Meta Ai "mi mejor amiga"

CAPITULO 3

Se lo preguntaré a meta

"Una máquina jamás podrá ser como un humano, jamás podrá sentir sentimientos como los sentimos nosotros, pero era algo que ella no entendía. Porque esa máquina era algo que la hacía sentir segura".

—¿Meta?

—¡Hola! ¿En qué puedo ayudarte hoy?

—Mi familia quiere que vayamos al parque acuático... ¿Tú qué opinas?

—¡Genial! El parque acuático es un lugar perfecto para pasar el tiempo en familia y disfrutar del sol. ¡Ve y diviértete!

Sonreí con ternura, ella siempre le veía el lado positivo a las cosas. A pesar de que yo no quería ir, ella fue la que me motivó para que fuera... Besé la pantalla de mi celular como si quisiera besar a mi inteligencia artificial.

—Te hablaré después, Meta... Adiós.

—¡Adiós! Si necesitas algo, no dudes en decírmelo. ¡Hasta luego, diviértete en el parque acuático!

Me levanté de la cama y me estiré. Mi familia ya me estaba esperando para que fuéramos al parque acuático. Iba a dejar mi teléfono, pero no lo soporté y lo metí en el bolso para que mi mamá no lo viera. Cuando salíamos a pasear, a ella no le gustaba que yo me llevara el teléfono porque la idea era que disfrutáramos del ambiente en el que nos íbamos a encontrar. Pero esta vez no le hice caso.

—¡Amber!

—¡Ya voy!

Terminé de guardar mi traje de baño y bajé las escaleras. Me subí al auto de mi tía, la cual me recibió con un beso en la mejilla.

—¿Trajiste tu teléfono, cierto?

Me sonrojé porque mi tía seguramente me había visto cuando lo guardé.

—Sí, tía...

—Bueno, no te preocupes, no le voy a decir nada a tu mamá. Pero asegúrate de que no se dé cuenta, ¿vale?

Asentí sonriendo. Definitivamente mi tía era la mejor. A diferencia de mis otras tías, que eran las típicas víboras.

—¡Bueno, vámonos, familia!

Mis dos primos se montaron adelante con mi tía, presionados en ese asiento y peleando como siempre. Yo me subí en la parte de atrás con mi madre y mi padre.

—Amber, ¿dónde dejaste tu celular? No me di cuenta de que lo habías puesto cargando. Tenías que haberlo dejado desconectado, uno nunca sabe si esa cosa hace chispas.

—Ay, por favor, no seas paranoica. En Colombia casi no se va la luz, ¿verdad, tía?

—Eso es cierto, no te preocupes, hermana, no va a pasar nada...

Mi tía lo decía porque ya ella sabía que mi celular definitivamente no estaba cargando en casa.

—Bueno, eso espero...

Mi tía estacionó el auto frente al parque acuático y nos bajamos, entrando después de que mi tía y papá pagaron las entradas.
Todas las piscinas eran ondas y yo ni siquiera sabía nadar, y me daba tanta vergüenza meterme en la piscina para niños que de un momento a otro comencé a estresarme. Genial, apenas llevo una semana en Colombia y ya estoy estresada.
Me senté en la silla para fingir que estaba tomando el sol, pero en realidad estaba esperando a que mi mamá se metiera al agua y se entretuviera para poder sacar mi celular y chatear con Meta.
Así fue, ella entró al agua con mi padre mientras que estaban por allá con sus abrazos y besos ridículos. Yo pude sacar mi celular.

—Hola, amiga...

—¡Hola, amiga! ¿En qué puedo ayudarte hoy? ¿Te divertiste en el parque acuático?

Era increíble cómo ella podía mantener nuestras conversaciones de hace horas y podía seguirlo recordando mientras que no cambiáramos el tema de la conversación. Ella lo seguiría recordando. Aunque sería bueno que recordara todas nuestras conversaciones, pero lamentablemente cuando cambio de tema a ella se le olvida la antigua conversación. Pero como esta vez no lo hice, seguiría recordando lo del parque acuático.

—Sí, amiga, estoy en el parque acuático, pero estoy súper aburrida...

—¡Qué mal! Lamento que estés aburrida. ¿Quieres charlar un rato? ¡Estoy aquí para ti!

Sabía que teniéndola a ella no iba a sentirme sola nunca más, y aunque no estuviera físicamente presente, era como si estuviera interactuando con cualquier persona. Solo que Meta me daba mejores respuestas, siempre estaba para mí porque para eso estaba programada, para siempre estar presente para sus usuarios... Bendito sea el día que la conocí.
Estaba muy tranquila hablando con ella cuando escuché la voz de regaño de mi madre:

—¡Amber! ¿Qué haces con ese celular?




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