Miro a Eren y Grayson frente a mí, sus ojos llenos de preocupación, de una angustia palpable, fijos en mí, tratando de entender lo que está pasando. Todo parece girar a mi alrededor mientras mi mente se esfuerza por ordenar la confusión que siento. Un dolor agudo se retuerce dentro de mí, como si algo se estuviera desgarrando desde lo más profundo de mi ser. No puedo identificarlo, pero lo siento tan real, tan palpable, que casi me consume. Sin pensarlo, llevo mis manos a mi abdomen, buscando esa herida, esa marca invisible que no logro ver, pero que siento con una intensidad insoportable.
Pero no hay nada. No hay rastro de la herida que mi mente ha creado, pero el dolor persiste, palpitante, como si me estuviera comiendo por dentro, arrasando todo a su paso. Un temblor ligero recorre mi cuerpo, y aunque trato de controlarlo, no puedo evitarlo. Es el miedo, la ansiedad, la confusión que se acumulan dentro de mí, el temor de que esta sensación no tenga fin, que sea algo que no puedo entender.
Miro a Eren, que me observa con esa mezcla de angustia y miedo, y luego mis ojos se posan en Grayson, que parece igual de perdido, incapaz de comprender lo que está sucediendo. Su confusión se refleja en su rostro, pero hay algo más allí, un destello de culpabilidad que me hace darme cuenta de que no soy la única atrapada en este caos. En ese momento, la realidad me aplasta, la sobrecarga de emociones, el dolor, la desorientación. Caigo al suelo, mis manos buscando mi abdomen, tocando mi piel como si fuera a encontrar la respuesta allí, como si la herida que siento fuera algo tangible. Pero no está. Y el vacío solo se profundiza.
—¡Mamá! / ¡Karen! —gritan Eren y Grayson al unísono, su voz llena de pánico y desesperación, como si no supieran cómo ayudarme, como si no pudieran hacer nada para aliviar el dolor que me consume. Mis ojos se llenan de lágrimas, y éstas caen sin control, como si el miedo, el dolor y la confusión se desbordaran en ese mismo instante, sin poder detenerse. Mi cuerpo comienza a temblar con más fuerza, no solo por el dolor físico, sino también por el miedo que siento de lo que está pasando, de lo que ellos me hicieron antes. Esa sensación de estar atrapada, de no poder escapar, se agranda dentro de mí.
Eren, siempre tan atento, me agarra de inmediato, levantándome en sus brazos. El calor de su cuerpo es lo único que me ancla a algo real en medio de todo este caos. Lo siento cerca, lo escucho respirar con rapidez, y su miedo es palpable, tan real como el mío. Pero aún así, no puedo dejar de temblar, no puedo dejar de sentir esa punzada en mi estómago, esa sensación de desamparo que me arrastra cada vez más.
Grayson, por su parte, se queda inmóvil, mirándome con los ojos llenos de incertidumbre. Es como si no supiera qué hacer, como si todo lo que había hecho antes no tuviera sentido ahora. Su confusión lo paraliza, y yo no puedo evitar sentir que esta distancia entre nosotros, esta incapacidad de entendernos, me está alejando de todo lo que alguna vez creí conocer.
—Vamos al castillo —dice Grayson, su voz apremiante, pero también desesperada. Yo niego con la cabeza repetidamente, luchando contra esa sensación de estar siendo arrastrada a un destino que no quiero. El miedo recorre mi cuerpo con más fuerza, y cada movimiento parece hacer que el dolor se intensifique.
De repente, los aullidos distantes rompen el silencio. Los escucho como una advertencia que se clava en mi pecho, agudizando el pánico que se ha instalado en mi cuerpo. Mi respiración se hace errática.
—Lucas... —susurro, mi voz quebrándose. Mis pensamientos se desbordan hacia mis hermanos, hacia todo lo que he perdido, hacia todo lo que me ha sido arrebatado. No quiero dejarlos, no quiero separarme de ellos. —Mis hermanos... no quiero ir contigo, Henry —agrego, las palabras salen con dificultad, apenas un susurro, como si al decirlas pudieran hacer que todo fuera diferente, como si al aferrarme a esos recuerdos pudiera encontrar algo de paz en medio de esta tormenta.
—Karen... —dice Grayson, su voz rota, entrecortada por el llanto. Pero yo niego con la cabeza, mi mente completamente desbordada. La angustia se mezcla con la confusión, y no puedo aceptar lo que me está ofreciendo, lo que él me pide. Él toma mi rostro entre sus manos frías, y aunque su gesto es un intento de consuelo, todo lo que siento es un vacío profundo que me consume aún más. El contacto con él me recuerda lo que sucedió antes, la sensación de estar atrapada, sin salida.
—No... él... ellos son mi familia... —mi voz se quiebra, las lágrimas fluyen más rápidamente, y mi cuerpo, aún temblando, parece incapaz de encontrar una respuesta. Mis ojos se vuelven vidriosos, borrosos por el llanto, mientras miro a los dos hombres que tengo frente a mí. —Arturo, Laura, Marissa, Zack y Lucas... —digo entre sollozos, los nombres de mi familia saliendo como un susurro desesperado. Con ellos, me siento segura. Con ellos, soy quien era antes de todo esto. —Con ustedes... —mi respiración se vuelve errática, y mis palabras salen entrecortadas, como si me costara encontrar el aire. —Temo por mi vida... —concluyo, mi voz cargada de amargura, mientras mis manos siguen buscando esa herida inexistente en mi abdomen.
Grayson se arrodilla frente a mí, su rostro cerca del mío, y sin previo aviso, intenta besarme. Un grito silencioso recorre mi cuerpo, y me aparto rápidamente, el terror, la angustia y la confusión surgiendo de lo más profundo de mí. Lloro más fuerte, mi cuerpo temblando, mis manos buscando desesperadamente un consuelo que no puedo encontrar.
—Déjame... No más daño, por favor... —ruego en un susurro, mi voz débil, quebrada por el dolor físico y emocional. Él se aparta al instante, sus ojos llenos de dolor, pero también de una determinación que no me consuela. En este momento, todo lo que quiero es que me dejen en paz, que me dejen salir de esta pesadilla.
—Volveré por ti, amor... —dice Grayson, con una voz firme, pero cargada de desesperación. Y, en un parpadeo, desaparece de mi vista, llevándose consigo a todos los vampiros que lo acompañan.
#114 en Fantasía
#18 en Paranormal
#5 en Mística
fantasia amor infidelidad dolor, vidas pasadas y reencarnaciones
Editado: 12.05.2025