PERSPECTIVA: Tercera Persona
Muer Afigad había conseguido descubrir que el cuartel principal de los rebeldes, como su líder y sus comandantes, todo este tiempo se encontraban en el “Corazón del Oasis”, y estaba decidido a una cosa…
—Cuando el Muhaqdad Hatim-Alev llegue, ordénenle preparar un ejército con los mejores soldados que disponemos, “El Corazón del Oasis”… ¡CAERÁ! -Juro aquello ultimo teñido por el rencor.
—¡Su excelencia, por favor, reconsidérelo!, “El Corazón del Oasis” fue decretado por la familia real del linaje Kalize como un patrimonio “intocable” del reino -Afirmo uno de sus Alnabil —¡Asesinar a su gente, o a Amira Yuzquell o destruirlo!, nos condenaran a todos, ¡seremos prácticamente declarados traidores y ejecutados con todos nuestros descendientes!.
—¡Tonto!, ¡el sultán Muaqhad Al-dub II Kalize está muerto!, ¡y su único hijo Alistary Al-dub III Kalize se encuentra enfermo y moribundo, el cual pronto acompañara a su difunto padre al reino de la agonía junto a ese maldito de Aqrame Shatuuel!, ¡al menos ese traidor de Alnayits cumplió muy bien con esas labores que le encargue! -Aseguro Muer —¡El linaje real de los Kalize llegará a su fin!, ¡ya no tenemos que estar atados a sus ridículas reglas!, ¡destruiré “El Corazón del Oasis” y eliminare a los rebeldes desde su raíz!, ¡entonces nada me detendrá y me convertiré en el nuevo sultán del reino de Quíatar!
Cuando el Azim Alnabil confeso sus planes, todos los Alnabil a su alrededor replicaron a favor de sus palabras e ideal, acompañados con vítores. Las horas transcurrieron y ante Muer, el tercer Muhaqdad hace acto de presencia.
—¡Presentándose!, ¡el Muhaqdad Hatim-Alev “Flama del juez”! -Un Alnabil anuncio su llegada.
Avanzando por el pasillo un hombre alto de piel morena con una estatura que rondaba los dos metros y de una constitución tonificada, vistiendo un atuendo ligero de pieles en el pecho en conjunto con pantalones de tela blanca y calzado de madera, cubría toda su cabeza con un casco dejando únicamente su boca y nariz al descubierto.
Pero lo más llamativo en él, era el objeto que cargaba, envuelto en tela sostenía una especie de grueso mango pesado de tres metros, la parte superior tenía una forma circular plana acorde al tamaño desmedido del mango. Sin embargo, pese a lo pesada que se veía, su portador tan solo le bastaba su mano izquierda para sostenerla.
—¡Muhaqdad Hatim-Alev!, ¿¡qué clase de descaro es este!?, ¡quítese ese casco ante su excelencia! -Ordeno un Alnabil.
—¡Es suficiente!, no es necesario que lo hagas Hatim-Alev -Interrumpió Muer —Se muy bien porque cubres tu rostro, y lo comprendo.
—Agradezco su compasión, excelencia -Hablo el Muhaqdad denotando un tono grave.
—La razón de llamarte hasta aquí, es porque tengo una tarea de suma importancia para ti, destruir el cuartel principal de los rebeldes.
—¿Su cuartel principal?, ¿han conseguido averiguar donde se encuentra?.
—Si, y la respuesta te agradara, “El Corazón del Oasis”.
Cuando Muer Afigad pronuncio aquel nombre, una sonrisa maliciosa se tiñe en los labios del Muhaqdad, acompañada de una risa se tinte malévola.
—Prepara un ejército, toma los mejores soldados a mi disposición y cumple con lo que se te ha ordenado -Fue el decreto de Muer.
—Obedeceré con gusto a sus órdenes, su excelencia.
El Muhaqdad marcha a preparar el ejército encomendado por el Azim Alnabil, sin quitarse esa sonrisa de complacencia en su boca.
—Mi señor, su excelencia, si el Muhaqdad se lleva nuestros mejores soldados, me temo que la seguridad del palacio y Naar´thue, solo podrá disponer de una defensa menos fuerte, los soldados que queden no podrían hacer nada ante un ataque a gran escala de los rebeldes -Expuso un Alnabil.
—Antes de que los rebeldes piensen en atacarnos, ¡su líder ya habrá muerto!, además de que, con todos sus comandantes asesinados, su moral vendrá abajo y estarán desorganizados, ¡entonces tendremos la ventaja y ganaremos! -Aseguro Muer.
Mientras Muer explicaba la razón de su confianza, otro de sus subordinados Alnabil le comunica algo inquietante.
—Su excelencia, observe en una de estas “fotografías”, miren quien se encuentra en ella.
En una de las tantas “fotografías” enviadas por el responsable de darle información y prueba de donde yacía el cuartel principal de los rebeldes, se encontraba en una de ellas, el mismismo Rozuel Drayt.
—Es “El mensajero del reino de la agonía” -Fue reconocido de inmediato por el Alnabil.
—Jejeje… bien, si el responsable de abatir a los anteriores Muhaqdad cae junto al líder rebelde y el resto, ¡esta escoria insurgente entenderá el mensaje y comprenderán que no hay forma de detener mi futuro reinado! -El Azim Alnabil manifiesta con soberbia su punto —Además… después de haber pagado por esta información a ese miserable que se autoproclama como el “El Búho”, me es imposible derrochar 400.000 Rubres por la cabeza de este maldito ghrayb que tantos problemas me ha causado, nuestras arcas… están en un punto preocupante, ¡pero nos recuperaremos una vez que los rebeldes sean aplastados!.
—Su excelencia, ¿cómo esta tan seguro de que el tercer Muhaqdad podrá contra “El mensajero del reino de la agonía”?.
—Porque de entre los tres Muhaqdad, Hatim-Alev “Flama del juez” es quien posee el poder más destructivo, todos gracias al arma mágica “única” que solo él puede utilizarla en todo el reino.
—¿Se refiere a…?
—Una de las 12 reliquias Logianas.
El Alnabil recordó aquel objeto envuelto en telas, ese mango robusto de tres metros de lago y cuya parte superior tenía la forma de un círculo plano, aquel objeto que se veía pesado y era cargado como si no pesara nada ante Hatim-Alev, fue una sorpresa descubrir que aquella era una de los 12 legendarios artefactos Logianos, armas poderosas y únicas en su tipo de la extinta civilización de los Logianos.