El disparo de una pistola resuena con intensidad en el ambiente, no provenía del arma robada empuñada por la bruja invasora, Madaleg Vesh, pero tampoco del Mauser C96 de Rozuel Drayt, incluso mucho menos de algunos de sus compañeros, Crok, Allum, Riha o Riza.
La bala disparada golpea en el brazo de Vesh con el que sostenía la pistola, haciendo que la dolencia del impacto soltase el arma y se cubriera la herida en reacción para detener la pérdida de sangre, quien realizo aquel disparo se acerca a la bruja hostil, revelándose como una niña de 11 de corto cabello marrón y ojos castaños, vistiendo una camisa y pantalón remendados como sucios, sosteniendo una pistola en sus manos con el que mantenía apuntando a Madaleg.
— Laiza… -Rozuel la reconoce de inmediato.
La pequeña hermana del esper se reencontró con una Laiza en condiciones de suciedad y empuñando una de sus creaciones, su rostro sumido en ira y el hecho de haber ejecutado aquel disparo, era una bruja que, pese a su edad, estaba determinado a tomar la vida de los enemigos que amenazaban su hogar.
Tres armas de fuego fueron creadas y dejadas en Windaz para usarse en defensa para Marian Drayt, una fue tomada por Riza, Allum y compañía cuando se embarcaron a Quíatar para buscar a Rozuel, aquello fue la escopeta. Las otras dos armas restantes, la primera fue tomada por la bruja invasora y la tercera era otra pistola de un calibre más pequeño que la primera, ahora en manos de Laiza Drayt.
—Mocosa… pensar que había otra de esas malditas armas…
Madaleg con un brazo herido y rodeado, estaba totalmente a merced de la derrota, ¿pero viviría?, en los ojos de la pequeña bruja que le disparo, solo había odio puro hacia ella, Rozuel consciente de ello, estaba por detener a Laiza, hasta que Naya interrumpe.
—Laiza, es suficiente -Dijo la fortachona bruja morena dándole un puñetazo en el pecho a Vesh.
Acto seguido derriba a la bruja intrusa de un segundo golpe dejándola en el suelo inconsciente, Laiza vuelve en sí y su odio se desvanece para luego bajar su arma, para entonces voltear y su mirada quedar boquiabierto al ver a aquel muchacho del brazo de metal.
—¿Hermano?...
Pese al tiempo en que estuvo ausente, la pequeña le reconoció de inmediato, guardo la pistola en una funda hecha a la medida en su cintura y corrió hacia Rozuel abrazándole con todas sus fuerzas, sollozando mientras repetía “hermano”.
—Siento la espera, hermanita -El sangre de bruja le abraza también con ambas extremidades.
Incluso el esper no pudo evitar derramar lágrimas ante esta reunión, puede que la cantidad no igualase a la de su hermana, pero sus sentimientos eran sinceros, la felicidad de aquel reencuentro era una calidez sin igual.
—Tu brazo… -Laiza toco la extremidad izquierda dándose cuenta que era un brazo artificial y se alarmo —¿¡que te paso!?.
—Larga historia, estoy bien.
El esper tuvo el control suficiente del brazo para abrazar a su hermana, pero nuevamente empezaba a notar las fallas en mantener los movimientos de la extremidad, pero decidió dejar ese problema para después, había otras prioridades.
—Es un alivio que Laiza este bien, madre también debe estarlo -Expresa un emocionado Allum.
—¡Hermano Allum! -La pequeña Laiza también le da un fuerte abrazo al humanizado Slime.
—¿”Hermano”?, pensé que era el “hermanito” menor en la familia -Expreso con humor Allum.
El slime había “Actualizado” su aspecto para asemejar una altura similar a su amo, Rozuel Drayt, para su fortuna incluso su vestimenta se ajustó a su actual forma.
—Tu regreso sí que es toda una sorpresa, me alegra verte nuevamente, muchacho -La bruja morena expresa contenta acercándose a Rozuel —También a ustedes dos, Allum y Riza.
—Un placer señorita Naya.
—Naya… también me alegro…
La bruja de cabellera naranja es incapaz de terminar sus palabras y comienza a tambalear, su mirada le falla y de repente cae de espalda, perdiendo la consciencia, es socorrida entonces por Rozuel, Naya y el resto.
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Riza y la Sargaria Tayra, las dos juntas fueron recostada en el interior de una casa con numerosas camas que hacía de enfermería, aquel sitio era atendidos por brujas con poderes curativos y apoyados también por una bruja de voluminosa cadera, gran busto y pañuelo en la cabeza, la alquimista del aquelarre.
—Me alegro volverte a ver, Rozuel, es una pena que haya sido en estas condiciones, habríamos celebrado tu regreso -Declaro la alquimista.
—Siento no haber llegado antes, de haber sabido que esto pasaría… -El propio esper aprieta sus puños con frustración.
—Rozuel, no es tu culpa, nadie podría haber prevenido una situación como esta.
Que los invasores de Windaz fueran causadas por brujas de otro aquelarre, era algo que nadie esperaría, la alquimista junto a otras brujas recién liberadas con habilidades curativas, aseguraron que se encargarían de atender a Riza y Tayra. Rozuel junto a Allum, Riha y Crok las dejo a su cuidado, Aleab se quedó junto a la inconsciente Sargaria y bruja en la enfermería, Jhamel se fue a otra parte ocupándose de cierto “asunto” y por eso no estaba con el grupo.
Al salir afuera se encontró afuera con una mujer adulta de cabellera marrón, ojos castaños y un vestido azul sucio hecho jirones, observo que uno de sus ojos estaba morado y había moretones más pequeños en sus brazos y piernas.
—¡ROZUEL! -Exclamo a todo pulmón aquella mujer abrazando al sangre de bruja.