Metalord Revolution

CAPITULO 294 UN PACTO DE HACE SIGLOS

PERSPECTIVA: Rozuel Drayt

 

Un sonido sumamente familiar resuena en las cercanías, como si fuera el mecanismo del seguro de una pistola, siendo quitado.

 

—«Una pistola como la Beretta…»

 

Voltee al igual que Riza, quien también lo oyó, allí nos encontramos con Riha, quien miraba fijamente a la bruja con un rostro NADA amistoso, su mano derecha se encontraba sobre su cintura, haciendo contacto con una de las pistolas que portaba, más concretamente había retirado el seguro del arma.

 

—Tus acciones vuelven a ser sospechosas, Riza Gramwind -Afirmo la Lupian.

 

La bruja se sentía en parte desconcertada, y no tardo en devolverme aquella mirada con una faceta antipática hacia la loba, sus choques visuales emitían en el propio ambiente aquella tensión que alentaba a un potencial escenario con sangre de por medio.

 

—Riha, lo que tengas en mente, QUE NO se te ocurra -Le pedí a la Lupian.

 

—No confió en ella, Roz, demasiado enigma, demasiadas sospechas, ¿te fiarías de alguien con quien no has tenido contacto por AÑOS y con un comportamiento dudoso?.

 

La Lupian tenía sus motivos para desconfiar en ella, solo conocía a Riza por mis anécdotas en torno a mis primeros años en el aquelarre, quizás no debí ser tan detallistas en ciertos aspectos cuando se lo conté. De ese error ahora entiendo, que tomo una perspectiva negativa de la imagen de Riza, más su inusual conducta reciente. Pero debía mantener esta tensión entre las dos bajo control.

 

—Le daré a Riza el beneficio de la duda, el cómo se desarrolle dicha confianza dependerá completamente de ella, ¿he sido claro? -Le dije a la Lupian.

 

La loba cesa su hostilidad visual con la bruja, suspira y se pone de espalda contra la pared, mantenía su mano aun en el arma, atento a nuestra posición, más claro hacia ella, pero dejo a un lado el hostigamiento con aquella mirada.

 

—No confió en ella, pero confió en ti, Roz, si intenta algo sospechoso contra ti o que te lastime en el acto, no dudare en defenderte con la fuerza para matar.

 

Con aquella advertencia dada, la Lupian no tenía motivos para irse de allí, a la bruja parece incomodarle, pero no se muestra reacia a quejarse de ello, simplemente la ignora y se enfocó en la razón principal del porque me llamo.

 

—Roz, voy a enseñarte lo que es “El Pacto de Thysia”, ¿estas listo? -Me pregunto Riza.

 

—No sé muy bien a que te refieres con “enseñar”, pero si esto trae respuestas a tales interrogantes, sí, estoy más que preparado.

 

Al darle aquella respuesta, la bruja entonces cierra sus ojos y pone sus manos sobre en mis hombros, de repente en su cuello cuatro extrañas marcas negras brotan para formar una especie de tatuaje. Toman la forma de espinas que se entrelazaban entre sí y cubren tanto cuello como hombros de la bruja.

 

Acto seguido abre sus ojos y me llevo una sorpresa que casi me asusta, sus ojos, las esclerosis de ambos glóbulos oculares se habían teñido en su totalidad de negro y su pupila era de un rojo profundo. Tal era la impresión que podría intimidar a cualquier que lo presenciara, la Lupian reacciono con las marcas y el cambio de color de los ojos, sus orejas dieron una movida rápida y apretó con firmeza su mano en el arma, estaba en un profundo sentido en alerta.

 

Las marcas negras comienzan a reaccionar, emiten un brillo oscuro y de pronto del cuerpo de Riza se desata poder mágico, aquellas marcas se manifiestan como una serie de tentáculos que tocan el suelo y se convierten en un círculo mágico que surge bajo nuestros pies. De repente los dos comenzamos a desaparecer en partículas oscuras, veo a Riha quien alterada y con intenciones asesinas toma la Beretta 92 de su cintura.

 

Su arma apuntaba a la bruja, no podía mover mis pies y manos quienes ya habían desaparecido en su totalidad, entonces solo muevo mi cabeza indicándole con el sacudir de esta un rotundo “NO”. Riha se detiene en ese preciso instante, aunque una parte de ella parecía querer insistir en “defenderme”, lo último que llego a ver es a la Lupian guardar el arma. Me sentía ser arrastrado a quien sabe dónde.

 

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Al abrir mis ojos me hallaba en un sitio de un cielo completamente negro como el horizonte también, su suelo de tierra muerta y lo que destacaba más en este lugar, era la inmensa jaula de cristal de naturaleza mágica de unos 12 o más metros de altura. Note que había algo en su interior, una criatura del cual solo podía verse su sombra, con ojos rojos y unas astas de ciervo, aquel ser gruñía y exhalaba un aliento rojo.

 

—«¿Un monstruo enjaulado?, no… es algo más poderoso que un simple monstruo mágico del montón, una existencia de calamidad».

 

—Estas en lo correcto, Rozuel Drayt.

 

A escasos metros a uno de mis lados se apareció de la nada una mujer de cabellera negra, vestía prendas hechas de hojas negras que recubrían sus piernas hasta el cuello, con solo sus brazos y cabeza al descubierto, con sus ojos cubierto por una tela negra y sobre su cabeza había un par de cuernos de ciervo.

 

—¿Quién eres tú?.

 

—Carezco de un nombre como tal, pues no soy un individuo, soy una entidad producto de este pacto, soy el “Pacto de Thysia”.

 

La muchacha se presento a si mismo revelándose como un ser inhumano tanto física como existencialmente, una “encarnación” del dichoso pacto, podía sentir magia irradiar en todo este sitio, tanto en ella, pero aquella criatura enjaulada era la que más mana desprendía.

 

—Ante ti, se encuentra la “abominación de Astado” -Señalo la jaula de cristal con aquella criatura encerrada en su interior —Rozuel Drayt, has sido aprobado tu “invitación” a este plano, solo posible por la sangre de las brujas que corre en tus venas.



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En el texto hay: reencarnaciones, armas de fuego, magia y aventura

Editado: 09.12.2023

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