PERSPECTIVA: Tercera Persona
Una serpiente de escamosa piel verde oscura, con llamativos anillos morados, y unos cuatro pequeños cuernos sobre su cabeza, capto la curiosidad de Niels. El joven esper no sintió temor por el reptilico ser, al contrario, se cautivó con su exótica apariencia.
El animal no parecía temer al humano, este empezó a acercarse a él, hasta estar a una considerable distancia suya, Niels extendió su mano derecho con intención de tocar la cabeza de la criatura. En respuesta a ello, el animal responde enredándose suavemente sobre su palma y haciéndole cosquilla en la piel con su lengua.
—Eres muy amistosa, ¿verdad? –Pregunto el esper reluciendo una cómoda sonrisa.
Aquella estresante frustración se disipa de su interior, al chocar su mirada con la del serpentín ser, la criatura no exhibía hostilidad alguna contra el joven, sino que también mostraba interés en su persona y una inevitable relación se forjaría entre los dos.
La noche aproximándose, Niels se despidió de momento de su reciente amistad, prometiendo volverse a encontrar en el mismo lugar, al día siguiente. Llego a casa todo emocionado, solo para ser recibido en ese sucio departamento por una bofetada, su agresor era un obeso hombre pelón de una ensuciada camisa blanca y un maloliente pantalón largo azul.
—Ya casi se acerca el día en que nos cobren la renta de este mes, y tú tienes el descaro de ir por ahí feliz sin preocuparte de que nos echen a la calle –Le regaño el hombre.
Aquel sentir de emoción se desvanece de su rostro al encontrarse con aquella hostil figura, su padre, el hombre responsable de su crianza, exigía parte del dinero que el muchacho cobraba en su trabajo.
—Después de que la zorra de tu madre me abandonara y me robara además una gran suma de dinero, es el colmo que te permita vivir conmigo –Su padre expreso con sumo desdén sus quejas a su propia progenie —Te recuerdo que como mínimo contribuirás para mantener tu lugar en esta casa y acataras mis órdenes sin contradecirme, ¿o prefieres dormir en el frio piso de un callejón?.
—No señor, iré por el dinero –Con sumisa obediencia el hijo contesta.
Su padre alguna vez fue un destacado banquero, uno de notable fortuna, por supuesto sus métodos eran de dudosa moralidad, se sentía como el rey en su trabajo. Pero alguien mucho más corrompido y vil que él, termino destruyendo su reputación y exponiendo sus actos al público, ¿qué ocurrió después entonces?, una hecatombe de desastre uno tras otro.
La alguna vez acaudalada familia Becquerel, perdió sus grandes propiedades, las acumuladas riquezas y los costosos bienes materiales, obligándose a pasar a vivir de una elegante mansión a un pobre departamento. Su padre evidentemente perdió su empleo, gracias a ciertos arreglos no fue llevado a la cárcel, pero nunca jamás volvería a trabajar en algún otro banco ya fuera de su propio país o de otra nación.
Pero el hombre con cautela había previsto un resultado así, y con los años fue haciendo en secreto con una pequeña cantidad de dinero que tomaba a escondidas de sus superiores, y ellos nunca se percataron. Millones de dólares obtenidos en un maletín bien escondido, para ser utilizados en caso de la desgracia callera sobre él, la cantidad era la suficiente para subsistir por décadas aun si lo derrochaban en un estilo de vida muy lujoso.
Las cosas parecían ir a mejor, hasta que un día, la madre de Niels desaparece y aquel maletín también lo hace a la vez, no era difícil interpretar lo ocurrido. Su propia madre se hizo con la fortuna, y abandono tanto a su propio esposo como su hijo, no tuvo la menor vacilación, pues se había esfumado en solo una noche sin hacer el más mínimo ruido.
El padre había retirado una pequeña cantidad del contenido del maletín antes de que su traicionera mujer se lo llevara, pero tal cantidad solo duraría unos pocos años. Hasta entonces antes de que esa pequeña fortuna se acabe, lo lógico sería reducir los gastos innecesarios, buscar un empleo rentable y conseguir un balance económico seguro.
Pero aquel hombre era todo lo contrario a alguien responsable, el robo de ese maletín lo llevo a caer a una depresión e ira, pasando sus días, semanas y meses como un vago desempleado, pegado frente a la televisión, bebiendo grandes cantidades de alcohol e ingiriendo mayormente comida rápida. Desquitando su frustración y rencor de manera violenta contra su único hijo, a quien a duras penas alimentaba.
Niels tenía 7 años cuando la ruina llego a su familia, con su madre abandonándole a su suerte con un borracho y cruel padre, padeciendo sus agresiones a diario ya sea por su estado de ebriedad o arrancones de ira.
El pequeño esper conseguía alimentarse gracias a un comedor social a solo unas calles de donde vivía, cientos acudían a este establecimiento solidario, hasta su inminente cierre. Para entonces ya con 13 años, mientras asistía a la escuela, tuvo que buscar medios de hacerse con algo de dinero propio y con ello darse el lujo de conseguir su propia comida, sin necesidad de acudir al robo o alguna otra criminalidad.