Metamorfos

Capítulo 6

Demian

Sólo habían pasado tres semanas y con cada hora que pasaba el aspecto de Dorian se volvía más deplorable. Demian sabía por qué y se sentía realmente culpable. Lo había sometido a intensas caminatas que ningún ser humano resistiría. Llegar a los bosques del norte había sido su único objetivo y había descuidado por completo al amigo que lo acompañaba. Sí. Dorian había demostrado tener todas las cualidades necesarias para ser una persona de confianza. Habían sobrevivido a base de frutos y pequeños tragos de agua que podían permitirse cada vez que se acercaban a un rio. Eran condiciones inhumanas y aun así Dorian seguía detrás de él.

-¿Podemos ir a descansar más temprano? –le preguntó Dorian un poco desanimado-. Muero de sueño.

Siempre se despertaban antes de que saliera el sol y dormían muy entrada la noche. Dormían cuatro o quizá cinco horas. No era el tiempo necesario para que su cuerpo recuperara las energías para el día siguiente. Demian saltó desde la copa de un árbol y aterrizó a su lado, lo condujo por varios minutos hasta un árbol de ramas gruesas que les permitiría dormir en la cima, lejos de cualquier depredador terrestre. Lo observó subir con dificultad y respirar de alivio cuando lo había logrado. Instantes después, subió y se recargó a su lado ya en su forma humana.

-Haz perdido peso –comentó Demian.

-Supongo que sí. No podré vivir comiendo sólo manzanas –le dedicó una desganada sonrisa-. Te he visto transformarte muchas veces y siempre me he preguntado qué pasa con tu ropa cuando lo haces.

-Ni yo lo sé. Así que no esperes que te dé una respuesta.

Dorian rio por unos segundos. Su risa también sonaba algo apagada. Como fuera, tenía que encontrar la manera de conseguir algo más que manzanas para que no muriera de hambre. Si había aceptado que lo acompañara, también cuidaría que no muriera en el camino…

-A veces pasas tanto tiempo en tu forma felina que comienzo a olvidar como eres de verdad. ¿Nunca te ha asustado eso? ¿Qué los demás olviden como eres?

-Nunca antes había tenido a alguien más que a mi madre. Siempre… siempre estábamos huyendo. Así que no, nunca había sentido ese miedo.

Vivir como fugitivo lo había privado de muchas cosas. Su madre le enseñó que si quería sobrevivir en este mundo hostil no debía confiar en nadie, ni siquiera en su misma sombra. Al confiar en alguien le das el poder para destruirte, le repetía cada día de su vida. Nunca estaban más de dos días en un mismo lugar, y no se podían permitir quedarse en sus formas humanas a menos que fuera estrictamente necesario. Como aquella vez que tuvieron que entrar a un pueblo para conseguir algunos remedios medicinales. Pero tanto su madre como él, sabían que estando en esa forma eran mucho más susceptibles a ser asesinados.

-Yo siempre tuve ese miedo, a desaparecer y que nadie me recuerde. Porque si nadie nos recuerda ¿qué somos después de la muerte? ¿En realidad existimos alguna vez si nadie más nos recuerda?

-El hambre… el hambre te está poniendo muy filosófico –espetó-. Deberías dejar de pensar en eso y concentrarte en la vida que ahora tienes. Todavía… todavía te queda mucho por vivir.

-Tienes razón.

Sintió como Dorian recargaba su cabeza en su hombro. Esperó hasta que se quedara dormido para enderezar su cabeza y recargarlo de forma segura en el árbol. Segundos más tarde estaba de nuevo en su forma animal y tenía toda la intención de regresar al pueblo que habían dejado atrás hace unos días. Corriendo a toda velocidad estaría de vuelta a la mañana siguiente con algo de comida. Antes de marcharse vio el cuerpo delgado de Dorian y pasó suavemente su lengua sobre su frente. Era una promesa silenciosa de que todo estaría bien. De que regresaría tan pronto como le fuera posible.

Antes de marcharse olfateó el aire tratando de encontrar a cualquier depredador que estuviera oculto. Nada. Los únicos aromas que percibía provenían de las flores y algunos roedores que aprovechaban la oscuridad de la noche para alimentarse. Antes de marcharse observó por última vez a Dorian. Seguía tranquilamente dormido.

Durante la noche algunos animales fueron capaces de ver una criatura plateada, tan veloz que sus ojos no percibieron su forma ni su tamaño. Era un destello de luz que atravesaba la oscura noche.



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En el texto hay: bestias, gay, sobrenatural

Editado: 02.01.2023

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