PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
Tomando el camino del bosque a pie, tenía unos 30 kilómetros para llegar a mi primer destino, el pueblo de Sota, mi decisión de no usar carreta se debe para evitar posibles encuentros sorpresas por este camino y andar en una llamaría demasiado la atención además de hacerme más vulnerable a emboscadas, en cambio yendo a pie tengo la confianza de ser más sigiloso con mis pasos.
Como partí desde el mediodía, en cuestión de horas llegaría al pueblo antes de que se anocheciera por completo (o justo), mi idea es pasar la noche allí y continuar el camino apenas salga el sol, sinceramente aun no me atrevo a arriesgarme a continuar de noche (en caso de ser realmente necesario).
Mi objetivo de momento es llegar a la aldea de Argoh, allí se encuentra un gremio de comerciantes, dado que la razón de este viaje es conseguir el apoyo de uno para crear una ruta comerciar con Windaz, por obviedad necesitaba llegar a ese lugar, ¿y cómo sabia de este gremio?, era simple, mi padre Walter me hablo de él y una vez lo visitamos cuando tenía 6 años.
Siguiendo la ruta que transitaba con mi viejo hacia Sota, me encuentro con un evento inesperado, era una mujer (calculaba de 20 o 25 años) de una cabellera negra corta con un tono azulado, llevaba una especie de falda corta negra, una camisa de cuero marrón sin mangas, un collar de cuero adornada con una pequeña piedra preciosa color verde y un morral de larga correa que llevaba encima de uno de sus hombros.
La joven se encontraba frente a 4 hombres armados, bandidos sin duda alguna, sin embargo la mujer conservaba la calma, de hecho estaba demasiada tranquila con una mueca confiada de optimismo en el rostro pese a su situación.
—Señorita, parece que no entiende muy bien su situación –Le dice uno de los asaltantes.
—En realidad lo entiendo perfectamente, ustedes tienen intención de arrebatarme mis cosas por la fuerza –Dijo ella con un tono bastante calmada.
— ¿Y aun así tienes el valor de mostrarme muy simpática aun cuando entiendes que ocurre?, no sé si estás loca o intentas tomarnos el pelo.
—Pero uno de ustedes es calvo, ¿cómo podría tomarle el pelo cuando no tiene nada de cabello en su cabeza?.
— ¡Suficiente!, yo digo que golpeemos a esta mujerzuela y le quitemos todo lo que tiene, incluido su ropa.
— ¿”Mujerzuela”?, pero si aún soy virgen, lamentablemente, mi trabajo no me da mucho tiempo para establecer ese tipo de relación con un hombre… o una mujer.
Acercándome un poco más hice que los bandidos notasen mi presencia teniendo momentáneamente su atención sobre mí.
— ¿Un niño?... no importa, espera tu turno y si eres un buen chico, nos entregaras todos por las buenas y quizás no tengamos que hacerte sufrir tanto –Me amenaza el mismo que dirige sus palabras a la mujer.
—Oh no te preocupes, tengo en mente darte algo de lo que llevo conmigo –Le respondo yo para acto seguido apuntarle con el rifle de asalto.
Disparo a su pierna izquierdo asestándole, el malhechor cae al suelo malherido gritando del suplicio, sus compañeros anonadados por la extraña arma que cargaba en mis brazos se dieron a la fuga cuando apunte sobre ellos, el saqueador lastimado se levanta resistiendo el dolor para ser el último en irse caminando a toda prisa como un chueco.
—Gracias por ocuparte de ellos –Me dice la joven muchacha —Le ahorraste el trabajo a mi compañero.
—¿”Compañero”?.
Sentía algo sobre mi hombro derecho, al fijarme me percato de un pequeño zorro blanco con minúsculas alas negras y líneas rojas como marcas tribales sobre su rostro, el cual brinca levitando gracias a sus pequeñas extremidades hasta aterrizar sobre la cabeza de su dueña.
—Najya Scheer, un placer –Se presenta ella saludando cortésmente.
—Rozuel Drayt, pero con Roz basta –Hago lo mismo —En cualquier caso, viendo que eres una maga es de suponer que tenías la situación bajo control.
—Sí, pero aun así agradezco tu ayuda, de hecho me siento intrigada, ¿qué clase de armas es esa cosa?, ¿en dónde conseguiste una?, el hecho de que no emita magia cuando la usaste deja en claro que no es un artefacto mágico y además es increíblemente fuerte, ¡esa cosa es una herramienta bastante inusual e interesante, sí que capto mi atención!.
—Lo siento, tengo prisa, ya que las cosas están bien me retiro, adiós y tenga cuidado.
— ¿Eh?, ¿y porque no me acompañas?, tomando en cuenta el camino por el que vas, diría que te diriges al pueblo de Sota, ¿o me equivoco?, es el mismo sitio al cual me dirijo, además… no todos los días puedo encontrarme con un sangre de bruja para charlar.
Al escuchar decir esas últimas palabras mis pies se detuvieron, gire la cabeza lentamente mirando con ojos perplejos a la mujer.