Mi Alfa, Mi Mate

Capítulo 5

5. Pervertido

Me giré ya que estaba cansada de la misma posición, y... me caí de la cama.

—Que buena manera de despertar... —me quejé.

Fruncí el ceño y abrí los ojos adormilada, observando dónde estaba.

Esta no era mi habitación.

Me encontraba en una habitación totalmente desconocida.

Era enorme, con una cama bastante grande, nose ni como me caí.

Al final de esta había una butaca, una mesa y un sofá.

Me levanté del suelo y me dirigí hacia la puerta, intenté abrirla, pero estaba cerrada.

Bufé y me senté en la cama.

Busqué mi móvil, pero no lo encontraba por ningún lado.

De repente se abrió la puerta, dejando ver a Adam con una bandeja en sus manos, mientras empujaba la puerta con el pie.

—Veo que ya has despertado... Buenos días... —sonrió.

Se acercó a la cama y dejó la bandeja en la cama.

—¿Qué hago aquí? —le miro.

—Pues... pensé que sería mejor traerte aquí...

—¿Y por qué estaba la puerta cerrada?

—Uhm... para que nadie entrara... —hizo una pausa— anda, desayuna...

Asentí y cojo lo que estaba en la bandeja y empecé a comer.

Lo miro de reojo y veo que me esta mirando fijamente.

—¿Te importaría dejar de mirarme tan fijamente? —digo mirándolo.

Él solo asintió y siguió mirándome, bufo y sigo desayunando.

—Uhm... si quieres ducharte o algo, ahí tienes el baño... —dijo señalando una puerta cercana a la cama. —Te he dejado ropa para que te pongas después... —hizo una pausa y al ver que no decía nada, suspiró y se levantó— bueno... yo me voy... —salió y cerró la puerta, dejándome ahí.

Me levanto y voy al baño a ducharme, me quito la ropa, me meto en la ducha, abro el agua y dejo que esta caiga por mi piel, relajándome por completo.

Después de un rato bajo el agua, me enjabono y termino de ducharme, salgo, enrollo una toalla alrededor de mi cuerpo y salgo a la habitación.

Me acerco a donde Adam había dejado la ropa que me había traido y me quito la toalla, cojo la ropa interior y me la pongo, me pongo la ropa y me giro para ir al baño a soltar la toalla.

Me encuentro a Adam en una esquina de la habitación, apoyado en la pared, mirándome de brazos cruzados.

—¿Qué mierda haces aquí? —frunzo el ceño.

—Uhm...venía a ver si ya estabas lista...

—¿Y para eso hacía falta quedarte ahí callado mientras que me cambiaba?

—La verdad, estaba admirando las vistas... —sonrió de lado.

Joder, ¿Este chico no se cansa de sonreír todo el día o qué?

—Eres un imbécil y un pervertido de mierda. —le digo dándole un golpe con la toalla en su pecho, salí enfadada de la habitación.

Rápidamente escucho unos pasos que me seguían, justo después me estaba cogiendo del brazo.

—Sueltame. —digo girándome a encararlo.

—No te voy a soltar, y perdona por estar en la habitación mientras te cambiabas... —dijo rascándose la nuca.

Bufo.

—Podrías haber dicho algo para que hubiera sabido que estabas ahí. —lo miro mal.

—Esque si no me hubiera perdido las vistas... —susurra.

Ruedo los ojos e intento soltarme de él. Él sólo apretó su agarre.

—¡Que me sueltes de una vez! —me giro y le grito.

Él apreta la mandíbula con fuerza, se le ve enfadado.

—No me grites, y no, no te voy a soltar. —dice con la mandíbula apretada.

—Dejame joder, que me quiero ir a casa.

—No te vas a ir a ningún lado... —susurra él.

Y no sé como lo hago, pero de repente ya no me está agarrando y me encuentro corriendo por la casa buscando una salida, una vez la encuentro la abro y corro todo lo rápido que puedo.

No tardo en escuchar pasos siguiéndome, intento aumentar la velocidad, pero no sirve de nada, en una cuestión de segundos me vuelve a cojer el brazo, haciendome parar inmediatamente.

—¿A dónde crees que vas? —me giro y lo veo enfadado.

Pero no parecía estar nada cansado después de la carrera que nos habíamos pegado.

Todo lo contrario a mi, no podía respirar y lo hacía entrecortadamente.

—A mi casa.

—Ya te lo he dicho, no te vas a ir a ningún lado, he intentado hacer esto por las buenas... pero no me has dejado opción...

—¿A qué te refieres?

No me dejó ni acabar la frase, ahora me encuentro en su hombro, como un saco de patatas, y él andando hacia su casa y yo pegándole en la espalda mientras grito que me baje.

Entra a su casa y vuelve a subir a la habitación, me suelta en el suelo.

—¿Qué mierda haces? Déjame irme a mi casa.

Él suspira.

—Te he dicho que no te vas a ir de aquí... ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? —después de decir esto, salió de la habitación, cerrando la puerta con llave.



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En el texto hay: celoso, hombrelobo, alfas

Editado: 04.12.2018

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