PERSPECTIVA: Tercera Persona
El líder de los guardias señalo con el dedo a la muchacha de cabello naranja y ordeno a sus hombres atacarla, la joven responde con el agitar de su mano y levantar una ráfaga de viento que empuja a las cuatro derribándolos momentáneamente, apunto a uno de los derribados guardias con la escopeta y antes de que pudiera jalar del gatillo, uno de los encapuchados le recuerda algo vital.
—Recuerda que ya no quedan mucha munición para la escopeta, utiliza sabiamente los cartuchos restante -Fue el comunicado que le dio el encapuchado de voz masculina.
—En ese caso, yo me encargo de ellos -Hablo la encapucha de mayor altura denotando una voz femenina.
El encapuchado más alto toma un arma que había ocultado a corta distancia de su posición, agarra una pesada alabarda con solo una mano y se acerca con ella a los guardias. Acto seguido sujeta el arma con ambas manos y la fuerza que ejerce con ellas hace que la vestimenta que recubre sus extremidades superiores se desgarre.
Se revelan brazos tonificados cubierto de un pelaje blanco, venas sobresalían de esta denotando una presión notoria, con la alabarda propina un poderoso movimiento de corte horizontal. Tres son alcanzados al encontrarse de pie y decapitados en un tajo, el cuarto consigue evitar ser alcanzado por escasos centímetros, al ver como sus compañeros fueron asesinados, se tiñe de horror y emprende la retirada.
En su huida grita a todo pulmón por ayuda con el fin de alertar a sus compañeros, hasta que es apuñalado en la espalda por el encapuchado de voz masculina. Mostrando uno de sus brazos convertido en una cuchilla lo suficiente larga y afilada para perforar un pulmón y dañar tejido cardiaco en el trayecto, con su mano libre le tapa la boca para callar sus gritos.
—Lo siento, pero eres muy ruidoso.
Fueron sus palabras dedicadas al guardia, el cual, lentamente abandonada la vida, es recostado en el suelo, su respiración disminuye para eventualmente dejar de mover el pecho o mostrar indicio alguno de vitalidad. El brazo cuchilla del joven adopta una forma liquida de tinte pegajoso y vuelvo regresa a su forma de extremidad superior normal.
—Nada mal para un slime del metal -Jhamel le elogio —Joven Allum, tenga cuidado, en estas tierras los de su especie, son considerados más un “producto” y no dudaran en capturarle a la menor oportunidad, y dudo que la ley este de nuestra parte.
—No soy fácil de capturar -Declara el slime tomando del interior de su cuerpo un revolver Colt Python.
El arma es colocada en una funda en su cintura luego de asegurarse de que estuviera totalmente cargada, la encapuchada se quita la capucha para mostrar su identidad semihumana.
—Supongo que ir con esto puesto para mi no tiene sentido, destacaremos de todos modos, y esta túnica entorpece mis movimientos.
La semihumana tenía el aspecto de un animal antropomórfico con pelaje blanco, su hocico se asemejaba al de un felino con orejas largas similar a las de un conejo sobre una cabellera albina larga, bajo de sus ojos resaltaba una corta línea roja y poseía además una larga cola.
Su altura exacta era de 185 centímetros, portaba una armadura de cuero ligera tachonada del torso hasta la cintura, tenía una constitución tonificada tanto en torso, como brazos y piernas. Aquella semihumana era una Sargario, una raza conocida por poseer habilidades físicas extraordinarias, pero que eran incapaces de usar magia, incluyendo toda clase de artefactos u objetos mágicos. Su arma predilecta era una pesada alabarda, que para una persona ordinaria requeriría por su peso dos manos para sostener, pero a ella tan solo le era suficiente una y con relativa facilidad.
—Es mejor si luchas sin restricciones, Tayra -Opino Riza la mujer de pelo naranja.
—Riza, ¿tu seguirás usando la túnica para ocultarte?, estoy casi segura de que no hay muchas brujas que ronden en este continente, por lo que no debería ser necesario que ocultes tu identidad aquí -Aseguro Tayra —Pueden que las brujas sean mal vista y cazadas en Gresswold, pero aquí prácticamente serias vistas casi como cualquier mago.
—Lo sé, pero la conservare, hasta reencontrarme con él…
La bruja cerro sus ojos un momento, pensó en aquella persona a la que anhelaba volver a ver, un joven que sostenía un arma inusual para este mundo, una creación de su propia mano, los vuelve a abrir para mirar aquella arma que empuñaba ella en las suyas, era una de las creaciones de ese muchacho, la escopeta SPAS-12.
—Por suerte el amo tenia un escondite oculta con un pequeño alijo de armas en Windaz, lo dejo para madre para ser usado en caso de emergencias, como el inesperado ataque de bandidos demasiado bien armados y organizados -Allum expreso al notar como la bruja miraba la escopeta.
—¿Crees que fue buena idea llevárnosla? -Pregunta ella.
—Madre estará bien con la pistola, además de que ella misma ha afirmado que no maneja muy bien la escopeta -Allum afirma —Además, para ir por el amo, debemos estar lo mejor equipados, Riza, solo ha pasado poco tiempo y dominas bastante bien esa arma de fuego, pese a que fue la primera y única arma de tal tipo que has utilizado en tu vida.
Los objetos personales de Rozuel cuando él desapareció quedaron en manos de Allum, tanto su vestimenta, las canicas de metal y el artefacto mágico de apariencia de cubo metálico que tenía la capacidad de almacenar un limite de objetos en su interior dentro de una dimensión de bolsillo.
El artefacto mágico que almacenaba objetos solo podía ser utilizado por el legitimo dueño, en este caso Rozuel Drayt, por lo que no se podía guardar nada en su interior y menos retirar lo que yace guardado dentro. Las canicas que eran las armas comprimidas en dicha forma por el esper, tan solo podían ser devuelta a su estado original por él mismo, básicamente el equipo del Trotamundos estaba asegurado de que solo él pudiera desbloquearlo para usarse, y tanto Allum como el resto no podían acceder a este.