Mi Alpha Protector ( #1 )

Capitulo 36 - Lucas Thunder

Estábamos en la terraza, disfrutando de la compañía del otro, el silencio entre nosotros tan cómodo que apenas necesitábamos palabras. El aire fresco de la mañana nos rodeaba, y por un momento, todo parecía estar en su lugar. Karen me abrazaba, su cuerpo cálido contrastando con la brisa fría que nos envolvía. Sin embargo, ese momento de paz se rompió de repente.

Sin previo aviso, se separó de mi pecho con brusquedad, como si algo la hubiera impulsado a levantarse. Su respiración era agitada, y su mirada, antes tranquila, ahora estaba fija en algún punto del horizonte, como si algo la estuviera llamando.

La vi caminar lentamente hacia la baranda de la terraza, su cuerpo tenso, como si estuviera percibiendo algo que yo no podía entender. Me levanté rápidamente, preocupado.

—¿Qué pasa? —le pregunté, intentando que me mirara. Ella me sonrió, pero esa sonrisa no llegaba a sus ojos. No dijo nada. Solo la vi dar un paso atrás, y antes de que pudiera reaccionar, saltó de la terraza sin pensarlo dos veces. Mis ojos se abrieron de par en par, y una oleada de pánico me invadió. Corrí hasta la baranda, mirando hacia abajo, pero ya no la veía. Estaba corriendo a una velocidad que ni siquiera sabía que era posible para ella.

Me quedé paralizado por un segundo, observando el espacio vacío donde Karen había estado. No entendía qué había sucedido, pero la imagen de sus ojos me martillaba la cabeza.

Esos ojos, ese color tan peculiar, ese verde intenso que se desvanecía hacia el rojo. Había algo en ellos, algo que no era normal, pero no tenía tiempo para pensar en eso ahora.

Corrí hacia el interior de la casa, mis pasos rápidos y desordenados, el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Sabía que tenía que hacer algo, no podía quedarme ahí esperando que las cosas se resolvieran solas. Necesitaba respuestas, necesitaba que alguien me ayudara.

Llegué rápidamente a la puerta de Zack, donde Laura dormía. Golpeé la puerta con todas mis fuerzas, casi desesperado. No podía esperar más. Escuché pasos pesados al otro lado y luego Zack abrió la puerta, solo en bóxer, con una expresión de confusión en su rostro. Laura estaba cubierta con la sábana, sus ojos entreabiertos, claramente aún en un estado de somnolencia. Me di cuenta al instante de lo que había pasado, pero no era momento para detenerse en esos detalles. Lo que importaba ahora era Karen.

—Necesito a Laura en la sala en cinco minutos, voy a buscar a Arturo —dije, casi sin aire, mirando a Zack a los ojos.

Zack asintió, algo preocupado, pero antes de que pudiera responder, Laura habló desde la cama, su voz suave pero llena de curiosidad.

—¿Qué pasa? —preguntó ella, sin moverse aún.

—No lo sé —respondí, mi voz quebrada. No podía encontrar las palabras correctas. Miré a Laura, pero apenas pude terminar de hablar cuando ella saltó de la cama, completamente alerta, como si algo la hubiera despertado de golpe. Entró al baño sin decir nada más y gritó:

—Avísale a Arturo.

—Está bien, voy a buscarlo —le respondí a Zack mientras me giraba rápidamente hacia la puerta. La necesidad de encontrar a Arturo era urgente. Algo no estaba bien, y sentía que el tiempo corría en mi contra.

Corrí por el pasillo hasta la puerta de Arturo, golpeando con la misma desesperación. Mi mente solo podía pensar en Karen, en ese extraño comportamiento, en esos ojos… ese dolor creciente en mi pecho que no desaparecía. Sentía que el aire me faltaba y un peso enorme me oprimía el estómago.

La puerta se abrió de golpe y Arturo apareció, con una expresión confusa, pero en cuanto vio mi cara, su rostro cambió por completo.

—¿Qué pasa? —preguntó, alzando la voz al ver mi estado. Mi respiración se volvió más errática y el dolor en mi pecho se intensificó. Intenté hablar, pero las palabras no salían. Me caí al suelo de rodillas frente a él, incapaz de mantenerme de pie.

—Lucas, ¿qué pasa? —dijo Arturo, su tono de preocupación llenando el aire. Se agachó rápidamente a mi lado, pero antes de que pudiera decir algo más, escuché los pasos apresurados de Marissa saliendo del cuarto. Al verme, su mirada se tornó seria y dedujo de inmediato lo que pasaba.

—Karen… —dijo ella, mirando a Arturo con una expresión de terror. Arturo giró la cabeza hacia ella, y en un rápido movimiento, entendió. Asentí débilmente, pero el dolor que sentía me impedía respirar correctamente.

—¡Mierda! —exclamó Marissa, claramente asustada. Se levantó con rapidez y corrió al cuarto para cambiarse. Yo seguía en el suelo, luchando por mantenerme consciente. Cada segundo que pasaba, el dolor aumentaba, y la idea de perder a Karen me destrozaba por dentro.

El tiempo parecía haberse detenido. El aire ya no llegaba a mis pulmones como antes, y mi visión comenzaba a nublarse. Cerré los ojos, tratando de resistir, pero sabía que no podía más. Un último pensamiento pasó por mi mente: ¿Dónde está Karen?. No la podía ver, no podía sentirla cerca, y esa ausencia solo aumentaba mi desesperación.

De repente, Marissa apareció de nuevo, ya vestida, con una expresión decidida en su rostro. Pero antes de que pudiera darme alguna indicación, el dolor me alcanzó con tal intensidad que mi cuerpo no pudo soportarlo más. Caí desmayado en el suelo, incapaz de resistir. La oscuridad me envolvió como una manta pesada, y el último sonido que escuché fue el grito lejano de Marissa, llamándome.

—¡Lucas! —gritó a lo lejos, mientras me hundía en la negrura total.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.