Metanoien

Capítulo 3

El primero en presentarse como alpha fue William, él fue declarado legalmente como un Alpha de sangre pura, ni la genética delta de su madre pudo sobreponerse a la genética alpha. Pero desgraciadamente Claude no corrió con la misma suerte, aunque era el mayor de los gemelos, se declaró como un delta de clase serviál.

La noticia no lo afectó. Él ya sospechaba que sería delta desde hace años, más exactamente cuando rebuscó entre libros anatómicos y genéticos, en ese momento Claude formuló sus especulaciones, y posteriormente se lo confirmaron. Qué más da. Por el contrario a Claude, William se mostró renuente a la noticia, sinceramente esperaba que su hermano gemelo también fuera un alpha, nunca esperó que lo declararán delta, y peor aún, que Claude no se mostrará afectado lo confundió aún más.

No dijo nada.

La última en ser declarada ante la sociedad fue Charlie. Al cumplir los quince su aroma a omega la delató, era de esperarse, sus padres eran omegas. 

Actualmente Elián asistía al colegio al norte de la ciudad. Con dieciocho años logró obtener doce firmas y ser aceptado en el sistema estudiantil de bestias, aunque los costos eran considerables se las arreglaba para cubrir lo necesario y no exprimir las fuerzas de su pobre madre. Le agrada su vida en la ciudad.

A sus hermanos les faltaba dos años para poder acceder a un colegio oficial, entonces solo podían visitarlo de vez en cuando para hostigarlo con sus planes amorosos y sus anteriores romances.

A todo esto cabe destacar que... ¡Charlie encontró a su pareja!

 Fue una magnífica noticia a excepción de un pequeño detalle: los gemelos no se lo tomaron tan bien.

Celosamente seguían a su hermanita a dónde quiera que iba con su cita, gruñían cuando el pobre afortunado se acercaba a saludar y repartían manotazos si tocaba un poquito a Charlie. 

Todo un espectáculo.

Según su madre esos chicos se volverían locos el día que Charlie llegue con un anillo de compromiso entre los dedos, aún no estaban listos para esa conversación.

El día de Elián se repartía en una monótona rutina: levantarse a desayunar un pan con té, vestirse, asistir al colegio hasta las tres de la tarde, a las cuatro ir a trabajo en el café y de nuevo a casa.

Los jueves y lunes en lugar de trabajar en el café trabajaba asistiendo a un tatuador profesional muy cotizado en la ciudad. Una buena paga sí. Oh bueno, él no se quejaba.

Su teléfono vibró con una llamada entrante: Claude.

Respondió la llamada y escuchó la conocida voz de su hermano menor al otro lado de la línea. —Hermano que novedad tenerte por aquí. —dijo sarcásticamente, picoteaba una hoja con un lapicero azul, el tatuador llevaba rato haciendo un tatuaje grande en la espalda de un hombre, eso le dio prácticamente el día libre.

—Y que lo digas, Charlie me obligó a llamar. Cuéntame cómo estás para que vea que sí estamos hablando.

—¿O si no qué? —Conocía su sangre, esos demonios siempre apostando.

—O me obligará a hacerme una mascarilla de aguacate con tomate en los párpados. ¡Una ensalada! —Gritó pavoroso.

—Bluh —Elián hizo alarde a vomitar, divertido por la situación—, Claude a la ensalada. Que mala receta, eso dará diarrea. Rieron un tanto. Entre jugarretas inocentes y berrinches llegó el clímax de la conversación.

La voz de Claude se endureció denotando seriedad, extraño en él— Elián tenemos que hablar de un tema serio, y es demasiado urgente.

—¿Ocurre algo? —Sí —afirmó rápido—, William también lo ha notado. En el bosque algo anda mal, sabes que, cuando éramos pequeños íbamos a un lago cerca de una montaña de arena blanca, esa que tiene árboles con tronco grueso. —Elián asintió con un "mh"—. Pues los árboles se están secando de un día a otro, como si algo les absorbiera la vitalidad. . . 

—Tal vez la montaña esté decayendo, hermano.

—Queremos pensar lo mismo —dijo él—, pero Elián, hermano, ayer apareció una mujer alpha asesinada al pie del bosque. Justo en el límite de la reserva de Solan. 

—¿Quizá crees que haya sido él? —preguntó preocupado. Si el líder del bosque vecino decidía entrar en conflicto con su reserva solo significaba una cosa: guerra.

—No sabemos.

—Demonios... Será mejor que Charlie y mamá salgan de ahí cuando todavía no explota... —De eso quería hablarte —declaró—. Charlie y mamá son muy necias, no querrán irse a menos de que tengan un motivo significativo.

—¿Acaso está diciendo que una guerra no es motivo suficiente?

— Están locas esas dos mujeres.— Le dio la razón y prosiguió— William propuso que tú fueras el cebo, el motivo para alentarlas. Se quedarán en tu departamento, pero... tendrás que quedarte aquí en el pueblo a defender la zona que se nos encomendó. Somos tres guardianes a cargo de seis áreas estratégicas, si tú no estás esto se va a ir al carajo tan rápido que nadie dentro del límite sobrevivirá.

—Hablas como si la guerra fuera un hecho.

—Estoy previniendo futuros problemas. —eludió la acusación— Piénsalo hermano, después hablamos, tu loca hermana me está buscando para romper el trato y ponerme su endemoniada mascarilla de ensalada.

—Hablaré con mamá —suspiró cansado—...y le daré la excusa necesaria para que vengan a la ciudad, necesito que mandes a William con ellas, no quiero que se le ocurra irse en contra de mi madre y hermana al ser vulnerables.

—Entendido. Adiós.

Colgó la llamada presionando sobre la pantalla. No sabía qué pensar o cómo reaccionar, se supone que al ser parte del clan les proporciona protección a los miembros pero, si eso fuera preciso, no existiría un muerto de por medio. Solan siempre fue el hombre a cargo de la manada de felinos y aéreos al norte de la reserva, la parte más lejana a la ciudad, la más primitiva. Un hombre de linaje el cual fue declarado líder desde temprana edad, lideró con justicia a sus guerreros y organizó exitosamente el sustento de su población. 

¿Qué cambió? Ningún clan era ambicioso con los clanes vecinos, en épocas de festivales incluso compartían mesa y alimentos.




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