Mes de agosto 2024, la unidad es la verdadera perfección

La unidad es la verdadera perfección

Si el diablo pudo estropear la creación de Dios, si pudo corromper el corazón humano y si pudo provocar la ira de Dios ¿Por qué debería decirse que Dios es perfecto? En todo vemos imperfección.

Muchos nos hacemos esta pregunta o porqué si Dios ama a los hombres, por qué el mundo está lleno de dolor, hay miseria y sufrimiento; robos y asesinatos todos los días. La maldad está en todos lados por todos los rincones del planeta.

Dios no es perfecto porque desde que el diablo inseminó su semilla del mal en la creación a través del hombre. He allí que la idea de imperfección se basa bajo la perspectiva del bien y en el mal. Incluso podemos conocer y juzgar a otros hombres iguales a nosotros, hasta llegar al atrevimiento de juzgar, con este conocimiento, a Dios.

En el principio cuando el hombre fue a comer del fruto prohibido, nuestros ojos se abrieron y pudimos ser como Dios, esta no era la forma de percibir el bien y el mal. El hombre nunca debió percibir el bien y el mal, por lo que estando este conocimiento en nosotros, los hombres le quitamos este privilegio que debería estar solo en Dios

No debíamos ser como Dios, sino que, el hombre debía ser a imagen y semejanza de Dios. Son términos distintos que lo desarrollaremos.

He aquí dos pasajes bíblicos del génesis.

«Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis. Pero Dios sabe que el día que comáis de él serán abiertos vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y el mal.»

«Entonces el Señor Dios dijo: He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; cuidado ahora no vaya a extender su mano y tomar también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre.»

Verán que la astuta serpiente no mintió al decir que se le abriría los ojos al hombre y a la mujer, mintió al decir que no morirían, al decir aquella mentira pudo tentar a la mujer para perder el miedo a morir y olvidar la palabra que salen de los labios de Dios.

El temor a Dios es un don, un regalo, una virtud que encumbra a quien lo tiene. Entonces, con esto pudo dar paso a la tentación, se acercó para ver aquel fruto del árbol; lo percibió apetecible lleno de sabiduría y lo comió.

En todo, el diablo, tuvo un propósito encubierto y tenebroso. Al corromper sus designios a través de los hombres pecó contra el Espíritu Santo, lo hace siempre en todo momento y sabe que por eso recibió la condena de ser echado del cielo.

En Dios la perfección no pasa por algo como eso y en los hombres tampoco debía pasar por algo parecido a todo esto. Y mucho de esto que vemos y percibimos en nuestros días por el conocimiento del bien y del mal hace que nos atribuyamos el privilegio de juzgar; se ha dado desde que perdimos el temor a su voluntad y a sus palabras.

El juicio viene con Dios, nosotros no debemos hacerlo contra nada, ni contra nadie.

En el segundo pasaje de la biblia escrito arriba, el hombre al salirse de la voluntad de Dios menciona ser ahora como Dios; pero Dios es tres veces santo. Se menciona “He aquí, el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; cuidado…”

Si revisamos son más de una persona tomando una decisión, haciendo un juicio basado en la verdad, verdad que solo permanece en Él que lo conoce todo.

Viendo que se ha corrompido el comportamiento del hombre. El juicio de Dios está en ellos para que el hombre vuelva a la condición original. Para que recomponga su postura de no ser como Dios sino de ser a imagen y semejanza de Él; es necesario apartarlo del fruto del árbol de la vida.

Entonces ellos fuera del paraíso, echados de allí por el pecado que ahora está en ellos, deben de continuar pues nunca se detiene los mandatos o los propósitos de Dios, el hombre ahora cargando sobre sus hombros la condición de pecado que mora en ellos.

Y ¿Por qué no se detuvo el plan de Dios? ¿Qué hace que los hombres ahora puedan conseguirlo bajo la ahora naturaleza pecaminosa? Porque El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nunca se hicieron a un lado, nunca hubo atisbo de desunión, ni de separación, ni de culpa, nunca le retiraron su atención y cuidado. Incluso se hicieron más perfectos para que el hombre lo lograra.

«Tres veces le he pedido a Dios que me quite este sufrimiento, y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.»

Pareciera ser una contradicción y es que no hay contradicción al ser Dios tres veces Santo, tres personas en un solo Dios. La comunión de ellos tres nunca dejó de existir, siempre son uno hay una intimidad perfecta, nunca se verán el uno soslayando la autoridad del otro.

«Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿por qué me pides que les deje ver al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?»

Pero ahora con el pecado que habita en el mundo debemos volver nuestra mirada a Dios, percibirlo actuando en busca de entregarnos el consuelo de haber caído por el camino incorrecto.



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En el texto hay: inspirador, crecimiento, alentador

Editado: 04.09.2024

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