Luego de que Franco se marchara, se volvió a duchar reemplazando su vestido por unos vaqueros y una sudadera ya que temía que aquel vestido delatase lo que había ocurrido en su cocina esa mañana.
Cuando llegó a la cafetería se sorprendió al encontrar el lugar algo vacío aunque supuso se debía a que era 25 de diciembre y todos preferían estar en casa con sus familias. Ella, por su parte, se acercó a saludar a sus amigos. La verdad es que desde que su madre había muerto muchas cosas murieron con ella incluyendo las fechas que se suponían eran importantes por lo que no solía celebrar nada de eso.
Laura y Pablo incluso les insistieron en quedarse a cenar con todos los demás, pero ella y Franco se habían negado no sin antes haberles agradecido por tal gesto.
Limpió rápidamente el café que se derramó sobre la mesa esperando que Laura no se diera cuenta, pues no era la primera vez que le sucedía esto en el día. Se sentía como una adolescente, pero le era imposible no sentirse nerviosa cada que recordaba las manos de Franco acariciándole, su boca recorriendo cada centímetro de su cuerpo, su…
Sacudió la cabeza alejando de nuevo esos pensamientos sonrojándose en el acto.
―Alex ―Laura la llamó a sus espaldas―. ¿Estás bien?
Más que bien, quiso decir, pero se mordió la lengua.
―Ajá ―hizo como que hacía un corazón sobre el café con tal de no mirarla a los ojos, se podría delatar sola.
―¿Segura?
―Sí, ¿por qué? ―la miró fugazmente fingiendo extrañeza.
―Desde que llegaste te he notado distraída. No lo sé, tal vez sea por tu hermano o las fechas.
Laura la miró y, aunque Alex no la miraba, podía sentir que analizaba cada gesto que hacía esperando se viera delatada.
―No, no es por eso ―se sonrojó al volver a recordar lo ocurrido, cosa que no pasó desapercibida para Laura.
―Es sobre Franco, ¿no? ―Laura no pudo evitar reír al ver como su amiga no sabía ni qué contestar― ¿Ustedes dos ya...?
―¡No! ―el grito de Alex la hizo reír mientras que esta se hizo chiquita en su lugar.
―Iba a decir que si ya lo habían hecho oficial… pero bueno, iré a atender a aquel cliente ―no esperó la respuesta de Alex y se alejó con una enorme sonrisa en su rostro intentando no reír.
Alex deseó que la tierra se la tragara, solita había delatado lo que tanto había tratado de ocultar. El sentimiento que la embargó por un momento le hizo pensar que tal vez así se habría sentido si su mamá la hubiera descubierto en alguna mentira. Una experiencia que nunca pudo vivir.
Observó su reflejo en una de las ventanas, sonrió con nostalgia recordando a su madre y lo mucho que podía llegar a extrañarla a veces.