PERSPECTIVA: Tercera Persona
—Soy el "Mensajero del Reino de la Agonía", y voy por usted.
Cuando Muer Afigad oyó aquella declaración sintió una mezcla de angustia e ira, pero predomino los sentimientos de enojo para conversar con él.
—Tú… eres el responsable de todas mis desgracias, ¿¡porque tenias que aparecer!?, ¡de no ser por ti, este reino ahora seria mío!, ¡yo habría sido su gobernador absoluto!.
—Estoy al tanto de tus “políticas” como gobernador, eres un asco, este reino se iría a una guerra civil si asumes el liderazgo -Opino el “mensajero” -Por supuesto, no es mi asunto el tema de como se gestione o gobierne este reino, pero lo que me concierne… eres tú, y ahora mismo voy por tu grasoso, pedante y granoso trasero.
—Por el Creador del sol y la luna… ¡TE ODIO, TE ODIO, TE ODIOOOOOOO!... ¡MUÉRETE!, ¡SUFRE Y MUÉRETE DE UNA VEZ!, ¡MUERE MALDITO GRHAYB! -Exclamo Muer perdiendo el control de su ira como si hiciera un berrinche.
—Oh por supuesto que moriré, pero será después de vivir esta vida por muchas décadas venideras, cosa que no se puede decir lo mismo de ti.
Muer apretó la esfera de cristal hasta el punto de aplicar fortalecimiento mágico y termino destruyéndola, los fragmentos de vidrio lastimaron su mano, pero el dolor y la dolencia que padecía eran insignificantes a comparación de su colera en torno al ghrayb.
—¡Al diablos la protección de la ciudad!, ¡manden a todas mis fuerzas y guardia personal a vigilar mi palacio!, ¡NADIE DEBE CRUZAR ESA ENTRADA!, ¡¡¡NADIE!!!.
Las ordenes transmitidas por Muer hacia sus subordinados fueron absolutas, con las esferas de cristal transmitieron las órdenes a todo escuadrón ubicada en las calles de Naar´thue, la defensa del palacio de los Afigad era la prioridad principal.
—«Esos malditos de Tartib-Qaede, ¿¡porque aún no han llegado!?, se están tardando demasiado… si el mensajero no miente, deberían estar aquí para mediodía, ¡la espera es frustrante!».
Eran las 11:10 AM, quedaban alrededor de 50 minutos para el mediodía, para que la ruta de escape de Muer Afigad llegue a su palacio.
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—Je, parece que alguien tiene problemas de ira.
Cuando la voz de Muer Afigad ceso de la esfera de cristal, pudo oír un sonido que reconocía desde su lado como de cristal partiéndose, no tardo en deducir que posiblemente el propio Azim Alnabil destruyo su artefacto de comunicación en un arranque de furia.
—Nos acercamos a la entrada del palacio de los Afigad -Me aviso la Anubian Namida.
A unos 500 metros de distancia se avisto un gran portón que alcanzaba una altura unos 10 metros de altura, estaba hecho de un resistente acero para soportar armas de asedio potenciadas con magia. Dispararle con las ametralladoras para derribarla sería un desperdicio de munición, la cantidad de grosor de aquel obstáculo simplemente conllevaría a que las balas se acabaran antes de lograr tirarla.
El trio tampoco contaba con explosivos de alto poder a su disposición, ¿entonces cual seria su plan para atravesar aquel portón de acero?, la respuesta radicaba en las dos torres ubicadas en cada lado de dicho portón y cuya altura alcanzan los 15 metros. En cada una se encontraba una manivela que deben ser giradas al mismo tiempo en cada lado para que pueda abrirse, lo que significa que es necesario llegar hasta las dos torres.
Sobre la muralla de la residencia estaban apostados varios arqueros, aguardando en posición con sus arcos y flecha en manos, tenían al trio a la vista junto a los rebeldes que estaban siguiéndoles, pero aun no estaban en el rango de tiro efectivo de su arquería. Por si fuera poco, en la parte superior de cada torre, tenía equipada una pequeña catapulta lista para disparar proyectiles pesados de roca u otro material lo suficiente duro para causar el suficiente daño a sus enemigos.
El líder del grupo de los rebeldes se acerca a Rozuel con un importante comunicado.
—Todo está listo -Afirmo el rebelde.
—¿Estas seguro de que responderán? -Pregunta el esper con dudas.
—Lo harán, hay más que juego para ellos que perdida.
Aquel rebelde toma una botella de arcilla rellena en su interior con Tafna, cubre la botella con una tela y luego la enciende con una piedra mágica de fuego, acto seguido arroja dicha botella hacia una dirección de la calle donde no había nada en particular, al romperse derrama el líquido que contiene y en contacto con el fuego de la tela esta se enciende dejando aquella área envuelta en llamas, no suponía un peligro u obstáculo para los tres o los rebeldes. Ni Crok o Namida comprendían las acciones del rebelde, incluso los arqueros del muro y las torres quienes avistaron tales acciones estaban confusos al respecto.
—¿Qué demonios están haciendo esos intrusos?, ¿por qué incendiaron esa parte de la calle? -Se pregunto uno de los arqueros en la total duda.
Pero otro numero de arquero actuó de diferencia manera al ver ese fuego ocasionado por el rebelde, empezaron a retroceder lentamente disimulando hasta ubicarse a espaldas de sus compañeros y luego sus miradas chocaron entre si con el asentar de sus cabezas.
Acto seguido aquellos arqueros sacan una daga que llevan en la cintura y con ella apuñalan desde la retaguardia a sus compañeros quienes estaban distraídos, para cuando el resto que no había recibido una apuñalada reacciono, más de la mitad de los suyos ya habían sido asesinados y ellos cayeron con las flechas de sus propios aliados o con el filo de sus dagas.