Mi Alpha Protector ( #1 )

Capitulo 17 - Karen Romanov

Me he duchado y, aunque mi cuerpo aún guarda la calidez del agua, mi mente está llena de pensamientos agitados. Ahora me pondré el vestido, en cualquier momento ella llegará, y Lucas quiere que la reciba. Mi corazón late con fuerza mientras trato de calmar mis nervios. Sé que debo estar perfecta, pero, al mismo tiempo, una sensación de incertidumbre me consume.

Me puse un lindo vestido. Es largo, de seda ligera, y cae con suavidad hasta mis tobillos, como si cada paso que diera fuera un movimiento danzón. El azul del vestido es profundo, casi como el mar en su hora más oscura, y se ajusta perfectamente a mi figura, resaltando la curva de mi cintura sin ser demasiado ajustado. Los delicados bordados plateados en el dobladillo brillan tenuemente bajo la luz, como si estuvieran en constante movimiento, como un reflejo de la luna. Este vestido, tan simple pero elegante, me hace sentir especial, como si, por un momento, pudiera dejar atrás la duda y sentir que sí merezco estar aquí, que mi lugar, por más incierto que sea, es válido.

Pero, mientras me observo en el espejo, esa sensación de ser demasiado comienza a instalarse en mí. Es un vestido hermoso, pero tal vez demasiado hermoso, y ahora que no hay tiempo para cambiar, me siento nerviosa. Ya me avisaron que ella está en la entrada de la manada, así que rápidamente me coloco unos tacones del mismo color del vestido. Me tomo un último respiro y bajo las escaleras, tratando de no dejar que mi ansiedad me controle.

Allí estaba él, al pie de las escaleras, con una sonrisa que iluminaba su rostro mientras me observaba bajar, sus ojos fijos en mí con una mirada profundamente enamorada que me hizo sentir un nudo en el estómago. No pude evitar sonrojarme al ver esa expresión en su rostro, no entendía realmente, pero esa mirada empezaba a derrumbar cada vez las paredes que había construido adentrándose en mi Interior.

Ahí también estaban mis hermanos. Laura vestía un vestido rojo ceñido a su cintura, con una falda suelta y llena de pliegues que llegaba hasta justo por encima de sus rodillas. Le quedaba perfectamente, como siempre. Le encantan esos colores, y es una de las pocas veces que veo su confianza al máximo.

Zack usaba un traje que combinaba perfectamente con el vestido de Laura, un equilibrio de estilo y elegancia que resalta su presencia.

Y luego, Lucas...

Él llevaba un traje azul opaco, sin corbata, que hacía juego con mi vestido. Ahora me siento agradecida de no haberme cambiado, de haber elegido este conjunto. Su mirada me dice todo lo que necesito saber, un brillo en sus ojos que me llena de calma, como si todo fuera exactamente como tenía que ser.

Mi guapo hermano, Arturo, estaba allí también, reclinado en el barandal de las escaleras, con cara de sueño y una corbata negra que llevaba algo floja. Se veía increíble. El negro le queda perfectamente, y él lo sabe.

Terminando de bajar las escaleras, se incorporó, y fue como si el tiempo se detuviera por un momento.

- Estás hermosa -me dice Lucas al oído, y sus palabras me llegan al corazón. Luego, con suavidad, deja un beso tierno en mi mejilla.

Me siento sonrojar, pero no puedo evitar sonreír.

- Tú no te quedas atrás -le respondo, mientras mis mejillas siguen encendidas. Y justo en ese momento, la puerta se toca con un golpe fuerte, alertándonos a todos. Algo en el aire cambia, y puedo sentirlo. Arturo tiene una expresión extraña, como si algo lo estuviera perturbando. La puerta se abre, y María aparece, dejando ver a una chica que, por un momento, me deja sin aliento. Es increíblemente hermosa.

Su cabello rubio platinado está suelto, ligeramente alborotado, y sus ojos, de un tono carmesí con ámbar, parecen brillar con intensidad. Lleva un vestido blanco, con falda suelta y un poco larga, de cuello cerrado. La chica se nota agitada, casi desesperada, y tan pronto como la puerta se abre por completo, ella corre hacia Arturo. Sin pensarlo, se le lanza en un abrazo lleno de posesión.

- Mío -dice ella, en un tono extraño, como si estuviera reclamando algo que no le pertenece.

¿Qué?, No logro asimilar nada en ese momento. La confusión me invade mientras observo la escena, mi mente tratando de procesar lo que está pasando.

- No -responde Arturo, soltándose del abrazo de la chica y apartándose de ella con cara de perturbación. - Yo no...

- ¿Qué pasa, hermano? -pregunto, mirando a Arturo con preocupación.

Él, visiblemente incómodo, no sabe qué hacer. Se queda mudo, mirando a la chica.

- Yo no... -dice nuevamente, sin poder completar la frase. Mi corazón se aprieta al verlo así, completamente desbordado.

Me separo de Lucas, acercándome a Arturo. Me coloco frente a él, bloqueando su vista de la chica. La chica, visiblemente molesta, me gruñe, y puedo sentir su hostilidad. Pero la ignoro, si intenta sacarme le romperé el cuello de un movimiento.

Con una mano, acaricio suavemente la mejilla de Arturo, intentando calmarlo.

- Calma -le susurro con ternura, mientras mi mirada se mantiene fija en él, buscando transmitirle seguridad. - Dime qué sucede.

Finalmente, él rompe a llorar, y mis peores temores se confirman.

- Yo no quiero cambiar a Lorena... -dice entre sollozos, y mi estómago se contrae al escuchar sus palabras. Todo tiene sentido ahora, aunque las palabras duelen.

- No lo harás -le digo, con firmeza, intentando reconfortarlo. Lo abrazo, y en ese momento, la chica vuelve a gruñir.

Laura no se queda atrás. Se enfrenta a la chica, mostrando sus colmillos y gruñendo como un gato furioso, con la protección de Arturo y de mí. Todos estamos tensos, pero intentamos mantener el control.

- Mío -gruñe la chica rubia, demasiado molesta.

- No -responde Laura, con voz firme. Sus ojos se llenan de furia. - No lo atormentes más.

Los chicos no saben cómo reaccionar, y yo, mientras tanto, trato de pensar en algo que calme la situación. Sólo nosotros sabemos lo que ha pasado con Lorena y Arturo, y lo que eso significa para todos nosotros.




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