La brisa helada de la tarde mece las copas de los árboles, susurrando entre las ramas como un murmullo lejano. Desde la ventana de la habitación, observo el bosque que rodea la manada Luna Oscura. La vegetación es densa, salvaje, impenetrable a simple vista. Altos pinos y robles centenarios se alzan como guardianes de este territorio, sus troncos gruesos cubiertos de musgo y sus raíces retorciéndose en la tierra húmeda.
El sol empieza a descender en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos dorados y anaranjados, reflejándose en el follaje como si la naturaleza misma ardiera en llamas silenciosas. Entre las sombras de los árboles, distingo el movimiento ágil de los lobos patrullando el perímetro, sus ojos brillando con un destello plateado bajo la luz moribunda del día.
El aire está impregnado con el aroma terroso de la madera húmeda, la resina y la hierba fresca. En la distancia, el sonido de un arroyo corriendo entre las piedras se mezcla con el canto de los grillos y el ulular lejano de un búho. Este bosque es hermoso, indomable, un refugio para aquellos que pertenecemos a la noche.
Sin embargo, mi mente no está aquí. No en esta manada, no en este bosque.
Mis pensamientos vuelven una y otra vez a las palabras de Patricio sobre la humana que está en manos de Grayson. Karen.
No la conozco, nunca la he visto, pero la sola idea de una joven sufriendo bajo el control de ese maldito bastardo enciende una rabia fría en mi interior. Me imagino a una chica de ojos apagados, con moretones cubriendo su piel, el miedo grabado en sus facciones cada vez que alguien se acerca demasiado. ¿Cómo ha sobrevivido todos estos años en un ambiente así?
El que sea medio vampiro no la hace menos vulnerable. Si su lado vampírico no ha despertado, sigue siendo prácticamente humana. Y los humanos... son frágiles.
Aprieto la mandíbula, sintiendo el impulso primitivo de hacer justicia con mis propias manos. Pero la venganza tendrá que esperar. Primero, hay que sacarla de ese infierno.
Miro el reloj.
5:00 p. m.
Me levanto de la cama con determinación y me coloco una chaqueta de cuero negra sobre la camisa oscura. Al salir de la habitación, los pasillos de la mansión están en penumbra, iluminados solo por la tenue luz que se filtra a través de los ventanales. Mis pasos resuenan sobre la madera pulida mientras bajo las escaleras y cruzo el vestíbulo.
Al salir al exterior, el frío me golpea de inmediato. La temperatura ha bajado con la caída del sol, y el aire huele a tierra húmeda y corteza de pino. Frente a la mansión, un auto negro está estacionado con el motor en marcha.
Patricio está apoyado contra la puerta del coche, con los brazos cruzados y la mirada fija en el horizonte. Su expresión es tensa, y no me sorprende. Esta no es una simple cena con un enemigo silencioso, es una misión de rescate disfrazada de encuentro diplomático.
-¿Listo? -pregunta sin apartar la vista del camino.
-Sí.
Sin más palabras, abrimos las puertas y nos subimos al vehículo.
El motor ruge suavemente cuando nos ponemos en marcha. Mientras avanzamos por el sendero de tierra que atraviesa el bosque, las sombras de los árboles se alargan, creando figuras fantasmales a nuestro alrededor. Las luces del auto iluminan el camino de grava, revelando el movimiento ocasional de pequeños animales huyendo entre los arbustos.
El silencio entre nosotros es denso, cargado de pensamientos no dichos.
Finalmente, Patricio rompe la quietud.
-Sé que tienes preguntas.
Lo miro de reojo.
-Muchas.
Él asiente, como si ya lo esperara.
-Pregúntame lo que quieras. No tenemos mucho tiempo antes de llegar.
Aprovecho la oportunidad.
-¿Por qué te importa tanto esa humana?
Patricio exhala lentamente antes de responder.
-Porque la vi crecer. Cuando la llevaron al castillo de Grayson, ella tenía solo cuatro años. En ese entonces, no entendía bien lo que ocurría, pero con los años... fui viendo lo que le hacían. Y no podía hacer nada.
-¿Cómo es que no podías hacer nada? -pregunto con incredulidad-. Eres un Alpha. Podrías haber intervenido antes.
Sus dedos se aprietan sobre el volante.
-Grayson tiene aliados poderosos. Si me hubiera movido antes, su muerte habría sido segura. He estado esperando el momento adecuado para actuar. Y ahora, por fin lo tengo.
Lo observo con atención.
-Dijiste que su lado vampiro despertará cuando cumpla diecinueve años. ¿Por qué es tan importante?
Su mandíbula se tensa.
-Porque cuando eso pase, su sangre será cien veces más poderosa que la de cualquier vampiro común. Grayson lo sospecha, por eso la ha mantenido con vida. Está esperando el momento exacto para usarla. Y solo la Diosa Luna sabe de qué manera...
La ira hierve en mi interior.
-Entonces no podemos fallar.
-No lo haremos.
El silencio regresa al auto mientras seguimos nuestro camino. Afuera, el bosque se vuelve más denso, como si la naturaleza misma sintiera la oscuridad que nos espera en el castillo de Grayson.
(...)
El bosque a nuestro alrededor se vuelve más denso conforme nos acercamos al castillo de Grayson. Las sombras de los árboles se alargan con la caída del sol, proyectando figuras fantasmales en el suelo cubierto de hojas secas. El aroma de la tierra húmeda y la resina de los pinos impregna el aire, pero hay algo más... algo inquietante en la atmósfera, como si el bosque mismo contuviera la respiración ante lo que sucedía entre esos lares.
-En unos metros llegaremos. -Patricio rompe el silencio con su tono grave y controlado-. Lo más probable es que ella nos abra la puerta. Es la que cocina, así que agradécele a ella, no a Grayson.
Asiento.
-Claro. -Pero no puedo evitar preguntar-. ¿Por qué tiene una aparente humana en su castillo, si realmente no sabe la magnitud de su poder?
La expresión de Patricio se endurece. Sus nudillos se vuelven blancos al apretar el volante, como si intentara contener una ira latente.
#287 en Fantasía
#40 en Paranormal
#13 en Mística
fantasia amor infidelidad dolor, vidas pasadas y reencarnaciones
Editado: 16.03.2025