Merly

CAPÍTULO IX

¡MAMÁ! Mel está arrancado las flores de nuevo —grito y salgo corriendo en cuanto ella me escucha acusarla.

Me persigue por todo el patio y James se sienta en el suelo junto a las flores, no sé qué le gusta tanto de ellas como para quedarse por horas observándolas.

Es mentira señora Sofía dice Mel deteniéndose de repente y me fijo en que mi madre acaba de salir de la casa.

¿Y esas flores? dice mi madre señalando sus manos.

Dirijo mi vista hacia las manos de Mel y sonrió triunfante en cuanto veo que tiene un ramo de Dalias en sus manos.

Mel no se inmuta.

Mer me las acaba de dar por mi cumpleaños ¿verdad que están preciosas? dice acercándolas a ella para aspirar su olor.

Escucho como James se ríe detrás de mí y mi mamá levanta la mirada hacia mí.

Mer... dice dirigiéndose hacia donde estoy, se inclina y toma mis manos Escucha, cuando quieras flores para regalarle a Mel ¿podrías por favor avisarme para ayudarte a cortarlas? no se pueden arrancar las flores de esa manera mi niña.

Asiento y ella se endereza.

Observo como entra nuevamente a la casa y dirijo una mirada furiosa a Mel, ella reacciona inmediatamente:

No puedes enojarte conmigo Mer, es mi cumpleaños me dice y se dirige al interior de la casa.

Hoy está cumpliendo trece años y a pesar de que siempre trato de hacerle maldades, termino quedando mal yo y no puedo hacer nada al respecto, la adoro, es mi amiga y hermana favorita en el mundo, así que me rindo sin dar más batalla.

Vayamos adentro me dice James acercándose y tomando mi mano.

Me&Me... ¿escuchaste Mer? me dice Mel en cuanto cruzamos la puerta. De ahora en adelante ambas seremos Me y juntas seremos Me&Me me dice emocionada mientras me arrastra al mueble que está enfrente del televisor.

Mi padre lo acaba de Inventar. Dice que ambas somos unas diablillas. me dice Mel en voz baja A que es bello.

******

Los recuerdos se arremolinan en mi cabeza y no logro organizarlos, es como si hubiera vivido cosas que no recuerdo, algunos recuerdos como el que acaba de llegar a mi mente nunca estuvo asociado a esa clase de amistad, mis recuerdos eran vagos y por más que quería los veía a ellos como unos simples vecinos que alguna vez tuve, pero ahora sé que no es así, siento dentro de mí que los conozco, que fueron importantes en mi vida. Debo recordarlos, haré todo lo que pueda para encontrarlos.

—¡Daniel! ven aquí, tu padre te está esperando —escucho a una chica y volteo al ver como el pequeño James se aleja hacia ella y se van juntos.

De un modo u otro he llegado a la puerta de la que fue mi casa, así que me doy la vuelta y regreso a casa de Lake, es más fácil así, una cosa por día, la cabeza me dolerá horrores si sigo tratando de encontrar recuerdos en este momento.

Ese niño se parecía tanto a James... y ¿Quién era esa chica? no la recuerdo para nada.

¿Sera Mel?

—Buenas tardes, Bienvenida a Coffee and books...

—Buenas tardes, Megan —digo apenas noto un atisbo de reconocimiento en la cara de la chica.

No sé cómo termine aquí, pero recuerdo que este lugar me encantaba, las ventanas de vidrios, las sillas y mesas de madera, todas esas flores que adornaban cada lugar de la estancia y definitivamente esa canasta en el centro de cada mesa con un libro en su interior. Siempre era gratificante sentarte a leer mientras comías y pasabas el rato, sobre todo cuando Mel agarraba el libro antes que yo me sentara y empezaba leer en voz alta.

¿Cómo puedo recordar eso?

—No te veía hace mucho tiempo, desapareciste después del... accidente —concluye bajando un poco más la voz.

—Si... igualmente, ¿Qué tal ha estado tu vida? —digo sin ahondar en el tema de mi "desaparición".

—Muy bien Merly, compramos esta cafetería hace unos años y nos ha ido muy bien —me dice sonriendo.

—¿Compramos? —pregunto curiosa.

—Si, mi esposo y yo. Tenemos un niño hermoso, es idéntico a él.

—Me alegra por ti Megan.

Una chica que está en una mesa más allá llama su atención y yo le hago señas hacia la mesa más lejana que veo, me dirijo un poco cabizbaja hacia allí y ella asiente, no sé porque razón siento como si no me alegrara en absoluto. Megan solía caerme bien, o eso creo.

—Enseguida te atienden —dice detrás de mí

—¿Qué te sirvo? —levanto la mirada y al fijar la vista en la chica que me está atendiendo me doy cuenta que es la chica pelirroja que estaba en el parque. —Oh, ¿estabas en la casa abandonada hace unas horas ¿cierto?

—Sí, era yo

Veo como Megan le hace una señal y aprovecho para señalarle lo que quiero en el menú y ella se va inmediatamente en su busca.

No puedo evitar pensar en si el niño James y Megan tienen alguna conexión.




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