PERSPECTIVA: Tercera Persona
—Entiendo lo frustrante que es no poder acompañarnos -Fueron las palabras de Rozuel le dijo a la Lupian —Pero realmente necesito que protejas a los prisioneros, puesto que la amenaza de los Afligidos aun ronda aquí.
El Trotamundos se sube al VCI, acompañado por Crok y la Dalhani, Malika Aloduf Shuh´det, la Lupian Riha Sharpsteel se queda atrás junto al joven Berat, la tarea tanto de la loba como del muchacho Qusatjiat eran asegurar el bienestar de los prisioneros. El VCI es transportado hacia el exterior a través de un mecanismo mágico, dejando a los dos con su actual objetivo.
—Los demás estar encerrado en las celdas de la mazmorra -Aseguro el muchacho de piel bronceada y corta cabellera negra.
A causa de la barrera de idiomas, la Lupian era incapaz de entender las palabras del muchacho, pero el que este señalara con el dedo una dirección, indicaba un camino hacia en donde podrían encontrarse los prisioneros encerrados por el Muhaqdad La Lupian se situó en frente con la Beretta 92 de 9mm en la mano hábil (derecha), sus orejas estaban atenta a todo sospechoso ruido en los alrededores, y sus ojos al frente estarían por reacción natural preparado para disparar al primer hostil que se le apareciera.
Salieron de la pared ilusoria, cruzaron la puerta azul para descender a las escaleras y acceder a la mazmorra. Berat señalo el camino para cruzar hacia la puerta en especifico que daba con aquella sala en donde él originalmente estaba encerrado. Tras entrar y ver a los numerosos presos en su interior, estos reaccionan al observar además de la semihumana, aquel muchacho de rostro familiar le acompañaba.
—¡Berat! -Un hombre mayor le hablo.
Era el mismo que le brindo al joven un cuchillo lo suficiente fino para abrir la cerradura, mismo que ocultaba en su dedo índice de una mano derecha falsa hecha de madera.
—Anciano, me alegro volver a verte.
—Has regresado, ¿entonces lo has conseguido?, ¿finalmente seremos libre del cruel y perturbador dominio del Muhaqdad?.
—En parte, los sacaremos de aquí y escoltaremos a un lugar seguro, después solo debemos esperar, ahora abriré sus celdas.
—¿Necesitas ayuda? -Pregunta la Lupian.
El muchacho Qusatjiat sonríe y mueve la cabeza de un lado al otro para responder de forma gestual con un “no”, luego manifestó su magia en la palma de su mano, la concentración misma materializa una cuchilla ligera curva de 20 grados, la hoja media alrededor de unos 30 centímetros, una cuchilla Kukri seria su mejor nominación. La hoja estaba imbuida del aura de su portador, acto seguido en un movimiento rápido, la punta es deslizada a la cerradura de la celda y al clavarla con una fuerza considerable, la puerta se abre.
—No será necesario malgastar fuerzas destruyendo los barrotes o derribando la puerta -Afirmo Berat.
Sin el aro plateado en su tobillo, aquel muchacho tenia vía libre de manifestar su magia, liberando a aquel hombre mayor quien con su ayuda vital pudo salir, el muchacho prosiguió a abrir las demás puertas. A su vez, explicaba la situación tanto al hombre mayor como al resto de los presos que tenían sus oídos atentos a las palabras del chico.
Cuando todas las celdas fueron abiertas de la sala, prosiguieron entonces con la siguiente, cuando la sala a la que le seguían estaba despejada, la Lupian hacia guardia afuera con algunos prisioneros liberados cerca suyo. Mientras Berat continuaba liberando al resto, cuando otra sala estaba vacía, iban al próximo y se repetía el procedimiento.
Uno de los prisioneros liberados era una joven con pinta de estar en sus 20 y pico, tenia una estatura de 180 centímetros y tenía una cabellera cabello castaña con una cola de caballo. Una de las características que la diferencia del resto, era su vestimenta, mientras los demás prisioneros usaban harapos, ella vestía una gruesa túnica marrón con blanco, en su cuerno tenia adherido un adorno dorado de metal que no podía ser removido por medios normales.
La muchacha quien se encontraba dormida, despierta para observar como su celda es abierto por Berat, quien le dice que era libre y le indicaba que siguiera al resto, con una mirada casi borrosa producto de su reciente despertar nota algo que despabila todos sus sentidos. Una semihumana de características lobunas portaba en su mano un arma que ella reconocía a la perfección.
—“¿¡Una pistola!?” -Fue su reacción —“No hay duda de que es una pistola… ¿podría ser esa semihumana una aliada de Rozuel Drayt?”.
Aleab, la Trotamundos que dio a conocerse a través de esferas de cristales que plasmaba sus poderes ESP en este, había sido controlado por Alnayits y con su ayuda involuntaria, hacer que Rozuel Drayt cayese en una trampa. Ver a la Lupian le llevo a concluir que quizás este evento de su liberación y de todos los prisioneros, este relacionada con ese muchacho quien también era tanto un Trotamundos como un esper.
—Tengo que hablar con ella…
Se puso de pie, salió de la sala para llegar donde se encontraba para dar al pasillo de la mazmorra, allí vio que el joven responsable de su liberación, entra en otra sala con más prisioneros, mientras él se encargaba de liberarle, la Lupian montaba guardia con algunos de esos presos libres. Aleab se acerca a la Lupian con intención de hablarle, de preguntar por Rozuel Drayt, pero luego se detuvo al darse cuenta de un detalle de vital importancia.
—“Ella… no puede entenderme”.
Nuevamente la barrera de idioma hace de un obstáculo inalcanzable para la reciente situación, no había forma alguna de que pudiera comunicarse con la Lupian, si Rozuel Drayt podía entenderle, era porque tenía medios mágicos para hablar y entender la lengua del reino de Quíatar. Pero Riha no portaba ese mismo anillo traductor, no había ningún medio de magia para permitir abrir un canal de comunicación verbal entre ellas.