PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
Una flecha asesta en mi hombro izquierdo, el asombro, la ira y el rencor hizo eco en mi mente.
—¡¡INFELIZ MALNACIDO!! –Exclamo Riha hacia el arquero responsable de tal agresión.
¡BANG!¡BANG!¡BANG!¡BANG!
Disparos son efectuados entre los dos, a pesar de saber que era un desperdicio de munición, no podía contener tal iracunda emoción contra el responsable de esta flecha. El arquero es baleado sin piedad, ya sea en el torso, brazos, piernas e incluso su cabeza, fue acribillado con su última palabra pronunciada de su boca, “Taqwakee”.
Los demás guardias arqueros y magos de báculos para su estupefacción, observan como su fallecido compañero yace en el suelo con numerosas heridas producto de nuestras herramientas. Al cabo de unos segundos, nos apuntan mostrando hostilidad en sus expresiones fáciles, pero sus manos temblaban, el temor no era por nosotros, sino por el poder que tenía nuestras armas de fuego.
Amira estaba totalmente perdida en su herida semihumana Namida, quien estaba siendo asistida por dos magos con artes curativas, ignorando la posible masacre que estaba por producirse. Mi dedo estaba sobre el gatillo, no podía darle la chance a otro arquero de disparar primero, sin Intense Iron estoy desprotegido.
La dolencia en mi hombro es abrumante, ignorarlo poco ayuda a que el dolor disminuya, por suerte no ha penetrado en alguna zona delicada, de haberlo hecho la hemorragia interna me habría hecho colapsar casi de inmediato. No puedo quitarme la flecha, porque de hacerlo ahora provocaría una herida abierta que deje vía libre a la pérdida de sangre, para retirarlo primero necesitaba contar de antemano algo con que curar la herida y cubrir después.
Pero no podía concentrarme de momento en los primeros auxilios, un montón de tipos nos estaban apuntando con sus armas a distancia, ya fueran más flechas o proyectiles mágico, ambos lados nos dejarían fatales si llegan a atacarnos. Riha estaba usando su tercer cargador en su Beretta 92, por mi parte, a mi TEC-9 le quedaban dos cargadores restantes (con uno siendo utilizado ahora), y de los 12 cartuchos, 2 han sido utilizados.
La tensión aumentaba, esto solo terminaría con uno de los dos tomando la iniciativa, en mi mente me repetía una y otra vez “dispara”, después del flechazo, no es de extrañar que mi consciencia este alerta. En el preciso momento en que jale del gatillo o algunos de ellos lance el siguiente ataque, la masacre dará inicia y nada lo va a detener, ni la propia propietaria.
—Roz, debemos disparar primero, podemos eliminar a todos los arqueros y magos de báculos antes de que ellos reaccionen al primer disparo –Sugirió Riha.
Ciertamente, había posibilidades de que pudiéramos eliminar a los hostiles a distancia antes de que alguno de ellos respondiera primero, pero también estaba el resultado contrario. Que algún arquero o mago consiga contratacar, el anterior logro asestarme una flecha en el hombro, pero no parece haber apuntado con certeza, fue un acierto aleatorio, si los demás consiguieran atacar, con que alguno de en el pecho o cabeza, era nuestro fin, no contábamos con protecciones para lidiar sus ataques.
—“¿Disparar o esperar?, ¿disparar o esperar?, ¿¡DISPARAR O ESPERAR!?” –Las opciones se repetían en mi mente —“¿Tomar la iniciativa o responder a potencial agresión?” –No dejaban de repetirse con diferentes consignas —“¿Atacar o defenderse?” –Una y otra vez se replicaba —“¿Ofensiva o defensiva?.
¿Atacar de una vez?, ¿responder contra todos directamente a la agresión del primer arquero ya abatido?, mi dedo en el gatillo temblaba, apuntaba a uno de los arqueros, Riha no dispararía por su cuenta, esperaba a actuar si yo lo hiciera. Entre el dolor del hombro y los nervios a los que la situación volátil me llevaba a padecer, lo segundo estaba ganando.
—“¿Disparar o esperar?, ¿¡DISPARAR O ESPERAR!?... ¡DISPARA… DISPARA… DISPARAAAAAA!”
Mi dedo dejo de temblar, estaba presionando el gatillo…
—¡¡¡KALFA!!!
Una voz resonó fuertemente en todo el salón, hizo que mi dejo se alejara por voluntad del gatillo y los arqueros como magos dejaran de apuntarnos, bajando sus armas. El responsable de pronunciar aquella palabra a todo volumen, era un hombre calvo de barba corta negra, con brazos y pectorales marcados y con una marca en forma de punto purpura sobre la frente.
—Ese hombre… -Dije en voz alta.
Reconocía a esa persona, ese hombre del punto en la frente, es el mismo que estaba en la carreta junto a los demás prisioneros, había provenido de la misma puerta por donde llegaron los guardias. Vistiendo únicamente un pantalón, caminando descalzo, llevaba una serie de vendas sobre el torso, las cuales antes no las tenía.
El hombre de la marca en la frente se acerca hacia mí y Riha, los dos le apuntábamos con nuestras armas en alto, pero él ni se inmutaba, solo se detuvo a una cierta distancia y nos miró fijamente. Luego procedió a caminar a otra dirección, deteniéndose sobre el cuerpo del gigantón al que dispare con la escopeta recortada y liquide con la TEC-9, se agacho como mi hiciera una observación minuciosa de sus heridas.