PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
Todas las carretas ya casi estaban preparadas, docenas marcharían fuera de la fortaleza de Hasr dejando este lugar completamente seco de toda provisión o herramienta útil, como si fuera abandonada a su suerte. Mientras llevaba una caja con provisiones medicinales y alimentos, a la carreta a la cual iría arriba una vez marchara, estando en compañía tanto con Riha y Crok.
—“Riha esta algo bastante… ¿callada?” -Me pregunte entonces —“Por lo general es bastante animada, pero ahora la noto algo… ¿tranquila?, menos hiperactiva de lo habitual, o quizás es solo imaginación mía”.
Crok por su parte parecía satisfecho, ayudando a subir el resto de las provisiones, más contento que nunca, supongo que la charla le vino bien, en cambio con Riha, solo cambiamos algunas palabras y miradas.
—“Debe estar cansada, más si tomo en cuenta que paso por una sobredosificación mágica a causa de consumir cristales de mana de manera abrupta”.
Pronto note que, en las cercanías, una criatura se acercaba a mí, un ser que era mitad serpiente por debajo de la cintura y del torso para arriba era humana, una lamia, la fémina tenía en sus características humanas, una tez morena, cuero cabelludo negro, presencia de escamas en la región de los hombros, cuellos y oídos. Pero destacaba más por una horrida cicatriz en el pecho que llegaba a su seno derecho, estando este mutilado, era la misma con la que platique en aquella celda, ahora cubría sus atributos femeninos con una tela, la ropa se le fue entregado a las suyas como Adil aseguro.
Note como los demás en los alrededores miraron a la lamia con inseguridad y miedo, algunos con desdén, pero sin causar hostilidad física o verbal, solo visual, la lamia, sin embargo, no se dejó intimidar y siguió avanzando, hasta detenerse justo en frente de mí, su intención era hablar conmigo, con el anillo traductor nuevamente puesto, era capaz de comprenderle.
—Gracias por todo, humano -Expreso con sinceridad su gratitud —Eres la segunda persona que no nos trata con indiferencia, que nos ve con “humanidad” en sus ojos.
—¿La segunda?, vaya, me alegro no ser el único que piense diferente en este reino -Opine de mi parte.
—Desde nuestro último encuentro, nunca volví a saber de él… -Relato la lamia con tristeza —Es agradable conocer a otros que piensen de la misma manera, a un amigo de las lamias.
—Es realmente estúpido lo que la gente hace, ¿tratarlas cruelmente diferentes de los semihumanos?, que haya lamias peligrosas te la creo, ¿pero que todas la son?, la manera de exagerar una postura agresiva hacia una raza es ridículamente absurda -Argumente.
—Realmente eres un humano… interesante, ghrayb o no, mi “nido” te considerara un amigo.
Tras su declaración, levanta su cola llevándola a mi mano derecha, enredándola suavemente, como si simulara un apretón de mano, el tacto con su escamosa piel, era agradable y calidad.
—Es el gesto en que los míos reconocen la amistad con alguien -Describió la lamia.
Las lamias por lo general, realizan el tradicional saludo del apretón de mano con sus colas, cuando lo hacen con un humano en lugar de usar su mano, es la forma autentica en que ellas le reconocen como un amigo. Al parecer dicha raza está conformada únicamente por mujeres, no existen lamias masculinas, y prefiero de momento reservarme la data de como perpetúan a los suyos.
—¿Podría saber tu nombre? -Pregunto la lamia.
—Rozuel Drayt.
—Rozuel Drayt -Replico ella mi nombre con regocijo —Nunca te olvidare de mi parte, yo “Isxaiha Silhith”, lo juro con mi vida.
Dado a que Isxaiha era un nombre algo difícil de pronunciar o recordar, estaba de acuerdo con pronunciarla como Isxa para abreviar.
—Jejejeje… -Isxa se hecha a reír.
—¿Qué es tan gracioso?.
—Él también me llamo Isxa para abreviar.
Tal parece que le recordé a su buen amigo humano de antaño, aquel que estuvo antes de mi en cuanto a buenas relaciones ajenas a su gente. La comida, ropa y algo de armas se les fue suministrado en las dos carretas proporcionado a las lamias, aunque lo último no estaba acordado, tal parece que Adil insistió en ofrecerles algunas lanzas y arcos, aquellas armas con la que más estaban adiestradas.
—Adiós mi amigo Rozuel Drayt, que las bendiciones protectoras de las dunas te acompañen -Se despidió Isxa con el suave apretón de su cola en mi mano derecha.
Le desee también un viaje seguro (sin implementar una frase que tiraba tintes espirituales o cercano), observe como las carretas de las lamias fueron las primeras en partir, la única puerta de la fortaleza ya estaba abierta, esperando por el resto.