Merly

CAPÍTULO XX

Son las siete de la noche y James sigue en mi casa, veo como se mueve por la cocina. Ha arreglado los cables de la luz y nuevamente tengo gas y agua en mi casa, hemos limpiado y lavado todo.

Me ha hablado de su empleo, le costó mucho levantar un negocio propio, pero con los pocos conocimientos que adquirió con su padre en la ferretería, pudo montar una aún más grande en Londres. Tiene a cuatro chicos a su cargo y él va a darse una vuelta siempre que lo amerite. 

—Tendremos que ir a la tienda para llenar esa nevera, ¿Cómo has logrado sobrevivir aquí en estos días? —pregunta cerrando los cajones donde están los platos.

—Estuve todos estos días en casa de Lake, llegué aquí anoche.

—¿Lake...? ¿No es la que empujo a Mel al lago? —dice incrédulo y yo me siento furiosa conmigo misma.

—Sí, ella... cómo te digo no recordaba nada y Lake se aprovechó de eso —digo excusándome.

—Me doy cuenta, estuviste dolida con ella por mucho tiempo.

Sonrío y James me mira divertido mientras se recuesta en la encimera, sé que está pensando lo mismo que yo.

—No me arrepiento de haberle cortado el cabello —digo y James suelta una carcajada.

—Mel se divirtió mucho cuando paso frente a nosotros en la cafetería —dice James con una pequeña sonrisa. —Que le tiñeras el pelo de azul fue lo mejor.

Yo me uno a su sonrisa y James me mira intensamente.

—Extrañe tu sonrisa —dice y yo me sonrojo. —Estás hermosa Mer, no has cambiado nada.

—Gracias James, yo también te extrañe... siempre supe que algo me faltaba, ahora lo entiendo, eras tú. —De repente recuerdo a Megan y me quedo en silencio.

—¿Qué pasa? —dice sentándose frente a mí, del otro lado de la mesa.

—Megan... —veo como le cambia el rostro enseguida y me toma de las manos.

—Es una gran mujer, ¿no te parece?, ha cambiado muchísimo Mer, ¿ya la viste? —dice y a mí se me cae el alma a los pies.

—Si, en la cafetería. —lucho porque las palabras salgan naturalmente. 

—Le encanta ser la dueña, aunque es muy mandona ¿sabes? —dice con una sonrisa en los labios. —Lizz siempre se está quejando de ella.

—Ya veo —digo tratando de zanjar el tema.

No quiero escuchar más.

—Nunca creí que se quedara con Miller, pensé que terminaría casándose con Nick o Fred ¿te acuerdas como la molestaban?

¿Se casó con Miller? ¿No fue con él?

Suspiro aliviada y James me mira con el ceño fruncido.

—¿Te pasa algo? —pregunta.

—No... —digo tratando de que no sé de cuenta de lo que había estado pensado —Y sí, recuerdo que ella se enfurecía cada vez que se le pegaban atrás. 

James sonríe ampliamente y se acerca un poco más a mí.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —digo insegura.

—Claro —responde inmediatamente.

—Hace unos días vi a un niño afuera, junto al jardín, me pareció que se parecía mucho a ti —digo tratando de averiguar un poco más.

—¿Conociste a Daniel? —pregunta dudoso.

—Sí, así lo llamo la chica que estaba con él.

—¿Lizz? —pregunta y yo lo miro sin saber que responder. —¿Una chica pelirroja? —dice al ver mi confusión.

—Sí, ella...

—Es hermana de Megan, cuida a Dani de vez en cuando.

—¿Y Daniel es? —pregunto indecisa.

—Ah, verdad... es el hijo de Mel, salió idéntico a su tío ¿cierto? —dice orgulloso. —Aunque me hubiera gustado que se pareciera más a su madre, en el físico quiero decir, deja que lo conozcas, en la forma de ser, es la misma Mel en persona. —dice y yo me fijo en que su expresión es totalmente fascinante cuando habla de él.

—Me encantaría conocerlo —digo al instante.

—Lo traeré mañana para que lo conozcas. —dice y se levanta de su puesto. —Vamos a comprar, necesitamos llenar esa cocina lo más pronto posible, no me has brindado nada desde que llegue, eres una pésima anfitriona.

—Ni siquiera te invite, viniste tú solito —digo y él se agarra el pecho como si estuviera herido.

—Me has partido el corazón —dice con una voz fingida.

Sonrió mientras me levanto y lo tomo de la mano, agarro la chaqueta que está encima del sofá y nos vamos a hacer las compras.

******

—¿James?...

—¿Mer? —James me mira divertido desde el otro lado del sofá.

Hemos llegado hace unas horas, y llevo reproduciendo una y otra vez en mi cabeza todo lo que ha pasado estos últimos años en su vida, todo lo que me ha contado, por lo que ha tenido que pasar, todo lo que me he perdido, pero hay algo que no termina de dar vueltas por mi cabeza...

—¿Dónde está Mel? —su nombre suena como un susurro en mis labios, pero sé que él me ha escuchado claramente.

Veo como aparta la mirada y por un segundo su mirada me aterra, pero inmediatamente su expresión cambia.

—No está en Ilmoor si es lo que quieres saber, se fue hace mucho tiempo.

—No entiendo, ¿estas criando tú a Daniel?

—Así es...

—Así que iba en serio eso de que terminaríamos criándole a sus hijos ¿no? —digo con una sonrisa.

—Eso parece. —no dice más nada, se levanta y se dirige a la cocina para llevar los vasos que aún estaban en la mesita de centro.

—¿Estás enojado con ella? —pregunto sin poder evitarlo.

—Claro que estoy enojado con ella Mer, se fue así sin más y me dejo todo el trabajo de criar un niño justo cuando yo debería haber estado en la universidad.

James se sienta a mi lado y no deja de mover los dedos de su mano contra la mesa.

—¿Te arrepientes? De criarlo quiero decir. —me mira un momento inseguro y luego contesta sin mirarme a los ojos.

—Sinceramente, él es lo único que me ha mantenido cuerdo todo este tiempo Mer, jamás me arrepentiría de haberlo criado.

—Entiendo. Lo siento, debería haber estado aquí para ti... para ambos. —mi voz se quiebra en la última palabra y James me mira con una sonrisa triste.




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