—¡Mantenida!

—Siempre cariño, hasta me iré a vivir con ustedes cuando se casen y se vayan a Londres, ya lo veras... Terminarán criando a todos los hijos que tenga por ahí por simples descuidos. No tendrán tiempo para tener los suyos propios —me dice y yo sonrió mientras niego con la cabeza

—Eres un caso perdido Me... —le digo. —Ahora si me dirás ¿quién es el padre?

—Ya te dije que no lo recuerdo... O tal vez sí... No sé, que te quede de lección para cuando se me vuelvan a escapar y me dejen sola en una fiesta.

No me lo dirá, lo sé, pero también sé que esas no son sus razones, solo quiere que cambie de tema y lo olvide. No lo olvidaré, así me lleve todo un año lograré averiguar quién se atrevió a dejar a mi amiga embarazada.

James entra al cuarto en ese momento y se tumba a nuestro lado, me toma de la mano y me da un beso en la frente.

—Tendremos que mantenerla por el resto de nuestras vidas —dice haciendo un gesto hacia Mel —Es una sanguijuela... No sé despegara fácilmente y yo no pienso perder mi tiempo intentándolo.

—Te lo dije —me susurra Mel al oído y se levanta de la cama —Iré al baño, vuelvo en un momento.

Sale de la habitación y cierra la puerta tras ella.

—Estoy preocupada James, no quiere hablar sobre el padre del niño —le digo apenas dejó de escuchar sus pasos.

—No creo que lo diga ya cariño, si no te lo dijo a ti es que guardará el secreto para siempre, sabes lo terca que es —me dice mientras me soba la cabeza

—No voy a rendirme, ya verás no podrá ocultármelo por mucho tiempo —le digo firme a mis pensamientos.

—Lo sé Mer, pero esto es distinto, sé que eres tan terca como ella, pero debes de admitir que será difícil si con quien te enfrentas es con mi hermana —me dice agarrando mi rostro y llevándolo hasta sus labios.

Me mira a los ojos por un instante y yo no puedo aguantar la tentación de besarle así que lo hago. Él sonríe contra mis labios y me devuelve el beso mientras se acomoda encima de mí y su otra mano sube lentamente por mis muslos, nos quedamos así por un rato, besándonos y tocándonos, me encanta tenerlo siempre aquí, sus labios son tan suaves y la forma en que me toca... es increíble.

—Si quieren evitar otro embarazo indeseado en la familia, tomen, acabo de comprarlos en la farmacia —empujó a James de un solo golpe y este cae sentado en el piso. —Veo que no han aprendido la lección.

Mel no deja de reír y yo me tapó la cara con la almohada, estoy avergonzada y ella ya está sentada en el sillón que está del otro lado de la habitación, eso quiere decir que entro hace un rato y ni siquiera la sentimos cuando llego, ni siquiera la escuchamos cuando abrió la maldita puerta. James se levanta del piso y agarra los preservativos que Mel tiro unos segundos antes. Me mira con los ojos entrecerrados y luego dirige la mirada hacia Mel y sonríe.

—Gracias hermana, ahora con tu permiso me llevo a mi hermosa novia lejos de aquí... te aseguro que les daremos un buen uso —dice señalándolos, le pica el ojo y me levanta en brazos.

—¡Pervertidos! ahora no dejaré de pensar en lo que estarán haciendo del otro lado de la puerta —escucho gritar a Mel mientras James baja las escaleras conmigo en brazos y me lleva hacia la habitación más lejana de la casa.

La casa de James y Mel es una de las más grandes del pueblo tiene tres habitaciones arriba y tres abajo, una biblioteca que no tiene muchos libros ya que Mel siempre tiene los suyos en mi casa y James prefiere que le lea. Una cocina espaciosa y un salón de visitas que está prácticamente en el patio, poco lo usan, pero a James y a mí nos encanta por ese techo de vidrio que tiene y ese rincón lleno de almohadas que considero más cómodo y romántico que una cama, en las noches la vista simplemente es extraordinaria.

Cuando llegamos la puerta está medio abierta y James me baja con cuidado. Su madre y su padre están sentados dándonos la espalda y un chico rubio que recuerdo haber visto vagamente en la cafetería los acompaña.

—Así que estuviste toda la noche con mi hija el día de la fiesta —dice su padre en un tono acusador.

—Sí señor, pero no es lo que piensa... —Chris lo interrumpe de nuevo

—¿Cómo te atreviste a tocar a mi hija?

—No me acosté con ella señor Evans —termina de decir el chico.

James me toma del brazo y regresamos lo más rápido posible al cuarto de Mel.

—Mel, mis padres están interrogando a otro chico en este momento —dice James apenas entra en la habitación —Debes pararlos, ya llevan un mes haciendo lo mismo.

—¿Quién es esta vez? —pregunta horrorizada.

—El chico de la cafetería —digo indiferente.

Mel sale disparada y escuchamos cuando da un portazo en el salón de visitas. James me mira sospechosamente y yo me rio.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.