PERSPECTIVA: Rozuel Drayt
Numerosos banquillos de madera decoraban el lugar, la mayoría destrozado, otros podridos, pero reflejaban el desastre de esta abandonada iglesia, del altar apenas sobraba vestigio alguno de que hubiera habido uno, el resto de las salas ajenas al sótano estaban derrumbadas.
Me encontraba sentado en el suelo, finalizando la fabricación del último lote de munición, me tomo cerca de cinco horas consecutiva crear una gran cantidad, luego descanse una hora y me he puesto a crear los restantes para mi inventario, para entonces ya era el atardecer del primer de los 4 días para la llegada de la líder de Ordinem Deam.
—Termine –Dije en voz alta.
—Sí que te lleva tiempo crear esa munición para tus extrañas armas, bueno no es de extrañar, no se siente que usarían magia para funcionar, aun cuando las llaman artefactos mágicos –Comento Einquel quien estaba a mi lado.
El elfo oscuro poseía una fina percepción de la magia como un rasgos distinto de su lado elfico, por lo que no le costaba darse cuenta de que en ningún momento mis armas de fuego poseían rastro de magia alguna, pudo corroborarlo cuando lo use delante de sus ojos, como hasta ahora.
En esta abandonada iglesia, no solo estábamos los dos, también se encontraban algunos miembros de la organización, esperando sus órdenes como soldados para moverse, justo un escuadrón de 6 de ellos se desplazó hacia la dirección en donde se encontraba Eithan, el que porta el rango de “Custo”.
El ataque enemigo está centrado en dos lados, Eithan se ocuparía en uno con el apoyo de miembros en su mayoría de rango Protecto, mientras que los demás que poseen el rango Vigidente junto a otros Protecto, nos concentraríamos en el restante, de ese lado me encontraba involucrado.
— ¿Hasta cuanto más piensas hacernos esperar? –Pregunta un miembro de rango Vigidente como Einquel, ingresando al desolado sitio.
Era un semihumano, pero uno que desenvolvía un aspecto humano con rasgos animales en su cuerpo, orejas puntiagudas cubiertas de un pelaje gris, también cubrían su brazo como la mitad de la mano, poseía un rabo (cola) y unos caninos en la boca, aquello era un mestizo, un cruce entre humano y un Lupian del clan “Colmillo de acero”.
Me sorprendí al saber que dicha raza de lobos antropomórficos eran capaces de procrear con seres humanos, al parecer cuando esto sucede, puede darse el caso de que el “hijo” nazca o como un Lupian entero o un mestizo, las posibilidades del primero son mayores cuando la madre es la Lupian.
El mestizo llevaba un manto blanco en conjunto con un pantalón del mismo color, la insignia de su organización la portaba en su vestimenta superior, misma ropa que fue forzada a llevarla Einquel mientras me repostaba de munición.
—No seas tan apresurado, Garet, ya bastante es tener que usar este uniforme –Se queja el elfo de su vestimenta.
—Esa ropa es la que te define como el “Vigidente” que eres, no te quejes por algo infantil –Opino el mestizo denominado Garet —Espero que esta espera valga la pena, presumes demasiado sobre lo que dices de ese chico, que para empezar ni siquiera es de la organización, ¿cómo es que el Custo Eithan accedió?.
—Jeje… digamos que lo sabrás cuando lo veas con tus propios ojos, mientras tanto, ¿no les está ayudando su slime de metal?, deberías ser un poco agradecido de que alguien ajeno a Ordinem Deam, nos esté echando una mano.
Mientras me encontraba ocupando de crear la munición, le pedí a Allum que asistiera a los combatientes de la organización en su lucha contra los Afligidos, me reuniría con él cuando acabara el asunto de las provisiones armamentísticas.
—No es que no lo agradezca, simplemente la paciencia no es mi fuerte y llevamos esperando afuera con los demás –Dejo en claro su queja el mestizo.
—Pues la espera acabo –Dije poniéndome de pie —Todo está preparado.
Me ofrecieron llevar una armadura de protección ligera, pero rechace la oferta bastándome únicamente con la camisa blanca que Einquel me entrego al despertarme, desde que me retire todas las vendas, de alguna manera siento como si todo mi cuerpo, se sintiera más fuerte, casi como la sensación que una persona sentiría con los resultados de un riguroso entrenamiento en un gimnasio, o solo quizás es imaginación mía.
Salimos al exterior para dar con un bosque, aquello rodeaba este abandonado edificio sacro, los tres nos dirigimos hacia un árbol en donde aguardaban dos Vigidente más, el primero era un Draconiano, cuerpo fortachón, cuernos en la cabeza y un cuero cabello rojo, mientras que el segundo era un hombre con un par de orejas felinas y una cola gatuna, un Cait o “hombre gato”.
—Hombre, ya era hora, casi me tomo mi cuarta siesta –Dijo el Cait identificado como Benito.