Mermaid

26- Vida nueva

Caminé por los pasillos, de nuevo todos los chicos me golpeaban con sus hombros justo en la cara por el estrecho espacio donde me dejaban paso. Las clases habían retornado, al igual que mi vida cotidiana. Casi. Estos últimos dos meses he estado más retraída que nada, Sara, Amelia, Luna, Bryan y Dave se salieron de la escuela. Ya no había motivo por el cual ir si yo no corría peligro. Ya no había peligro. Pero aun así siguen viviendo en España.

Por el contrario, Steven y Stwart si, ya que Steven tiene una mentira que mantener si quiere seguir viviendo en una casa, con su actual ama. Y Stwart dijo que ya era hora de graduarse después de 20 años yendo a la universidad mientras buscaba a Luna pensando que tal vez vivía una vida de chica normal. Giré a la derecha en la próxima clase, todos ya estaban sentados, no todos los bancos estaban ocupados y eso demostraba que 5 alumnos faltaban. Mis 5 amigos. Después de lo que pasó con Amelia, Dewey no volvió a clases. Y eso me alegró no quería que hubiera más problemas a casa de él.

El asiento que usualmente ocupo estaba libre, de costumbre, todos ya sabían que ese era mi sitio. La chica de cabello negro y ojos azules se me acercó y se sentó junto a mí.

— ¿A qué no adivinas? — dijo con alegría.

— Cuenta — dije fingiendo una sonrisa.

— Anoche, saqué el polen de las flores de mi cuarto — comenzó a explicar — y después de algunos movimientos, tenía miel, natural, hecha, por mí.

¿Me alegraba? Claro que lo hacía, ella era mi mejor amiga. Pero la nostalgia llegaba cada vez que me hablaba de sus poderes. No debía ponerme melancólica, pero eso ya era parte de mí. No es la peor pérdida del mundo, pero cualquier pérdida duele.

— Recuerda que eres una ninfa de nivel 30, eso no es la gran cosa — ella me mostró una sonrisa sincera.

— Gracias — junté el entrecejo ante la palabra — por querer protegerme.

— Soy tu amiga — tomé su mano — se supone que eso hago.

Ella sonrió y se giró para tener la mirada al frente. Justo cuando yo lo hice Sofi entró por la puerta. Llevaba una falda negra pegada a las piernas, una blusa roja holgada de la parte de enfrente, un saco negro la cubría hasta su ante brazo. Su cabello lacio iba suelto con la perfecta distribución de cabello en su espalda y sobre sus hombros. En sus pies llevaba unas zapatillas de tacón bajo que terminaban en punta. Y en sus piernas unas medias color piel.

Parecía que ese atuendo lo había elegido un día antes para verse presentable el primer día de clases del año.

— Bienvenidos alumnos — dijo con una gran sonrisa dejando unos documentos en una carpeta amarilla sobre el escritorio.

* * *

La campana del fin de clases sonó, ya era hora de ir a casa y con suerte conseguiría que Dylan me llevase a casa, sino es que se le ocurría ir a la casa de su hermano. Los pasillos ya no estaban tan atiborrados de gente, así que decidí disminuir el paso. Del salón de Historia pude ver a Sofi de espaldas cerrando la puerta y guardando las llaves en su bolsa color piel. Me acerqué veloz hasta que llegué junto a ella.

— Hola — dije energética.

— Hola Adriana — me saludó metiendo su celular a la bolsa interna de sus saco.

— ¿Planes para la noche? — ella frenó en seco e hizo que chocara con su espalda.

— Amm... — su mirada se posicionó en todas partes menos en mis ojos — algo así.

— ¿Stefan? — dije curiosa.

— Algo así — esta vez fui yo la que frenó en seco ante su respuesta.

— ¿Cómo que algo así? — ella alzó los hombros aun con el paso lento que llevábamos. Decidí seguir caminando hasta igualarle el paso — vamos dime que pasa.

Suspiró y dejó caer el bolso junto con su brazo y giró en mi dirección.

— Estoy dispuesta a besar sapos para encontrar mi príncipe — Yo sonreí ante sus palabras — solo que este sapo me pone muy nerviosa.

— Tal vez sea el correcto — dije despreocupada alzando los hombros — no hay muchos hombres que puedan poner nerviosa a una mujer hasta el punto de hacerla torpe.

Sofi abrió la boca indignada.

— Él no me está volviendo torpe — espetó molesta.

— Hoy en clase estábamos hablando de la monarquía y de repente estabas hablando de los pastelillos de mostaza, mientras dibujabas uno en la pizarra - ella suspiró vencida.

— Tal vez tienes razón — contestó en voz baja — pero, tengo miedo de que me vuelvan a caer lo mismo. Ya sabes, traicionarme.

— Él lo hizo con buenas intenciones, aunque no fuera lo correcto — ella dio un suspiro

— Como sea. No quiero hablar de Scott ahora — dijo antes de caminar más rápido hasta salir por la puerta principal.

Ella me dejó parada en la puerta principal del colegio. Subió a su auto lo encendió y yendo de reversa mientras me decía adiós.

Scott.

Como mi padre. Tal vez solo era una coincidencia, hay muchas personas con ese nombre en el mundo. Pude ver en una esquina del estacionamiento a Dylan recargado en el auto gris del cual sostenía sus llaves. Caminé con una gran sonrisa hacia él.



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En el texto hay: lucha de poderes, amor, magia

Editado: 16.02.2018

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