Merly

CAPÍTULO XXXI

12 de Julio del 2021

MER

El camino hacia el cementerio se torna cada vez más silencioso a medida que nos acercamos, han pasado dos meses desde que estuve por primera vez aquí, y aun lo siento como si hubiera sido ayer, recuerdo la última vez que la vi antes de que pasara todo, sus carcajadas se escuchaban en todo el lugar mientras James trataba de atrapar una mariposa que ella le había pedido, termino golpeando un panal y la carrera que pego hasta la casa fue simplemente fenomenal, creo que fue la primera vez que veía a James correr, y Mel rio tanto que al final del día termino con dolor de estómago.

—¿Estás lista? —pregunta James deteniendo el auto y yo asiento.

Pero no lo estoy, nunca lo estaré.

Me he puesto el vestido azul de flores pequeñas que hizo Mel para mí cuando tenía cinco meses de embarazo, me queda un poco más corto y ajustado, el cinturón ya no me cerraba así que me compre uno nuevo de camino a Ilmoor, para combinarlo, estoy usando sus tacones preferidos, esos que nunca llego a ponerse para nuestro grado, pero que desfilo como una reina cuando cumplió los dieciocho años.

Salimos del auto en silencio y me enfoco en cruzar la puerta, James me sigue unos pasos por detrás.

Tú puedes Merly

Tú puedes

Mel te está esperando

James me alcanza y toma mi mano mientras me guía hacia la izquierda, agradezco que me sostenga porque siento como si me fuera a caer en cualquier momento, pero no lo hago, sigo firme mientras dejamos atrás filas y filas de tumbas, algunas tienen flores marchitas, otras están totalmente abandonadas y por último, podría contar con la palma de mis manos las que aún tienen rosas vivas en ellas.

—Es aquí —veo su nombre antes de que James me lo diga.

Melissa Siobhan Evans Walsh

Ag. 08, 1995 - Sept. 22, 2013

"Te recordaremos hasta el final de nuestras vidas,

aunque te hayamos dicho adiós."

Me duele el corazón y siento mi pecho apretarse, James me mira preocupado pero ni una sola lagrima sale de mis ojos, prometí que no lloraría, Mel estaría muy orgullosa de mi si me viera ahora, o tal vez no, tal vez estaría quitándose sus tacones para tirarlos sobre mi cabeza por simplemente estar aquí sin decir nada, así era ella.

Coloco sobre su tumba el ramo de Dalias que llevo en mis manos y me siento a un lado en el piso.

Mel, aquí estoy. ¿Esperaste mucho por mí? Lo siento, en verdad lo siento, lamento haberte hecho esperar tanto tiempo.

—¿Podrías dejarme un rato a solas? —James duda un momento, pero luego asiente y se aleja.

Acerco un poco más las Dalias a su nombre y toco lentamente el lugar donde su cuerpo descansa.

-Sé que no estás aquí Me, y que no me escuchas, pero quería decirte que te hecho muchísimo de menos, no te imaginas la de veces que me imagine volver a verte, jamás pensé que sería de esta manera, te recordare siempre mi querida hermana. Gracias por haber hecho parte de mi vida, aunque hubiera sido por poco tiempo.

******

—Hola —digo subiéndome al auto después de un rato.

—Hola... ¿estás bien? —James me observa fijamente y me da un suave apretón en el hombro.

—Estoy bien —le brindo una pequeña sonrisa y él suspira aliviado.

Enciende el auto y nos dirigimos a casa de sus padres, ha pasado muchísimo tiempo desde que estuve en esa cabaña, mis padres también vinieron, queríamos hacer algo un poco más familiar, así que se vinieron conmigo.

Cuando llegamos mis padres están tratando de encender una fogata, Arlene está sacando unas sillas de campo y Darren las acomoda minuciosamente alrededor.

No veo a Dani por ningún lado.

—¿Estás bien? —preguntan mis padres cuando llego a su lado y yo asiento.

¿Por qué todos preguntan eso?

Subo hasta mi habitación para cambiarme y allí esta Dani, durmiendo profundamente mientras abraza el libro que le traje de Arium.

Ahora tiene más libros que James y yo juntos, antes de irme le di los que le pertenecían a Mel y yo quede prácticamente con nada.

—Brindemos por la publicación de tu libro —susurra James junto a mi oído.

—Aún no es oficial James. —digo con una sonrisa.

—Mañana ya lo será.

—Esperemos hasta mañana para decírselos. —digo en voz baja cuando siento a mi madre detrás de mí.

—¿Decirnos qué? —mi madre me mira intrigada y de un momento a otro su mirada se dirige hacia mi barriga —No me digas que...

—Claro que no mamá. —la interrumpo antes de termine y creo que ya me he puesto roja de la vergüenza. —James, diles que no es cierto.

Él se ríe, pero no dice nada, Traidor.

—No es por nada hija, pero creo que ya va siendo hora de que nos regales un nieto.

—¡Mamá! —James sigue riéndose a mi lado sin decir ni una palabra. —Adiós, voy a hacerle compañía a Dani.

—Pero si está dormido Mer —se queja Arlene.

—Dormiré con él. —digo resuelta.

Me levanto de mi silla y me dirijo hacia la habitación, me acomodo a un lado de Dani y después de un rato me fijo en que ha despertado y me está mirando sospechosamente.

—¿Qué haces aquí?

Él siempre tan franco.

—Vine a acompañarte.

—Mentirosa —entrecierra los ojos y me mira por unos segundos más.

—Sí, ya, ya me voy, puedes seguir leyendo.

—Gracias —dice alegremente mientras se acomoda a un lado y me empuja un poco para que me baje de la cama.

Veo a James reír cuando bajo y me siento a su lado.

—Sabía que no tardarías. —sonríe aún más y yo lo miro enfurruñada.




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