Merly

CAPÍTULO XII

—Mamá, Papá, estoy en casa —grito mientras cierro la puerta.

Mamá baja las escaleras y papá sale de la cocina con un vaso de leche en las manos.

Le doy la bolsa de la cafetería a papá y este me da un beso en la sien.

—¿Cómo te fue cariño?, ¿vienes del hospital? —pregunta mi madre dándome un abrazo.

—Sí, ya todo está bien.

—Me alegra mucho hija —veo como me observa fijamente y estoy segura de que quiere saber sobre la chica morena en el hospital, y la verdad no quiero tocar el tema -mucho menos con ella-.

—Voy a mi habitación, quiero descansar... hablamos mañana —digo y le doy un beso a ambos.

—¿Ya cenaste? —pregunta mi padre

—No tengo hambre —veo como frunce el ceño —Almorcé tarde pa.

—Está bien, que descanses —veo como mi madre me observa resignada y mi padre entra nuevamente a la cocina.

Subo las escaleras y cierro la puerta de mi habitación detrás de mí.

Todo lo que ha pasado esta semana me tiene un poco agotada: Las pesadillas frecuentes sobre el accidente; James y Mel, a los que no he logrado ver ni recordar; mis padres que se niegan a contarme nada; y ahora Sandy, no sé qué pensar con respecto a ella y Liam, se nota que se aprecian mucho. Y sinceramente, creo que me alegra un poco que este con ella, que este acompañado por alguien que conoce por todo lo que pasó, yo no sabría ni que decirle.

Me quedó dormida apenas toco mi cama, pero siento cuando mi madre entra y apaga la lampara de la habitación.

******

26 de abril del 2021

—¿Hola?

—Buenos días dormilona —me dice Liam del otro lado de la línea.

Son las nueve y media de la mañana, me levante hace poco y ahora estoy desayunando junto a mis padres. No había intentado llamarlo porque sinceramente no sabía que decirle, anoche le deje dicho con su padre que tenía que irme, seguramente le paso el mensaje.

—Bien, gracias... ¿Cómo va todo por allá?

—Mucho mejor, ya estamos en casa con mamá.

—¿Desde cuándo?

—Hace un rato.

—Ah...

—No es necesario que vengas Mer, debes estar cansada, yo iré a visitarte más tarde. —me dice y yo me siento un poco aliviada.

—Está bien, te espero.

—Nos vemos, Te amo.

—Vale... —cuelgo y sigo comiendo mientras siento las miradas de mis padres del otro lado de la mesa.

Levanto la cabeza y el alivio en sus rostros es innegable cuando les comento que Helen ya fue dada de alta. Mi madre no está para nada feliz cuando le digo que no voy a ir a su casa.

Termino de comer y llevo los platos a la cocina, voy a cepillarme los dientes, y al bajar me siento justo frente a ellos para tratar de llamar su atención.

—Necesito que me digan la verdad sobre el accidente. —suelto sin previo aviso y mi madre se coloca nerviosa inmediatamente; mi padre agacha la cabeza.

—¿Recordaste? —pregunta mi madre con la voz temblorosa.

—Estuve en Ilmoor estos días —digo sin dudar.

El cubierto resbala de las manos de mi madre y se levanta de su silla. Al principio su cara es de total preocupación, pero luego veo como se pone roja lentamente.

—¿Nos has mentido? —pregunta sin poder creérselo.

Está realmente enojada.

Empieza a caminar de un lado a otro.

—Lo siento, pero necesitaba saber la verdad —mi madre se detiene bruscamente.

—¿Cuándo empezaste a considerarnos unos mentirosos?

—Desde que negaron conocer a James —digo sin quitarles la mirada.

—Esa no es razón para mentirnos e irte a un pueblo que intento arruinarte la vida. —dice mi madre y veo el rencor en su mirada.

—¿De qué manera mamá? —espero que me diga algo más. —Cuéntame, por favor, mamá —digo suplicante después de unos segundos.

—No tienes por qué recordar eso, soy tu madre y sé lo que es mejor para ti.

—Mamá...

—No tengo nada más que decir.

Veo como mi madre sube las escaleras y desaparece en el segundo piso, miro suplicante hacia mi padre y él me dedica una sonrisa triste.

—Papá...

—No deberías haberle dicho que estuviste en Ilmoor, tendrías que habértelo guardado para ti.

—Necesitaba saber la verdad.

—No te la dirá de esa manera mi niña. —observo a mi padre durante un rato y él suspira. —Piensas volver ¿cierto?

—Claro que si... pasado mañana volveré. Recuperare esos recuerdos por mí misma si ustedes no están dispuestos a contarme la verdad. —mi padre suspira.

—Está bien, hazlo. Pero no le digas nada a tu madre, solo la atormentaras más. —se levanta de su silla y me da una palmada en el hombro.

Sube las escaleras y me quedo mirando el desayuno a medio terminar en la mesa.

Debí haber esperado que terminaran de comer.

Un golpe en la puerta me trae de vuelta a la realidad.

—¡UN MOMENTO! —grito levantándome de la silla.

—¿Louisa? —digo sorprendida al abrir la puerta y ver la chica rubia detrás de ella, está usando ropa de oficina.

¿No sale de vacaciones esta mujer?

—Hola, me enteré que llegaste anoche, necesito que me entregues la carpeta de calificaciones, te he estado escribiendo y no me respondes los mensajes.

—Lo siento, he estado un poco estresada, me imagino que sabrás lo de Helen.

—Sí, pero ese no es mi problema, deberías aprender a separar tu vida laboral de tu vida privada.

No me esperaba menos de ella.

—La carpeta está aquí, espera un momento y te la traigo.

Me doy la vuelta y cierro la puerta sin siquiera dejarla entrar.

Subo las escaleras y agarro la carpeta que está encima de mi ordenador.

—Aquí tienes —digo apenas abro la puerta, pero ya no está por ninguna parte, así que cierro la puerta y mi celular suena anunciando un nuevo mensaje.




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