Ron Weasley caminaba de un lado al otro en la sala de su apartamento, con el rostro rojo como un tomate hervido. Su lechuza, aún en la repisa, lo miraba con ojos resignados, como si ya supiera que no habría paz esa tarde.
—¡GINNY! —rugió, abriendo la puerta del baño con fuerza—. ¡¿SABÍAS QUE MAYME LOGAN ESTÁ VIVIENDO EN CASA DE HARRY!?
Ginny salió con una toalla en la cabeza, apenas con una ceja alzada.
—Sí, Ron. Ya lo sé.
Él parpadeó, como si le hubieran quitado el aire del pecho.
—¿¡QUÉ!? ¡¿CÓMO QUE YA LO SABES!?
—¡Porque ME LO DIJO HERMIONE! —gritó Ginny, tirando la toalla al sofá con rabia—. ¡Porque esa mujer apareció en su casa como si nada, preguntando por una ventana y actuando como si no hubiera roto a medio Hogwarts con sus desplantes!
Ron se quedó paralizado unos segundos.
—¿Y tú por qué no me lo dijiste?
—¿Y tú por qué siempre te enteras de todo cuando ya pasó? —replicó Ginny con los brazos cruzados—. ¡Esto fue ayer! ¡Ayer, Ron! ¿Dónde estabas tú? ¿Jugando ajedrez mágico con Neville?
—¡ESTABA TRABAJANDO! —bramó él, ahora ya rojo de verdad—. ¿Y por qué está viviendo en casa de Harry? ¿QUÉ TIPO DE…?
Ginny lo interrumpió levantando una mano.
—No empieces. ¡No digas nada que me haga arrepentirme de haberte dejado entrar a mi apartamento hoy! ¡Porque si te lanzas con ese discurso de “hay que proteger a Harry de mujeres peligrosas”, te juro que te convierto en sapo y lo dejo así!
—¡PERO ES MAYME LOGAN! —explotó Ron, como si eso fuera suficiente para justificar todo.
Ginny se acercó y le clavó la mirada.
—Lo sé. Lo sé, Ron. —dijo, bajando el tono, pero sin perder el filo—. ¿Crees que no me duele verla cerca de mi mejor amigo? ¿Crees que no se me revuelven las entrañas cada vez que escucho su nombre?
Ron bajó la mirada, murmurando:
—Es que… yo la quise. Aunque fuera por un rato. Aunque ella me haya humillado delante de todo el colegio.
Ginny suspiró y lo abrazó, un gesto breve pero sincero.
—Y yo te defendí. A gritos. A golpes. Incluso le lancé un maleficio de cejas locas, ¿te acuerdas?
Ron soltó una risita baja.
—Sí… te suspendieron un día por eso.
—Valió la pena. —Ginny se separó—. Pero ahora las cosas son distintas. Mayme está en Valle Mestizo. Draco la mandó. Hermione la aceptó. Harry… bueno, Harry ya está hablando con ella como si no la odiara. Y eso, Ron… eso me da miedo.
Ron la miró, con una mezcla de confusión y sobreprotección de hermano mayor.
—¿Miedo de qué?
Ginny tragó saliva.
—De que Harry se enamore de ella.