Mi Alpha Protector ( #1 )

Capitulo 25 - Karen Romanov

-Bueno, qué bueno que estás aquí -dije, manteniendo una sonrisa maliciosa, esa que solo alguien como él podría interpretar como una burla cargada de odio-. Tengo tantas ganas de matarte.

Drack no respondía, solo mantenía esa sonrisa, una sonrisa que me repugnaba más con cada segundo que pasaba. Su rostro parecía estar disfrutando de todo esto, como si el dolor ajeno fuera un espectáculo que le divertía. Eso me enfurecía aún más.

-¡¿Qué?! -grité, mi paciencia ya agotada. La rabia burbujeaba en mi pecho y no podía callarla-. Bueno, no tengo tiempo para esto, así que... -gruñí y, sin pensarlo dos veces, me lancé hacia él.

Pude ver cómo su rostro se tornaba sorprendido al ver mi velocidad, pero no le dio tiempo a reaccionar cuando le golpeé con toda mi fuerza en la cara. El impacto fue tan fuerte que lo hizo retroceder unos pasos, tropezando un poco. Sus manos fueron directamente a su mejilla golpeada, y vi cómo se sobaba el lugar con gesto de dolor. Pero no me detuve. No podía detenerme ahora.

-Aún tengo ganas de hacerte sufrir por lo que estabas haciendo... -mi voz se volvió más fría, más peligrosa-. Así que no te mataré, solo te noquearé. Serás la fuente de alimento para mis hermanos.

Él soltó una risa seca, burlona, como si lo que yo dijera no significara nada para él. Entonces, sus ojos brillaron con un toque de malicia cuando respondió:

-¿Así que ellos están contigo? -se alejó un poco de mí, moviéndose con calma, como si no tuviera miedo. Cada paso que daba me desquiciaba más-. ¿Y cuéntame, el señor Grayson lo sabe?

Las palabras de Drack fueron un puñetazo directo a mi mente. Mi cuerpo se tensó instantáneamente. No podía dejar que me afectara, pero la duda, la incertidumbre de saber hasta dónde llegaba su conocimiento, me sacudió. Los ojos de Drack se iluminaron con esa misma sonrisa petulante, como si tuviera una ventaja. La rabia en mi interior creció aún más.

-Lo supuse -dijo, con esa maldita seguridad que me hacía hervir-. Si lo llevo de regreso a sus hijos, me perdonará y todo volverá a ser como antes.

Sentí un gruñido bajo mi garganta, el impulso de ir a por él antes de que pudiera decir más. No podía dejar que hablara, no podía dejar que sus palabras siguieran afectándome. Pero ya era demasiado tarde, porque me lanzó otro golpe, esta vez a traición.

Lo esquivé rápidamente, pero no me dio tiempo a reaccionar del todo. De un solo golpe, me alcanzó en la espalda. El dolor fue agudo, y caí al suelo, mi rostro chocando contra una roca. La sensación del golpe contra la piedra me aturdió momentáneamente, pero mi rabia me impulsó a levantarme, sin dejar que el dolor me controlara. Escupí sangre, pero no me detuve.

-¿Luna, está bien? -preguntó Max, preocupado, pero yo no tenía tiempo para sus preguntas. No podía dejar que Drack pensara que lo había debilitado. Me levanté rápidamente.

Drack no se detuvo. Su sonrisa regresó, esa sonrisa asquerosa que no podía soportar.

-Así que Luna, ¿eh? -su tono burlón hizo que mi cuerpo se llenara de ira-. ¿Qué Alpha amarraste con tus encantos, cariño?

El insulto me hirió más de lo que esperaba, y la furia se desbordó. Mis ojos brillaron con furia, como si un fuego hubiera encendido mi alma.

-¡Cállate, maldita escoria! -gruñí, mis manos se apretaron en puños, mis dientes rechinando por la rabia. Drack pareció sorprenderse por un momento, pero su sonrisa no desapareció por completo. Era como si me estuviera evaluando, como si pensara que era solo una niña más a la que podría aplastar. Pero esa mirada cambió, aunque intentó ocultarlo. Pude ver el miedo que se asomaba, a pesar de sus intentos por mantener la compostura. Sabía que me temía, sabía que en este momento, ya no podía ignorarme.

Una voz resonó en mi mente, susurrando con rabia, haciendo que mi cuerpo vibrara de furia.

-Mátalo, de una maldita vez, acabemos con él.

Mi respuesta fue inmediata, sin pensarlo.

-Con gusto.

Con una velocidad que no creí poseer, me lancé hacia él. El aire se cortaba a medida que me acercaba, y en un parpadeo, mis uñas se enterraron en su garganta, rasgando su piel. Vi cómo sus ojos se agrandaban con sorpresa y dolor. Antes de que pudiera reaccionar, lo empujé contra un árbol, dejándolo sin aliento. Mi cuerpo estaba tan tenso, tan enfocado, que no sentía el dolor que comenzaba a irradiar por mis heridas.

Drack intentó apartarme, pero no me moví. Mis uñas se clavaron más en su cuello, con más fuerza, sin piedad. Su rostro, primero de rabia, ahora mostraba puro terror. Sus palabras eran casi ininteligibles.

-Maldita... tus ojos...

No podía creerlo. Estaba tan centrada en mi objetivo que no lo escuchaba bien. Mis ojos... ¿qué tenían mis ojos? Pero algo en sus palabras me hizo detenerme por un segundo, solo un segundo, antes de lanzarme de nuevo a por él.

-¿Qué tienen? -respondí, casi sin interés, mi voz tan fría que podría haber congelado el aire.

Antes de que pudiera procesar su respuesta, un golpe me alcanzó con fuerza en el estómago, haciéndome perder el aire. Caí hacia atrás, de rodillas en el suelo, pero no podía dejar que esa ventaja que me había dado me venciera. Apreté los dientes, respiré hondo y, con un gruñido de frustración, me levanté nuevamente, aunque aún jadeaba.

-Dale, provócame -dije, recuperando la compostura, aunque mi respiración seguía entrecortada-. Yo sé que terminarás muerto, como debió haber sido ese maldito día. Me entretuve tanto viéndote gritar, escuchando cómo tu sangre se derramaba entre mis manos. -La sonrisa ladina que apareció en mi rostro era una mezcla de satisfacción y odio-. Es una lástima... Al día siguiente, me había puesto un lindo vestido blanco, para teñirlo de tu sangre. Me hubiera encantado tanto...

Drack estaba molesto, más que antes. Su rostro se endureció, pero no podía disimular el miedo que comenzaba a invadirlo.

-¿Y sabes qué? -continué, mi tono sarcástico y frío-. Dime, ¿cómo mierda saliste del calabozo en menos de cinco minutos? Alguien debió ayudarte, ¿no es así?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.