Julia no podía creer lo que estaba escuchando de ellos. Eso era impresionante y se preguntaba por qué ambos sabían aquella información y no dudo en preguntarles y la respuesta le sorprendió aún más.
— ¿Y ustedes conocen al verdadero? —preguntó y ambos se tensaron, se vieron a la cara.
— Bueno... sí —respondió Dan algo nervioso.
— ¿Quién es? —cuestionó y los dos se vieron a la cara de nuevo para luego revelar.
— Soy yo Julia —confesó y Julia se quedó impactada al saber quién era el admirador de Liliana.
Julia no podía creer que aquel chico era el verdadero admirador de Liliana. Era tan obvio porque él siempre estuvo con ella.
—Debí adivinarlo, todas esas palabras que escribías en esas cartas eran como si conocías realmente a Liliana —comentó Julia.
—Sí, así es —le dijo él avergonzado.
—Pero, ¿por qué no le dijiste tus sentimientos? —le preguntó.
—Por idiota, por cobarde y por no arruinar nuestra amistad —le respondió.
—¿Y ahora qué vamos a hacer? Liliana está muy clavada de Jonathan y si me hubiera dicho algo hubiera podido ayudar —dijo Julia.
—Tengo que decirle la verdad, tengo que decirle que su admirador secreto soy yo que desde que terminé con mi ex novia me empecé a enamorar de ella —habló.
— ¿Y también lo sabe tu mejor amigo? —le cuestionó Julia y él lo afirmó.
El verdadero admirador de Liliana llegó temprano a la Universidad con una tarjeta, un ramo de rosas y se puso frente al casillero de Liliana. Esperaba que ella llegara temprano.
—¿Qué haces ahí? —le preguntó Jonathan muy molesto.
—Esperando a Liliana —le respondió molesto también.
—¿Qué piensas? ¿Qué ella se va a fijar en ti? —le cuestionó burlándose.
—Eres un idiota mentiroso, te aprovechaste de mis cartas para hacerte pasar por su admirador —le dijo molesto. Jonathan comenzó a reírse.
—Pero ahora ella está muy enamorada de mí y no te hará caso —le dijo burlón.
—Cuando le diga la verdad, tu teatro se acabará —le dijo victorioso.
—Ella nunca sabrá la verdad —le advirtió.
—No cantes victoria Jonathan, porque casi toda la Universidad es testigo de los sentimientos de mi mejor amigo hacia Liliana —le confesó y Jonathan se puso nervioso. ¿Qué pasará con todo esto?
Liliana se apareció y todos se quedaron callados y notó que Jonathan actuaba raro y quiso preguntarle qué pasaba.
— ¿Qué está pasando? —preguntó confundida.
—Nada cielo... estos dos, saber qué se traen, así que mejor vámonos —habló nervioso Jonathan.
Liliana no estaba muy convencida de ello, pero no quiso insistir más.
—¡Liliana! —gritaron su nombre. Jonathan se tensó y la tomó de la mano fuertemente que casi la lastimaba.
—Nos tenemos que ir —Jonathan dijo preocupado.
—¿A dónde crees que vas? — e dijeron.
—¿Dan?, ¿Julia? —habló asombrada Liliana.
Jonathan se llevó rápido a Liliana por el lado izquierdo de ellos. Entonces fue ahí cuando ella se dio cuenta que algo raro estaba pasando y trató de detener a Jonathan.
—¡Basta Jonathan, ¿Qué te pasa?!— le gritó. Pero Jonathan no se quería detener. De repente frente a ellos apareció Gabriel y sus amigos. Entonces él quiso regresar, pero se dio cuenta que estaba Pablo con sus amigos. Los amigos de Dan, los amigos y amigas de Liliana y Julia. Jonathan no tenía escapatoria.
—Ya no tienes a dónde ir Jonathan —habló Leonardo entrando en la multitud.
—¿Qué es lo que está pasando Leonardo? —preguntó Liliana muy confundida.
—Lo que pasa es que Jonathan te mintió —le respondió.
—¡No le creas! —gritó Jonathan nervioso.
—¿Puede alguien decirme qué está pasando? —preguntó Liliana desesperada.
—¡Él no es tu admirador secreto, te mintió y tú le creíste ciegamente! — gritó Leonardo. Y luego todos asintieron de que estaban de acuerdo con Leonardo.
Liliana no sabía si creer en Jonathan o en Leonardo y los demás. Para ella todo esto era tan confuso. La estaba volviendo loca. Jonathan estaba más nervioso que nunca y no sabía qué hacer.
—¿Y según ustedes, ¿quién es mi admirador secreto? Porque nadie quiso decírmelo —le comentó molesta.
Todos se quedaron callados un momento hasta que alguien se decidió a hablar.
—¡Soy yo! — respondió aquel chico que tanto la amaba y Liliana no podía creer lo que estaba escuchando.
Liliana quedó perpleja ante esa confesión.
—No hablas en serio ¿o sí? —le preguntó al fin.
—¡No le creas a él Liliana, él te miente! —gritó Jonathan.
—¡Leandro dice la verdad, Liliana! —gritó Dan.