PERSPECTIVA: Tercera Persona
Los aventureros habían abandonado el sitio de reunión para adentrarse al territorio de Nagret, las calles de Natgh desde el lado del reino Enano denotaba un mayor número de sus habitantes principales y en menos medida de humanos.
Mecil Devon encabezo de líder al grupo, guiando a los suyos fuera del mismo pueblo para circular sobre terreno abierto en un campo, el hombre de avanzada edad notifica que el siguiente destino estaba a unos 5 kilómetros, en el plazo de una hora o 50 minutos, habrían de llegar.
El grupo de Rozuel circulo con normalidad con Riha a su izquierda, Allum a su derecha (en su forma humana) y él en el medio, sintió algunas miradas desdeñosa por parte de Reredy a la distancia, hasta que el joven aventurero pelinegro que yacía solo en su mesa a la hora de la reunión se acerca al muchacho de corto cabello marrón y ojos grises.
—Hola, un placer conocerte, aunque ya nos habíamos visto antes, no nos habíamos hablado hasta ahora –Saludo el chico con toda intención social —Me llamo Alan Catsel.
— Rozuel Drayt, aunque con Roz basta y sobra –Se presentó él de manera resumida.
—Sí, había escuchado tu nombre cuando te presentaste antes.
—Creí que estabas dormido cuando lo dije.
—Dormido si, atento también, aunque debo decir que Roz es un nombre pegajoso, incluso esta junto a unos compañeros de lo más agradable, yo quisiera tener una compañera semihumana, bueno… tampoco me importaría que también fuera un “él”.
—Gracias por el cumplido –Expreso Riha por sus amables palabras —Por cierto, ¿dónde está tu grupo?.
—No tengo grupo, estoy solo –Contesto el tal Alan sin perder su expresión optimista.
—¿Eh?, ¿solo tú?, pero es peligroso, y según Roz, a donde vamos lo es aún más, ¿no tienes miedo de morir?.
—Se podría decir que estoy demasiado familiarizado con la muerte que le perdí el miedo.
— ¿Estuviste a punto de morir en alguna ocasión? –Pregunto Roz.
—Algo similar a eso –Respondió él —A propósito, puede que el resto no lo haya notado, ¡pero estuviste genial allá adentro!, la manera en que sometiste a ese aventurero de dos rangos más que tú y la manera en que fácilmente mataste a su compañera después de que rechazaste su ataque, ¡súper genial!.
— ¿No te molesta que fácilmente haya matado a alguien justo delante de todos?, siendo la victima una aventurera en si –Le pregunto Rozuel.
—No lo creo, puede que la mayoría lo vea como un acto exagerado, pero si yo hubiera sido tu habría hecho lo mismo, al final de cuenta, tú se lo advertiste y aun así ese grupo se atrevió a meterse de nuevo contigo y peor con un intento que casi podría haberte matado –Opino Alan.
Rozuel asumió que sus acciones en la reunión hayan causado una impresión de temor o cuidado hacia su persona, matar a una aventurera delante de otros, conllevaría a que el grupo pensara no acercársele o evitarle lo más posible, era una de las posibilidades que más prefería, para evitar el contacto con aventureros problemáticos como es el caso de Reredy, aunque no espero que tuviera el efecto contrario con algunos.
—Lo más llamo mi atención es ese artefacto mágico que usaste contra la aventurera, es… ¡doblemente súper increíble! –Comento Alan de lo más emocionado — ¡Jamás había visto un artefacto tan pequeño y con ese poder!, de hecho incluso al utilizarse no desprendía magia alguna, lo que sensorialmente lo hace un arma indetectable si se usa contra magos o personas con buenas capacidades de percepción de la magia, de no ser el fuerte ruido que produce al utilizarse, sería el arma de asesinato silencioso definitivo.
Su manera de analizar el Mauser C96 era bastante llamativo para Roz, pues Alan no solo noto la ausencia de magia en la pistola, incluso dedujo que con cubrir el sonido del disparo el arma seria perfecta para el asesinato sigiloso, cosa posible con un silenciador.
— ¿Dónde lograste hacerte con un artefacto tan increíble? –Fue la predecible pregunta que se veía venir.
Para fortuna de Roz, no tuvo que responder a dicha cuestión gracias a la interrupción de alguien en la conversación, de un individuo que resulta ser alguien que conocía al muchacho con anterioridad.
—Reconocería esa extraña arma y viniendo de alguien tan joven, eres ese chico aventurero que llamo bastante la atención hace unos cuantos años, Rozuel…–Fueron las palabras de un hombre adulto dichas para Roz.
El chico se dio vuelta sin dejar de caminar para descubrir que la persona que le hablaba, era un hombre de 175 de altura, entre sus 30 o 40 años, de cabello negro con algo de canas, barba corta, portaba una armadura de acero cubriendo su torso, en sus brazos y piernas poseía protecciones de cuero reforzado, envolvía su vestidura metálica con una capa marrón y su arma predilecta era una larga espada que cargaba en su espalda.