PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
El pueblo de Arkay se halla a unos casi 200 kilómetros al noroeste de la aldea de Argoh, llegar caminando hacia allí me tomara días, pero si voy por una carreta me demorare solo uno.
Me encontré con varias carretas siendo cargando de mercancías tanto comestibles como material por sus encargados, acercándome a uno de ellos pregunto si su destino se acerca a Arkay y si podía llevarme allí, por supuesto ofrecí algo de dinero a cambio del favor.
—Lo siento niño, ninguna de estas carretas va ni por asomo a Arkay –Me responde el hombre —Pero te tengo noticias, oí de una que va a llevar un importante cargamento hacia la ciudad de Carmuy.
Carmuy era la capital de este reino (Luthe), allí donde residen los organismos principales encargados de gobernar estas tierra, la familia real Serafia y su actual rey Learus Rydol Serafia. La ciudad de Carmuy se encuentra a muchísimos kilómetros al norte de Argoh, la carreta no me llevaría directamente allí, pero me dejaría lo suficiente cerca como para llegar por mi cuenta caminando el resto de la distancia en cuestión de unas horas
El buen hombre me explico dónde podría encontrar esta carreta, la cual destacaba por ser muy grande y tenía cerca de una docena de caballos para moverla, lo que sea que cargasen debe ser pesado y bastante valioso.
—“Amo, ¿iremos en esa carreta?” –Pregunta Allum.
—Así es, es nuestro medio de transporte más cercano a nuestro destino y quizás el único.
El carro estaba manejado por tres personas y habían dos aventureros contratados para protegerla, esa fue la explicación resumida que me dio el responsable de llevar esto a Carmuy. Allí hice mi proposición y le ofrecí 1000 Bals a cambio, sé que era una estafada lo que me permitía, pero estaba cerca y debía llegar cuanto antes hacia allí, a saber si ese comerciante seguirá en ese pueblo aun para cuando llegue.
El hombre acepto mi dinero y me permitió subir situándome a un costado de la parte trasera con la condición de no tocar absolutamente nada, al subir fue cuando me di cuenta de la valiosa “mercancía” que cargaba en su interior dentro de una jaula metálica, personas.
—Es cierto, en este mundo la esclavitud aún existe como un importante negocio en muchos reinos, lamentablemente –Dije con cierta incomodidad en mis pensamientos al verlos.
Vistiendo harapos sucios, distinguía unos 11 esclavos jóvenes, solo dos eran varones y para el colmo unos niños, el resto eran muchachas de entre 16 o 20 años, el hecho de que no notara algún grillete o algún objeto metálico en su cuerpo que me diera la idea de que sus poderes mágicos son suprimidos, entonces me da la idea de que todos son no magos, otra lamentablemente cosa de este mundo es que en estatus social, los magos tienen mayor beneficio y es raro ver a uno sometido como un esclavo, al menos que fuese un deudor o la jodiera lo suficiente para terminar como uno.
Uno de los aventureros vigilaba desde el exterior de la carreta en compañía de los que la manejan y el otro en su interior cuidando la mercancía, me observaba con desconfianza como si creyera que planeaba algo entre manos.
Solo me queda ignorar y ser paciente, mientras tanto me enfoque en pensar todo lo sucedido en mi anterior trabajo en la mina de Granarg, tantas cosas ocurrieron, con solo mirar el collar negro que es la nueva forma de la armadura encantada negra y recordar al inesperado “huésped” que vive en su interior, es algo que aún me sigue sorprendiendo.
Ahora que lo pienso, comienzo a notar que me olvido de algo, comencé a tener esta sensación desde que regrese de Granarg, intento pensar a que se debe y en mis memorias se reproduce el recuerdo de mi lucha contra el wyvern y la parte en que empiezo a caer a gran altura tras herirle ambos ojos y dejarle ciego.
— ¿Eh?, yo lo había herido con…
Una daga de plata con empuñadura dorada, la reliquia de los Gramwind, ¡ahora lo recuerdo!, cuando el wyvern me lanzo por los aires y obtuve la forma del Intense Iron tras conocer a Myldark, no recuerdo en ningún momento haber recogido la daga.
—No… no puede ser…
Después de vencer al wyvern, ese mago de nivel SS me desafío y tras la lucha contra él, enterré a Cronk antes de irme de allí, pero en ningún momento recuerdo con toda claridad haber usado algo de tiempo para recordar la daga y recogerla, yo, había perdido el valioso objeto que Riza me entrego con toda su confianza.
— ¡CARAJO, CARAJO, CARAJO, CARAJO, CARAJO!... –Repetía una y otra vez en mi menta alterado tras darme cuenta.
—“¿Amo?, ¿qué te sucede?, te noto angustiado” –Percibe el pequeño slime preocupado.
—Yo… acabo de recordar algo… bastante horrible, soy una persona muy descuidada.
—“¿Por qué lo dices amo?”.