PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
Frotaba ligeramente su mano en su largo cabello negro, su blanca piel no hacía mucho juego con su oscura vestimenta, a pesar de posar sentada con una expresión sonriente, en todo momento no dejaba de aparentar una imagen sombría, Alice Kyte, fue como la bruja se presentó.
— ¿Alice Kyte? –Replique el nombre en mi mente.
Recordé entonces haber oído ese nombre antes, mencionado por la boca la Eldar Laabe del aquelarre Cognitio en una ocasión concreta.
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Un fragmento de recuerdo hace eco en mi mente volviendo a reproducir las palabras de aquella conversación…
“—En vez de estar malgastando tiempo y esfuerzo con trivialidades xenofóbicas, deberían centrarse en encargarse de los que realmente nos dan mala imagen a las brujas, como por ejemplo, Alice Kyte.”
“— ¿Alice Kyte?, ¿quién es esa? –Pregunte.”
“ —Una bruja muy problemática, una “Yudaz”, la palabra es un término que usamos para las brujas criminales de la peor calaña –Respondió Liha con cierta seriedad.”
“—Hmmm… suena a alguien muy complicada de tratar –Opine.”
“—Y no es para menos, han habido muchas Yudaz en la historia de todo aquelarre, pero Alice Kyte es quizás la peor de todas, por 50 años su vil trayectoria se ha centrado en asesinatos, destrucción y caos por toda Avalia, ganándose el odio no solo de las brujas, sino del mundo entero, y lo peor es que sigue suelta, ella es muy peligrosa y su misma existencia tiene que ser eliminada –Argumento la bruja de cabellera naranja.”
El recuerdo se detiene allí.
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Alice Kyte, una bruja criminal de talla mundial, pero hay algo que me desconcierta, ¿qué hace aquí tal peligrosa criminal en esta ciudad?, y otra cosa, se supone que ella tiene más de 50 años, pero por su apariencia luce como alguien de 18, ¿estará haciendo uso de magia para aparentar una figura más juvenil?.
—No puede ser… ¿qué hace aquí?, ¡tú, la Yudaz más detestada y despreciada en la historia de las brujas! –Exclama la sargento Madaleg Vesh con cierta alteración.
Incluso todas sus brujas yacían igual o más preocupadas como nerviosas, la sola presencia de tal figura que encarnaba asesinatos y destrucción, había bajado bastante la moral de la Wixau, y los sangre de bruja, ellos también se llevaron inesperada sorpresa, la persona que los convenció de llevar a cabo su “levantamiento” no era otra que una bruja y no una cualquiera, podía percibir en sus rostros el descontento y decepción al revelarse tan cruda verdad.
—Me alegra saber que conservo mi puesto como la peor Yudaz de la historia –Expresa con una mueca sonriente la manipuladora criminal.
—Asquerosa y pútrida perra, tu sola existencia es una vergüenza para todas las brujas, ¡no deberías estar viva!, ¡no deberías haber nacido! –Maldecía la sargento a la peligrosa criminal.
—Oh, ¿y que harás al respeto?, pequeña sargento –Responde ella con un lenguaje provocativo.
— ¡Escuadrón de asalto en formación! –Ordeno la bruja sargento a un pequeño grupo de Wixau.
5 guardianes responden al llamado de su superiora, con la vista en frente y su mano sujetando firme la espada aguja que empuñaban, se desplazan haciendo uso del fortalecimiento mágico hacia la posición de Alice, las cinco rodean a la peligrosa criminal posicionadas para atacarla en cualquier momento.
Pero la Yudaz ni se inmutaba, con los ojos cerrados bostezaba aun en su situación, eso hacia rabiar a la sargento quien sin desperdiciar un segundo más, ordeno al grupo atacar, el pequeño escuadrón se moviliza sobrehumanamente al unísono con el veneno cubrir en el filo del arma a la vista, pensaban liquidar a la bruja ya sea perforando sus órganos vitales o envenenándola con la mortal toxina de la espada.
La Yudaz abrió lentamente sus ojos, se podía notar la mínima seriedad en esa faceta y lo letal que era, y eso último lo demostró enseguida.
¡KABOOM!
Las 5 guardianes Wixau fueron eliminadas, como si en medio de su trayecto cada una pisase una mina invisible, aniquilando con suma facilidad al pequeño escuadrón, en el aire volaban restos de sus uniformes y partes calcinadas del cuerpo que se destruían al tocar el suelo reduciéndose a polvo.
Esta mujer era poderosa y la sargento quien se mostraba orgullosa como decidida a poner en su lugar a la osada criminal, ante tal demostración, su voluntad guerrera fue demolida.