PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
Después de que Allum se comiera buen parte del compartimiento de metal (hasta el punto de dejarlo inservible), pedí alguna sala o habitación para trabajar en privado, el buen mercader me la ofreció sin preguntar, me llevo a una que estaba ocupado por el Loren y algunos de sus guardias.
— ¿¡Que, que, que, que está pasando!? –Pregunto el malhumorado hombre.
— ¡Necesito un buen rato este lugar para empezar a idear una solución que puedes sacarnos de aquí y si vas a presentar una queja decente que tenga que ver por mi estatura, aspecto o edad, entonces mueve el culo y déjame hacer mi trabajo! –Le explique abruptamente al fastidioso tipo.
Obviamente no lo tomo muy buen, Basan intervino para convencerle también pidiéndole que le acompañara afuera junto a su guardia personal, finalmente este cuarto quedo para mí, bueno aún quedaba alguien más a quien echar.
—Todo listo, creo que ya podemos empezar, ¿no? –Me dice la chica loba demasiado contenta.
—Riha, cuando dije que necesitaba privacidad, también me refería a ti y tú lupino… presencia –Le aclare.
—¡Prometo que no molestare, porfa déjame ver como lo haces!.
— ¡Me niego!, necesito absoluta soledad, así que no me vengas con esos ojitos de cachorro triste.
Después de echar a Riha (lo cual me tomo bastante), pude empezar a trabajar, el único que me acompaña aquí era mi fiel compañero Allum, quien le pedí que me diera una buena cantidad de “material” para darle comienzo a este nuevo proyecto, esa fue la razón por la que hice que se comiera ese contenedor, porque este proyecto será el que más metal me exige hasta el momento, así inicia la segunda fase.
El diseño fue sencillo imaginarlo, pero tuve que hacer algunos retoques, más bien bastantes, tome el metal y comencé a moldearlo de acuerdo a mis pensamientos, esta parte me llevaría un buen rato, horas o incluso medio día de ser necesario.
Fue entonces que trabajando el tiempo transcurría, perdí la noción de ello mientras me hallaba concentrado moldeando el metal, Allum yacía dormido porque necesitaba de momento que descansase y yo proseguí con mi trabajo, ¿cuánto paso?, sé que son horas, pero desconozco cuánto.
— ¿Aun trabajando en tu proyecto? –Pregunta Riha tras tocar la puerta.
Me detuve al instante y ella entro trayendo consigo comida.
—Necesitas comer aunque sea algo, llevas como 9 horas aquí adentro, ¿o serán 10?, no soy buena tomando el tiempo –Agrega ella.
La loba observa curiosa el proyecto a medio hacer, pues aún le quedaba la mitad para finalizar.
—Que preciosa obra de metal estas fabricando, de solo verlo me emociona bastante –Opina moviendo la cola como un perro alegre.
—Riha, no seas curiosa como un gato, sabrás lo que es cuando lo termine, por ahora… creo que te hare caso y comeré algo –Dije tratando de tomar de la comida que me trajo pero colapsando por el cansancio en el suelo —Mi cuerpo… cuan cansado esta, creo que comeré después… de que pueda sentir los brazos y de paso las piernas… y el resto.
—Nada de eso, si no puedes comer por tu cuenta, entonces te ayudare –Insiste la loba.
Con cuidado me toma de la cabeza y me coloca boca arriba, ella toma asiento en el suelo para apoyar mi nuca sobre sus piernas, ofreciéndome la comida con una cuchara, sirviéndome a la boca carne con vegetales como si fuera un paciente internado en un hospital atendido por una enfermera, una enfermera con mucho pelo y un hocico de lobo.
— ¿Lo ves?, no es tan malo –Comenta la lupina con optimismo.
—Me siento como un paciente vegetal –Dije en mis pensamientos.
—Por cierto, ¿tu slime no necesita comer?.
Voltee en dirección hacia Allum para encontrarle devorándose un soporte metálico para antorcha de la pared.
—Creo que puede arreglárselas por su cuenta –Opine al instante —Por cierto, Riha…
—¿Si?.
— ¿Por qué estás aquí?, no eres demasiado joven para estar apartado de tu clan.
—Mi gente tiene una costumbre llamada “peregrinación”, en la cual cuando un Lupian de la manada cumple cierta edad, debe salir a explorar el mundo y sobrevivir fuera un mínimo de dos años, el objetivo de la peregrinación es fortalecer al lobo joven e inculcarlo del mundo que lo rodea, aunque esta costumbre dejo de ser obligatorio hace tiempo, sin embargo, aún hay lobos como yo que quieren experimentarlo, viajar y conocer, vivir una aventura.
—Si ese el caso, no te vendría mal adoptar el oficio de aventurera, viajes largos a todas partes, trabajos peligrosos y una paga un tanto… mediocre, aunque solo es el comienzo, cuando subes escalones, la paga se vuelve mejor.