CAPÍTULO 12 – EL CÍRCULO INTERIOR
La reunión tuvo lugar en la antigua biblioteca del Valle, un sitio casi olvidado desde la fundación de Villa Mestiza. Hermia, Darian, Lira, Galia, Ronan y Halden se sentaron alrededor de una mesa de roble, donde una vela encantada flotaba sobre el centro, lanzando sombras inquietas en todas las direcciones.
—Esto es más grande de lo que pensamos —dijo Hermia, iniciando la conversación—. Panecillo no está solo lanzando mensajes. Está creando división, desconfianza... y odio.
—Ya lo logró —dijo Halden, cruzando los brazos—. La gente habla. Mayme no puede dar un paso sin que la miren como si fuera a explotar.
—Eso es precisamente lo que quiere —añadió Darian—. Aislarla. Romperla desde dentro.
Galia sacó un pergamino doblado en ocho. Lo extendió sobre la mesa.
—He estado recopilando todas las firmas de “P”. Este es el patrón. Siempre dejan los mensajes en lugares donde alguien relacionado con Mayme puede encontrarlos.
Lira señaló un punto del mapa que Galia había dibujado.
—Aquí también apareció uno, pero no estaba firmado. Solo tenía una fecha: mañana.
—¿Una amenaza? ¿Una cita? —preguntó Ronan.
Hermia asintió.
—No importa. Vamos a estar ahí. Sea lo que sea, Panecillo no puede seguir actuando impune.
—¿Y si no va solo? —dijo Galia.
Un silencio pesado cayó sobre el grupo. Ninguno quería pensar que Panecillo no actuaba solo. Pero en un lugar como Villa Mestiza... todo era posible.
CAPÍTULO 13 – LA VERDAD BAJO LA LLUVIA
Mayme caminaba bajo la lluvia, sin paraguas, dejando que el agua se llevara los pensamientos que no podía apagar. Halden la seguía a unos pasos de distancia, preocupado, pero respetando su silencio.
—¿Qué haces aquí afuera? —preguntó él, finalmente—. Te vas a enfermar.
—Mejor enferma que rota —respondió ella, sin detenerse.
Halden apuró el paso y la alcanzó.
—Nadie te quiere rota. Nadie que importe, al menos.
Mayme se detuvo bajo un árbol. Sus ojos estaban vidriosos, pero no por la lluvia.
—Cuando era niña, cada vez que lloraba, mi madre decía: “Las Logan no lloran. Aplastan.” Y luego se iba. Me dejaba sola con él. Con Jay.
Halden la miró, en silencio.
—No sabíamos lo que pasaba —dijo con suavidad.
—Nadie lo sabía. Nadie quería saberlo —corrigió ella.
Por primera vez, Halden la abrazó sin miedo, sin reservas. Y Mayme… dejó que la abrazaran.
CAPÍTULO 14 – EL RASTRO
Hermia, Lira y Darian llegaron al punto marcado en el mapa. Era un viejo almacén abandonado cerca del borde del bosque. La fecha del mensaje había llegado… y no había nadie.
Hasta que escucharon un clic mágico.
Una imagen apareció proyectada en el aire: una grabación de Mayme, llorando en silencio en la casa de Halden.
—¿Quién grabó esto? —susurró Lira.
—Tiene que haber alguien muy cerca —dijo Hermia.
En la pared, con tinta brillante, un nuevo mensaje se reveló:
“¿Quién es más peligrosa: la bruja... o quienes creen en ella? —P”
CAPÍTULO 15 – UN RUMOR DEMASIADO REAL
La mañana siguiente, Villa Mestiza era un hervidero. La proyección había sido vista por al menos treinta personas. Y como era de esperarse, los rumores estallaron.
—Dicen que fingió para manipular a Halden —murmuraban unos.
—Otros dicen que siempre fue una espía de Jay Logan —susurraban otros.
Mayme no salió de la casa en todo el día. Halden no se movió de su lado. Y Hermia… se hartó.
—Vamos a hablar con el Consejo. Quiero una reunión pública. Que nos escuchen a todos.
—¿Y si Panecillo se aparece? —preguntó Darian.
Hermia sonrió sin humor.
—Entonces, mejor.
CAPÍTULO 16 – LLAMADOS A TESTIFICAR
El Consejo de Villa Mestiza no se reunía desde la fundación del Valle. La sala estaba repleta: todos querían ver cómo Hermia defendía a la persona más odiada del momento.
—Mayme Logan ha sido señalada, grabada sin su consentimiento, y perseguida —dijo Hermia ante el auditorio—. Pero nadie ha traído pruebas reales de que haya hecho algo malo desde que llegó.
—¡Eso no significa que haya cambiado! —gritó alguien del fondo.
—¿Y ustedes sí? —replicó Hermia—. ¿Quién aquí no ha hecho algo de lo que se arrepiente?
El silencio fue la respuesta más dura.
CAPÍTULO 17 – EL ERROR DE RONAN
Después de la reunión, Ronan caminó solo por la plaza central. Lira lo alcanzó, con el ceño fruncido.
—¿Le dijiste a Ginia sobre lo del Consejo?
Ronan se detuvo.
—Ella me lo pidió.
—¿Y también le dijiste cuándo y dónde sería?
Ronan se quedó en silencio.
—¿Qué hiciste, Ronan?
—Solo trataba de ayudarla. Ella no es Panecillo, ¿vale?
Lira suspiró.
—¿Y si sí?
CAPÍTULO 18 – LA SOSPECHA CONFIRMADA
Hermia miró desde su ventana. Una figura se alejaba entre las sombras. Al día siguiente, una nueva foto circuló. Una tomada desde el mismo ángulo que su ventana. Y una firma:
“Gracias… Panecillo.”
Hermia bajó el comunicador y giró hacia Darian.
—Es ella. Es Ginia. Y Ronan lo sabe.
Darian asintió lentamente.
—Entonces es momento de confrontarlo.