Mi Aguafiestas Favorito

DÍA EN LA IGLESIA!!!

DAVE

Estoy observando el techo de mi habitación como un estupido, a unos cuantos metros está durmiendo la mujer a la que he deseado desde la primera vez que la ví y sin embargo yo estoy en mi cama, solitario, reprimiendo deseos, solamente para demostrarle que puedo ser paciente y esperar el momento en que se sienta lista para dar el siguiente paso. Durante mis años de adolescente y adulto, las mujeres que han transcurrido en mi vida han estado de acuerdo en disfrutar de nuestra sexualidad sin ninguna limitación y después de una cita hemos terminado en su apartamento o en el mío, luego decidimos si continuaremos viendónos o simplemente fue un encuentro de una sola vez. Pero, hoy estoy acá en una situación totalmente distinta, y aunque será necesario que tome una buena ducha de agua fria para poder descansar después de nuestra reunión "en el oscurito" no me arrepiento de continuar descubriendo que nos deparará el destino.

Alguien toca a la puerta. -Dave, ¿estás despierto?- A la distancia puedo escuchar la voz de un chico. Hago oidos sordos y trato de conciliar el sueño. -Dave, mi madre me pidió que te dijera que ya es hora de irnos-. Con un alto esfuerzo consigo sentarme en la cama. -Pasa adelante-. Mi voz suena débil. -Dave, buenos días. ¿Aún no estás vestido?-. Frente a mí tengo a Alex, vestido de manera un poco mas formal de lo que usualmente viste. -¿A que te refieres?-. Continúo esforzándome para abrir completamente los ojos. -Pues que ya es hora de ir a misa, falta media hora y tú no estás listo-. Ahora si, ha logrado que abra los ojos como platos. -¿Que dices?-. -Que es hora de ir a la iglesia, nosotros vamos todos los domingos con mamá, por lo que ya estamos preparados-. En ese momento hace su entrada mi dulce morena. - Dave, buenos días, ¿pero....aún no te has vestido?-. -Pero, tu nunca dijiste que saldríamos de madrugada-. -No seas exagerado Dave, son las 7:30 A.M., la misa empieza a las 08:00 A.M., estamos retrasados; yo te platiqué que mis hijos y yo acudimos a misa todos los domingos-. Lo olvidé por completo o puede ser que nunca creí que fuera cierto. -Pero si tu deseas, puedes quedarte, iremos nosotros y luego nos vemos más tarde-. Veo cierta desilución en su rostro. -Esta bien, 15 minutos y estaré listo-. 

Entramos a la iglesia, durante todo el camino he tratado de recordar la última vez que acudí a un servicio religioso y creo que eso fue cuando mi abuelo murió; debo haber tenido unos 13 años. En mi familia no fuimos educados bajo ninguna inclinación religiosa; fuimos  educados para creer en Dios, pero no precisamente para participar en reuniones religiosas o acudir todas las semanas a la iglesia.

Observo a Carol y está tan dulce y atenta escuchando el mensaje del sacerdote, los niños también se encuentran muy atentos; es extraño pero no me siento incómodo. Ésto está lejos de lo que usualmente realizo los domingos, totalmente nuevo, pero lo estoy disfrutando. 

Al salir de la iglesia, nos dirigimos para desayunar en un restaurante que se encuentra en una azotea con un enorme jardín. -¿Te aburres Dave?-. Carol me habla al oido, en un descuido de los chicos. -No, no lo estoy-. Le sonrío. -Me alegro mucho-. Bajo la mesa toma mi mano en señal de agradecimiento. 

-Dave, debo ir al mercado, necesito comprar algunas cosas para preparar un pastel- . -¿Recuerdas que hoy tenemos una cena en casa de Clarisse?-. -Deseo llevarles un obsequio-. Asiento. 

Durante el resto del día los chicos y yo hemos disfrutado realizando diversas actividades, nos hemos divertido mucho. Carol se ha dedicado a la cocina y ha sido lo suficientemente clara con nosotros: no desea que le interrumpamos en su labor de pastelera. Hemos obedecido manteniéndonos a distancia. 

Por la noche hemos acudido a casa de nuestros nuevos amigos. Carol bastante nerviosa ha preferido llamarlos para explicarles que los chicos aún no saben de nuestra relación, para que eviten cualquier comentario que podría ponernos en evidencia durante la cena. 

Hemos pasado una velada muy agradable, Carol es una estupenda cocinera, el pastel estuvo delicioso y la cena que preparó Clarisse estuvo fenomenal.  Los niños se divirtieron mucho escuchando las anécdotas de Joseph. Prometimos que pronto nos reuniríamos de nuevo.

El día lunes por la mañana Carol y los chicos regresan a su hogar y mi casa  y yo nos quedamos muy vacios. Estoy acostumbrado a estar solo, pero hoy particularmente estoy dejando de sentirme cómodo con la soledad.   Trato de quitarme esa extraña sensación poniéndome a trabajar. Por las noche decido llamar a Clarisse y conversar con ella por un rato; ella es muy agradable y muy inteligente; serán una estupenda amiga en este lugar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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