Metalord Revolution

CAPITULO 281 EL PACTO DE THYSIA

 

 

PERSPECTIVA: Tercera Persona

 

Cada una de las brujas deposita su mana al contacto de su propia sangre sobre la inmensa jaula de cristal que albergaba a una entidad monstruosa en su interior, aquel acto era denominado como “el ritual”.

 

—El sello se ha estabilizado, la “abominación de Astado” seguirá en su “prisión eterna”, gracias a todas por su tiempo, por su sangre y por su “pacto” -Hablo la mujer de cuernos de ciervo.

 

La magia penetra sobre la cristalizada estructura de la jaula absorbiendo todo el mana obtenido de cada una de las brujas, la reacción reafirma las palabras de la mujer con astas de ciervo, el “ritual” había sido un éxito, reforzando la existencia de aquella prisión hecha para mantener a aquella criatura de inmenso poder que se encuentra en su interior. Con aquella “ceremonia” completada, cada una de las integrantes deja de tocar la jaula de cristal y utiliza el fortalecimiento mágico para sanar el corte de su mano.

 

—No hay otra opción, si “esta cosa” quedara libre por Avalia, sería el fin del mundo, incluyendo a los nuestros -Hablo una de las brujas invocadas.

 

—Tampoco es que tuviera opción, fue gracias a ese “pacto” que aun sigo con vida, este “ritual” es un precio menor, si lo considero realmente -Opino una segunda.

 

—Mi familia ha servido por generaciones a voluntad hacia el “Pacto de Thysia”, es un honor para mí estar aquí -Expreso la tercera.

 

El “Pacto de Thysia” requería como máximo a cuatro brujas, cada una tenia sus motivaciones, trasfondo o razones para haber terminando jurar hacia la enigmática mujer de astas de ciervo. Aquel juramento enlazado con sangre y magia, tenía un propósito con aquella prisión de cristal que contenía en su interior a un poderoso monstruo, que de conseguir su libertad según se cree, seria el fin de Avalia.

 

Las cuatro brujas tenían el deber primordial de realizar aquel “ritual” para reforzar la jaula mágica del monstruo cada cierto tiempo, serian llamadas y eventualmente convocadas por la propia entidad femenina de astas. Otro deber obligatorio, es mantener el secreto de la existencia del “Pacto de Thysia”, se cree que existen individuos o grupos tentados a liberar a aquella monstruosidad sellada, en un intento por “poseer” su descomunal magia.

 

Evidentemente controlar tal poder es imposible, quien lo intentara fallaría, aquella criatura le destruiría y una vez liberado de su sello, desataría la destrucción a su antojo, es por ello que la discreción del “Pacto de Thysia” es una regla vital. Solo las brujas conocen de su existencia en forma de un mito denominado como “La leyenda del pacto de la abominación de Astado”, pero la gran mayoría lo ve como un mito falso sin fundamentos o creencia de que sea algo autentico.

 

Pocos aquelarres en sí, están al tanto “real” de que existe, algunos por voluntad aceptando aportar su “ayuda” a la causa de esta o manteniendo el secreto para que no llegara a oídos de “ciertas personas de malas intenciones”. Es aquí donde Riza Gramwind, quien llevaba más de una vez realizando aquel “ritual” obligatorio del pacto, se armo de valor suficiente para hacer una petición.

 

—Hay alguien a quien aprecio, alguien a quien quisiera contarle sobre este secreto -La Gramwind confeso ante todos los presentes.

 

Tanto las brujas restantes de los alrededores y la propia muchacha de astas, veían a aquella joven de cabellera naranja como una ingenua o ilusa, incluso dos brujas murmuraban entre ellas burlándose despectivamente de la Gramwind.

 

—Riza Gramwind, sabes más que bien la razón por la que es necesario mantener en secreto este pacto -Deja en claro la fémina de astas.

 

—Lo sé, pero no es un inconveniente si a quien se lo revele sea alguien del aquelarre, alguien que comparte la sangre de los nuestros -Argumento ella.

 

Tanto las tres brujas como la entidad de astas se tornaron pensativas ante las palabras de Riza, la propia entidad con su mano en el mentón se planteo a profundidad su declaración sobre la cooficialidad del pacto ante alguien de sangre del aquelarre.

 

—¿Quién es esta bruja la que hablas?.

 

—No es una bruja, es un sangre de bruja.

 

Todos interpretaron al instante que Riza mencionaba a una bruja, pero se sorprendieron cuando de quien se trataba en realidad, era la contraparte masculina de “su sangre”, aquellos en muchos aquelarres son vistos con discriminación.

 

—Oh, un sangre de bruja, interesante -Expreso la muchacha de astas —¿Sabes su nombre?.

 

—Su nombre es Rozuel Drayt.

 

Cuando ese nombre llego a oídos de una de las tres brujas, su cuerpo reacciona con perplejidad al instante, ella se acerca a Riza con evidente interés en sus declaraciones sobre aquella persona que había mencionado.

 

—¿Escuche bien?, ¿Drayt? -Pregunta la bruja con gran interés.

 

Aquella persona era una mujer en sus 20 y tantos años, vestía una gruesa tela que cubría todo su torso, resaltando su notable busto en su vestimenta y en su cintura utilizaba una larga falda que les llegaba hasta los tobillos. Pero lo más llamativo de ella, era el peinado corto de una caballera de inusual color verde.

 

—Ese color de cabello… ¿eres una Khuja?, ¿una guerrera del aquelarre Walgis? -Riza reconoce de su etnia el nombre de su hogar de bruja.

 

Las “Khuja” son la rama guerrera en la sociedad del aquelarre Walgis, todos sus miembros enfocados en convertirse en combatientes para servir a su hogar, son sometido a un entrenamiento y al “graduarse”, se convierten en “Khuja”, su cabello es teñido de verde como símbolo de su estatus.

 

—Oh, conoce sobre mi gente, entonces sabes que no tomamos a la ligera a quienes nos “interesa” -Declaro la Khuja —Dime, ¿el apellido de ese chico es realmente “Drayt”.



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En el texto hay: reencarnaciones, armas de fuego, magia y aventura

Editado: 09.12.2023

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