Metalord Revolution

CAPIITULO 221 CONTACTO ENIGMÁTICO

 

 

PERSPECTIVA: Tercera Persona

 

Con escasa iluminación, la habitación era espacio y albergaba numerosas celdas en su interior, cada una con varios presos en su interior, algunos terminaron allí por pertenecer a la facción rebelde y otros simplemente por la mala suerte de haber llegado al lugar equivocado. Uno de los presos destacaba del resto, en su frente albergaba un punto purpura.

 

—Ya es hora…

 

Un joven moreno de corta cabellera negra, se veía algo endeble, aunque aquello era producto del extenso encierro, su altura de 175 cm y juvenil apariencia resaltaban sus 22 años de edad. Vestía como la mayoría de los presos, harapos sucios y viejos, se mantenía sentado todo el tiempo, cuando finalmente pronuncia palabra alguna se puso de pie.

 

—Solo habrá una oportunidad, ¿estás seguro de que quieres hacerlo ahora?.

 

Un hombre de mayor edad a su lado le pregunto, su rostro denotaba tanta seriedad como nervios, el joven del punto purpura cierra sus ojos y suspira, reflexionando sobre la interrogante del mayor. 

 

—Esos ruidos que se escucharon fuera, en el pasillo -El joven hablo —Algo ha ocurrido, tengo la certeza… no, creo que existe la posibilidad de que ahora es el momento.

 

—Si te atrapan, ya no habrá una segunda oportunidad.

 

—Lo sé, pero es lo mejor que tengo, ahora que no puedo usar mi magia.

 

El muchacho del punto purpura mira el tobillo de su pierna izquierda, un aro plateado con evidente aspecto de grillete estaba adherido a su extremidad inferior, uno que causaba la incapacidad de manifestar el mana y, por ende, incapaz de utilizar la magia.

 

—Es hora, puedo sentirlo y me juego la libertad de todos… y mi vida.

 

—Muy bien, ya te has decidido, entonces…

 

El hombre mayor se arranca el dedo índice de su mano derecha, revelando en su interior, una cuchilla bastante fina que le daba la forma o parentesco a una ganzúa. Se revela que dicha mano no era real, sino una muy perfecta imitación y realista de una, hecho de madera.

 

—Solo guardo una en esta “mano” -Aclaro el hombre —El Muhaqdad no noto mi mano falsa, solo por ello tenemos esta oportunidad, pero no habrá otra, el fracaso no nos dará otra oportunidad.

 

—No derrochare sus esperanzas puestos en mí -El joven toma la cuchilla fina.

 

Con tal herramienta comienza a manipular la puerta como lo haría una ganzúa, sus manos se mueven con maestría, tenía experiencia en lo que hacía, la cerradura de la celda pronto cede a sus habilidades y se abre, pero el artilugio con el que consigue abrirlo se rompe en el proceso. El joven sale, pero el resto de los que estaban aun adentro, permanecen en la celda por voluntad propia.

 

—Solo uno de nosotros debe ir, que más de uno salga solo llamara la atención, confiamos en ti, Berat.

 

El joven del punto purpura revelado como Berat, los mira a los ojos y asiente, valorando su confianza y encaminándose por la puerta, pasos cuidadosos son llevados a cabo por el joven, ya que el sigilo era primordial en su deber. Miro todas las celdas llenas de la habitación, luego noto que una era una celda muy pequeña y albergaba únicamente a un individuo.

 

—“Esa persona…”

 

Aquella persona era una mujer en sus 20, de una estatura promedio de 180 centímetros, piel morena, cabello castaño con una cola de caballo, a diferencia del resto, no llevaba aquellos harapos, sino una gruesa túnica marrón con blanco el cual estaba sucio. En su cuello tenía puesto una especie de brazalete metálico dorado, se encontraba profundamente dormida dentro de su celda.

 

—“Recuerdo que la trajeron hace solo unos días, no dejaba de gritar, de pronunciar ese nombre, Rozuel Drayt”.

 

Aquella mujer le dio una impresión extraña, pero volvió al punto que le concernía, se encamino a la puerta, abriéndola discretamente llego al pasillo y lo primero que atestiguo fueron los numerosos cuerpos de Afligidos que estaban esparcidos allí.

 

—“¿Qué son… que son estos monstruos?” -El muchacho delataba cierto miedo en sus interrogantes —“Están inmóvil, sobre su propia sangre, están muertos, ¿pero que los mato?”.

 

Tales monstruosidades, Berat conocía al responsable de crearlos, aquel que no temía sino se complacía en experimentar con seres humanos, Alnayits.

 

—“Estos horrores inhumanos, sin duda son obra de ese maldito Muhaqdad”.

 

Se sentía impotente al ver que era incapaz de evitarlo, él era testigo a diario de como los presos son llevados y nunca vueltos a ver, ahora tenía una idea de lo que fue de aquellos que no regresaron. Pero que estén muertos, era extraño, el Muhaqdad no asesinaría a sus propias creaciones, pensó entonces que era producto de alguien más.

 

—“¿Hay alguien más rondando libre acaso?”.

 

Miro por el pasillo de la mazmorra y no tardo en descubrir una puerta abierta, aquella puerta en su interior daba con otra habitación para albergar prisioneros, su intuición le llevo a pensar que alguien debió salir de allí y enfrento aquellas monstruosidades.

 

—“Lo sabía, esos ruidos, alguien más está huyendo también, y no le va mal por lo que parece” -Tuvo aquella certeza al ver aquellas abominaciones carentes de vida.

 

El recuerda cuando fue traído, estaba consciente y siendo arrastrado por dos hombres que cubrían su rostro con un turbante grueso, le hicieron bajar por unas escaleras y cruzar una puerta doble azul.

 

—“Esta abierta, no hay duda, hay alguien más intentando escapar”.

 

El joven no tardo en pensárselo demasiado y también subió aquellos escalones para terminar llegando a aquella sala con pinta de biblioteca.



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En el texto hay: reencarnaciones, armas de fuego, magia y aventura

Editado: 09.12.2023

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