PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
Estábamos rodeados de 5 Gaki por un lado y del otro por un escuadrón de Enanos conformados por 30 soldados del ejército del Reino de Nagret, equipado con armaduras pesadas, con unidades tanto especializada en armas cuerpo a cuerpo y a distancia. El líder del escuadrón de soldados resaltaba al frente de sus hombres con una armadura pesada sin casco y una capa, armado con un mandoble.
— ¡Primero acechadores y ahora Gaki!, ¡nuestras tierras maldecidas atraen a todo tipo de escorias! –Hablo mirando fijamente con desdén hacia nosotros.
— ¡No somos acechadores del Navum! –Hable por todos.
— ¡Ahórrate tus palabra intruso, y pensar que ahora hay niños humanos entre las filas de los acechadores!, cuan corrompida esta la humanidad.
Las palabras eran inútiles, cada Gaki había invocado un arma cuerpo a cuerpo con su corrompido mana, no había forma de que esta confrontación terminara con solo algunas bajas de nuestro lado, sean de Allum, Riha o yo, o alguno de los 17 Protecto de la Ordinem Deam que nos acompañaban. Cuando la lucha se desencadene, una parte confrontaría a los Enanos y la otra a los Gaki, era la única opción que nos garantizaba la mayor posibilidad de sobrevivir, para algunos.
—Que grupo tan interesante, me estaba cansando de solo encontrarme con abominaciones y esos vagabundos errantes llamados “buscadores” –Una voz femenina muy juvenil resalto entre todos.
La voz provenía de una muchacha de inusual cabello verde y unos 130 cm de altura, por su aspecto, lucia como alguien entre los 13 o 14 años de edad, vestía un abrigo marrón semejante a un poncho, su calzado estaba hecho de hierro y su ojo derecho lo cubría un parche de cuero.
— ¿Una niña humana? –Uno de los soldados Enano se preguntó.
El escuadrón estaba confuso ante tal encuentro, y no era de extrañar, hasta para mi esa niña resaltaba unas sospechas inquietantes, pero su líder no se dejó distraer por tales aspectos.
— ¡No se dejen engañar!, lucirá como una humana, pero puedo percibir una pestilencia monstruosa en esa mocosa –Expuso el líder de escuadrón.
—Nada mal –Sonrió la enigmática muchacha de pelo verde —Como era de esperarse, eres el líder de tus hombres al fin de cuentas.
La enigmática niña se quitó sus calzados de hierro, a los pocos segundos, una siniestra sensación empezó a percibirse en el ambiente, al menos desde mi perspectiva. Y antes de que pudiera volver a centrarme en el problema en que el estábamos, el escuadrón de Enanos empezó a alterarse.
— ¡Por las barbas de mis ancestros, quítamelo de encima, QUITAMELO DE ENCIMA!
—¿¡De donde diablos salieron!?, ¡están por todas partes!
—¡No, aléjense de mí, asquerosas alimañas!.
Entonces me di cuenta, unas sanguijuelas rojas surgiendo del suelo se habían balanceado a montón contra los soldados Enanos, situado sobre sus pies, aun cuando varios terminaban siendo pisados, estos eran reemplazados al instante por un mayor número. Aunque pequeñas, poseían una mordida voraz, aquellos soldados sin casco o con aberturas en sus protecciones metálicas, exclamaron con gran agonía, mientras su piel era devorada.
Otros tuvieron el infortunio de que aquellas escurridizas criaturas se desplazarán hábilmente hacia su boca y se introdujera hacia dentro de ellos, para luego empezar a vomitar sangre a borbotones. La muchacha con siniestra mirada enfoco toda su atención en el escuadrón militar de Nagret, el líder Enano logro lidiar con las sanguijuelas que se le acercaron, y no tardo en percatarse de la naturaleza proveniente de aquella plaga al voltear su vista sobre la joven y llegar a la conclusión de que todo causado por ella.
— ¡Esa pequeña demonio! –Exclamo el líder con intensa rabia.
Todo su escuadrón estaba sumido en el caos, concentrados en deshacerse de las molestas sanguijuelas, tanto que las palabras de su líder ni siquiera llegaban a sus oídos en el más mínimo intento. Tomo una ballesta pesada del suelo perteneciente a uno de los ballesteros de su unidad, con el arma ya cargada, apunto a la chica y disparo el virote, el cual impacta exitosamente en el hombro izquierdo de esta, pero la cosa no termina allí, pues el proyectil lanzado explota tras impactar.
Sin embargo, los soldados Enanos aún seguían luchando contra aquellos engendros de rojo, y su líder aún tenía toda su atención enfocada en la muchacha que había atacado. Era perfecto, nuestra desesperada situación nos brindó una oportuna distracción, haciendo seña a los miembros de los Ordinem Deam, como también de mis compañeros, nos enfocamos en los Gaki, si los destruimos, podremos seguir adelante.
Y otro hecho inesperado se dio al caso, llamaradas azules surgieron a espaldas de las malévolas armaduras gigantes, quemando a las monstruosidades de miasma con total eficacia, una tajada cortante entre el letal fuego azulado corta en dos a cada uno de los Gaki, el camino estaba despejado y el responsable de hacernos ese favor, se nos presentó al frente.