Merly

CAPÍTULO XIII

Llevo dos horas sin levantarme del sofá, agradezco que mi padre me haya evitado el mentirles nuevamente; no es mi intención hacerlo, pero es la única manera de no lastimar a mamá. Aunque, sinceramente, hubiera preferido que ellos mismos me contarán todo.

Reviso mi celular en busca de algún mensaje de mamá pero no encuentro nada. Mis padres son muy distintos al momento de dejar un mensaje o decir y comunicar algo, mientras mi padre ama escribirlo en un papel o ir directamente hacia donde tenga que llevar el mensaje, mi madre prefiere utilizar el celular siempre.

Marco su número y lo escucho timbrar cuatro veces antes de que descuelgue la llamada.

—Hola bebé —responde mi padre del otro lado del teléfono.

—Hola pa, ¿Y mamá?

—Está dormida. —se queda en silencio un instante y un murmullo lejano suena del otro lado de la línea, imagino que mamá no quiere hablar conmigo —No te preocupes por ella, estarán bien, ya lo veras.

—Eso espero —digo sincera.

—Así será, tu madre te adora, solo que, es un poco dificíil para ella en estos momentos. —dice en voz baja y yo dudo un momento.

—Gracias papá, por permitirme ir a Ilmoor sin ningún problema.

—No hija, desde un principio, fue un error haberte ocultado todo —su voz suena triste.

—Bueno papá, nos vemos luego, me le das un beso a la tía —me despido porque no sé qué más decir y papá suspira fuertemente.

—Está bien Mer, cuídate mucho.

Coloco el celular encima de la mesita de centro y me acomodo un poco más en el sofá, los ojos se me cierran inmediatamente.

******

Me incorporo soñolienta apenas escucho que un auto estaciona fuera, estoy segura de que es Liam ya que no espero a nadie más, salgo disparada hacia el baño y me arreglo un poco el cabello, me cepillo y voy directa a abrirle la puerta.

Ya ha empezado a oscurecer afuera.

Lo observo mientras se baja del auto y se dirige hacia mí, viste una pantaloneta roja y un suéter blanco el cual marca un poco sus abdominales. Liam es alto, sus ojos claros y su pelo ondulado lo hacen ser uno de los chicos más atractivos del pueblo; cuando lo conocí no era muy hablador, ninguno de los dos lo era realmente, y de alguna u otra forma, creo que eso fue lo que nos unió.

—Hola —dice acercándose a mí y me da un beso corto en los labios.

—Hola —respondo en voz baja. —¿Cómo sigue tu madre?

—Ya está muchísimo mejor, ¿entramos? —me toma de la mano y me guía hacia dentro de la casa, cerrando la puerta detrás de él.

—¿Tienes algo de comer? me muero de hambre —suelta mi mano y se dirige a la cocina.

—Hay huevos revueltos con pechuga de pavo en la estufa, y creo que en el termo hay café, pero son de esta mañana —me siento en el taburete y recuesto los brazos en la barra mientras lo observo servirse y meter el plato en el microondas. —¿Qué tal estuvo tu viaje?

—Pues, resolvimos varios asuntos en la empresa, pero aún quedan algunos por terminar, mi padre quiere que me encargue de la estación de radio.

—Sería una buena oportunidad para ti, siempre te ha gustado dirigir —le digo entusiasmada.

—Sí, visite la estación y no te imaginas lo hermosa que es, tome algunas fotos, te las mostrare luego, o puedes venir conmigo si quieres —niego con la cabeza.

—Lo siento, no puedo —bajo la mirada a mis manos.

—No te preocupes, y ¿Cómo estuvo tu viaje? —pregunta y empieza a comer.

—Pues, no ha sido como esperaba, pero... —me quedo observándolo unos segundos tratando de decidir, Liam no es solo mi novio, fue mi amigo durante cuatro años y es una persona maravillosa, no merece que le mienta.

—¿Pero? —pregunta divertido —¿Tengo algo en la cara?

—No, no es eso—digo lo más rápido que puedo al notar que se lleva las manos al rostro —Es que, necesito contarte algo.

Liam se acomoda para mirarme más directamente y yo siento como los nervios me invaden.

—Te escucho.

—Voy a empezar desde el principio ¿vale? —asiente y yo continuo —Hace algunos años tuve un accidente automovilístico, no recuerdo como fue, no recuerdo con quien iba; y por muy extraño que sea, parece que olvide a dos personas que eran importantes para mí.

Le relato mi viaje a Ilmoor y las pesadillas recurrentes cada vez que cierro los ojos, me fijo en que mientras le cuento, la expresión en su rostro cambia de divertida a una que no reconozco, sinceramente no sé qué está pensando.

Gira la cabeza y termina de comer mientras me escucha atentamente, recoge los platos y los coloca en el lavavajillas.

Cuando termino de hablar se queda en silencio durante un largo rato, estoy muy nerviosa, quiero que lo entienda, quiero que me apoye cuando le cuente que necesito volver a Ilmoor. No puedo seguir viviendo mi vida como si no hubiera pasado nada y no puedo ignorar que mis padres me han mentido por ocho años.

—¿Y los encontraste? —pregunta por fin y dirige su mirada hacia la ventana detrás de mí.

—¿A quién?

—Tus amigos: James y Mel... —dice en voz baja sin mirarme aun.

Doy vueltas una y otra vez a lo que acabo de contarle, frunzo el ceño y lo miro detenidamente: no, no los dije, en ningún momento lo hice.

—¿Cómo sabes sus nombres? —mi mente no deja de dar vueltas y mis pensamientos van a mil por hora —¿Liam?

—Acabas de decírmelo Mer —responde mientras vuelve su mirada hacia mí y me mira inquieto.

—No te lo dije, estoy muy segura que no dije sus nombres.

Liam me observa fijamente durante unos segundos y veo como su expresión se tiñe de tristeza; pero aun así no dice nada.

—¿Ya lo sabias? —digo y mi voz se escucha rasposa. —¿Lo sabias? ¿Sabías todo esto y nunca me lo dijiste?

Continúa sin decir nada, pero sus ojos ya no me miran.

Me levanto del taburete lo más rápido que puedo, salgo de la casa y no me detengo en ningún momento, ni siquiera cuando Liam grita mi nombre detrás de mí. Acelero el paso poco a poco y siento como mi corazón martillea dentro de mi pecho.




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