Liliana encuentra dentro de su cuaderno un sobre rojo y lo abre.
Querida Liliana:
Quizás muy pronto sabrás quién soy y te pueda decir todos mis sentimientos. Realmente no puedo esperar para estar junto a ti. No era la forma que esperaba, pero sólo así podré conquistarte. Espero entiendas lo que hago por ti.
P.D.: Por favor no comas ansias porque así menos me verás. Ya estabas a punto de verme, pero no te preocupes. Tú sabrás quién soy.
Te amo, L.J.
Liliana no podía creer esto. Pensó que definitivamente ese chico era su admirador y ahora se había revelado. Ella tenía que hablar con él a como dé lugar y aclarar todo.
Al terminar la clase, Liliana corre detrás del chico para preguntarle quién era y por qué no le decía sus sentimientos. Corrió y lo detuvo. El chico la vio confundido.
—Perdona, quería preguntarte cómo te llamas y por qué me has dado esto —le dice señalando la carta y viéndolo a los ojos. Él volteó la cara y sonrió.
—Me llamo Jonathan y te di eso porque debía hacerlo ahora o nunca —le respondió.
—¿Tú eres quien me escribe todas esas cartas? —le preguntó. Él la vio sonriente.
—Yo no te escribiría, te lo diría de frente o cantando, pero por desgracia no se puede —esas fueron sus últimas palabras y dejó a Liliana confusa y pensativa.