PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
Regrese a casa tras las clases, tanto ha cambiado desde el asalto de los forajidos, ¿realmente todos en Windaz nos han aceptado?, podre ser incrédulo, pero es difícil confiar en alguien, sobre todo en un pueblo entero cuando en una ocasión han intentado matarte asándote vivo.
Estando en mi habitación empiezo la planificación de mi siguiente “obra” por crear, actualmente tenía una pistola (Springfield XD) y un subfusil (Uzi), por lo que es momento de pasar a un nuevo nivel, tenía en mente un lanzagranadas pero era obvio que estaba fuera de mis capacidades, entonces lo otro que se me ocurrió es un fusil, me debatía entre uno de combate o asalto.
¿Qué diferencia hay entre un fusil de asalto y un fusil de combate?, en mi criterio la diferencia entre ambos es el calibre y la distancia, un fusil de combate tiene el cañón más largo para proveer disparos de mayor precisión y distancia alrededor de 700 metros o más (conllevando la desventaja del retroceso y peso de por medio), mientras que uno de asalto es más ligero en cuanto a peso usando calibres más pequeños teniendo la ventaja de la maniobrabilidad, siendo ideales para combates a distancias menores a los 700 metros en donde un fusil de combate perdería su ventaja al encontrarse contra uno de asalto a esta distancia. De momento no tengo en mente emplear un arma de tan larga distancia y menos si su retroceso es mayor, por lo que mi elección decanta por un fusil de asalto.
Dado que recibí muchos regalos metálicos desde barajita decorativa para el hogar o accesorios para el cuerpo, sería ideal usarlo y no malgastar el metalito de momento, un mineral de gran valor no crece en los árboles y la cueva subterránea no tiene provisiones infinitas de esta.
Alguien golpea la puerta interrumpiendo mi trabajo, como madre aún no estaba en casa decidí ir a atender a la visita, abriendo la puerta me encuentro con una desaminada Riza Gramwind de frente. Estaba a dos segundos de cerrársela a la cara, cuando noto en su mano derecha llevar una daga de empuñadura dorada, pero lo que más llamo atención de esa arma era un aura mágico a su alrededor, ¿un arma mágica?.
—Riza… ¿qué estás haciendo con esa cosa en manos? –Le pregunte a la bruja de cabellera naranja.
No respondía, se mantenía en un constante silencio lo que me intranquilizaba, por fortuna tenia escondida en mi cintura la pistola, dado a la forma en que actuaba puse una mano en la empuñadura del arma por si acaso.
—Riza… ¿qué carajos haces con esa maldita daga en las manos? –Vuelvo a preguntarle.
Con lo único que respondió fue volteando la mirada hacia abajo y dar un suspiro.
—¡¡Responde!!
Era el tercer aviso, me estaba sacando de mis cacillas haciéndome sostener la empuñadura de la pistola con más fuerza.
—Tienes razón… no puedo deshacer todo el daño que te hice –Dice Riza levantando la vista —Pero al menos, podre igualarlo.
Tras declarar dichas palabras, levanto en alto la daga que blandía y se apuñala a sí misma en el hombro izquierdo.
— ¿¡Que estás haciendo grandísima estúpida!? –Exclame anonado por su idiotez.
Reaccione a tiempo para poner mis manos sobre la daga y quitársela, cada segundo desperdiciado había hundía más el filo del arma en su carne, tras retirársela un frenético sangrado se desato, puse mis manos con el fin de contenerla, alguien cercano presencia lo ocurrido y fue por ayuda.
— ¿Con esto… estamos iguales? –Pregunta Riza con una forzada sonrisa en su agonizante estado.
Perdió el conocimiento, pero por fortuna brujas con habilidades curativas llegaron a tiempo, mientras retenían la hemorragia con su magia era trasladada al hospital, allí comenzó el tratamiento para estabilizar su condición, surgiendo un resultado bueno y malo, el bueno es que vivirá, pero el malo es que la daga con la cual se hirió, estaba encantada con una maldición incura mucho más potente que el yo tenía sobre mi herida.
Riza es ambidiestra, aunque tiene una mano más hábil por un margen menor siendo la izquierda, es decir originalmente era zurda, por eso mismo se apuñalo en el hombro izquierdo.
Miha Gramwind, madre de Riza llega al hospital tras enterarse lo de su hija, es recibida por mi madre quien le notifica los detalles de su condición, mientras yo continuaba aquí esperando sentado en la sala de espera dado a que ella aún estaba inconsciente como para recibir visitas.
—Tú eres Rozuel, ¿no? –Pregunta Miha sentándose a un lado mío —Es la primera vez que nos vemos, aunque ya te conocía por tu madre.
—Lo sé, usted trabaja en la biblioteca del pueblo –Dije yo — ¿Y bien?, ¿no dirá nada?
—¿Sobre qué?.