30 de abril del 2021
La fila en el supermercado avanza lentamente y yo estoy cada vez más ansiosa. Ayer cuando vine con James no compramos nada que se le pudiera dar a un niño como merienda, así que, al levantarme temprano esta mañana, -sí, me levanté temprano- decidí venir a comprarle algunas cosas.
Unas mujeres charlan delante de mí en voz baja:
—Lake dice que ella fue la culpable.
—Sabes que no puedes fiarte de lo que ella diga, además, ya quedo en el pasado.
Una de ellas se da la vuelta para llamar a su hijo que se encuentra revolviendo unas cajas de yogures detrás de mí, y me ve en ese mismo momento, sus ojos se abren de par en par y coloca la canasta que llevaba en sus manos encima de un estante vacío, busca entre sus bolsillos y se voltea nuevamente hacia donde está su compañera de chismorreo.
—Creo que olvide el dinero en casa, tendré que volver —dice y se va a buscar al niño.
Sale disparada por la puerta y cuando observo a la otra mujer me fijo en que me estaba mirando sorprendida; voltea inmediatamente y avanza un puesto más en la fila.
Estaban hablando de mí.
¿Será por el accidente?
Realmente no creo que sea por lo de ese día en el lago, ya que todos los que estuvimos allí vimos como Lake la empujo, Mel estaba de espadas.
Cuando llega mi turno y termino de pagar son las nueve de la mañana, James y Daniel deben estar a punto de llegar así que camino lo más rápido que puedo hacia casa.
Al llegar ambos están sentados en el pórtico y observan fijamente el jardín de mi madre, me detengo un instante para observarlos bien y es extraordinario, el parecido entre ellos es impresionante.
—Hola, amiga de Meg —dice el niño cuando se fija en mí y James nos observa a ambos alternadamente.
—¿Ya la conocías? —pregunta al niño y él asiente.
—Estaba afuera de la casa hace unos días, la vi hablando con Meg.
James se levanta y yo camino hacia ellos.
—¿Fuiste a nuestra casa? —pregunta intrigado. —¿Por qué no me lo habías dicho?
—Sí, es que... no es tan importante, solo quería saludar, pero no estabas. —lo veo dudar un instante y me señala mirando hacia Daniel.
—Dani, ella es Mer, ¿te acuerdas que te platique de ella? —El niño me mira asombrado y luego vuelve la mirada hacia él.
—¿Tú chica fantasma? —yo lo miro intrigada y James sonríe levemente, pero asiente.
—Nunca te he dicho que sea fantasma. —responde ladeando la cabeza.
—Pero nunca la había visto tío. —James le revuelve el cabello y él se aparta inmediatamente y se acerca a mí.
—Me llamo Daniel, tengo siete años. —dice extendiéndome la mano, así que se la tomo.
—Hola Daniel, yo soy Merly, pero puedes llamarme Mer.
—Mer... —Dani asiente y James me hace una seña para que abra la puerta.
Me dirijo hacia ella y ellos entran detrás de mí.
******
—¿Estás segura de que puedes cuidarlo hasta que yo vuelva? —me pregunta James nuevamente. Son las tres de la tarde y hemos estado solo pasando el rato —Lizz no tiene ningún problema en llevárselo a la cafetería.
—Claro que si James, no te preocupes, soy maestra, sé cómo se hace —digo segura de mí misma, realmente me duele un poquito que piense que no puedo cuidarlo o que no quiero, es hijo de Mel, por Dios, claro que lo cuidaría.
Él suspira y me mira con una sonrisa triste en sus labios.
—No es que no confié en ti para cuidarlo Mer, es que, en este momento tienes muchas cosas en la cabeza, deberías tener un poco más de tiempo para ti, para poder hallar esos recuerdos, sin que tengas un niño corriendo por ahí y te lo haga más difícil.
—Lo entiendo, pero quiero hacerlo —digo bajando las manos hacia mi regazo, nos encontramos sentados junto a la puerta del patio mientras observamos a Dani columpiarse en la llanta que colgamos en el árbol para él.
—Está bien, no diré nada más —accede y va hacia Daniel.
Se arrodilla frente a él, y me fijo en que charlan unos segundos mientras me miran, se levanta, no sin antes darle un abrazo y se acerca nuevamente hacia mí.
—Nos vemos más tarde. —asiento y me da un beso en la frente, bajo mi mirada por la sorpresa y él sonríe cariñosamente.
Camina hacia la puerta trasera y se pierde dentro de la casa. Debe ir a Londres a recibir una mercancía, así que tiene que marcharse antes de lo que habíamos planeado, igual pasar un rato con Daniel es como recordar viejos tiempo, es como si tuviera a un mini James para mi solita.
Me siento en la grama y recuesto mi espalda contra la pared. Daniel me observa detenidamente por unos segundos y luego sigue columpiándose, decido leer un rato así que enciendo mi celular y me dispongo a terminar de leer el libro que tenía pendiente.
—Mi tío dice que tú eres muy bonita. —está sentado a mi lado. Siento como me sonrojo y no puedo evitar sonreír tímidamente.
¿En qué momento llego hasta aquí?
—¿Y tú que crees? —pongo mis manos a ambos lados de mi rostro y parpadeo coquetamente.
—Creo que ya se está quedando ciego —toso descontroladamente por unos segundos y luego no puedo evitar reír a carcajadas. Sí que es igual a Mel.
Nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que él me señala el celular.
—¿Puedo leer por ti? —titubeo un momento —Leeré en voz alta.
Le entrego el celular y le muestro por donde voy, -menos mal es un thriller- empieza a leer y aunque no lee perfectamente bien, se le entiende cada palabra.
No puedo evitar mirarlo durante todo el tiempo que lee, tiene gestos de Mel, y hace pausas donde las haría ella, es como si la estuviera viendo a ella.
—Yo creo que ella es un poco extraña —dice después de un rato.
—¿Quién? ¿Lena? —pregunto incrédula.