Mi Alpha Protector ( #1 )

Capitulo 43 - Karen Romanov

—Karen, ¿en serio nos encontró? —dice Laura, su voz temblando con algo de miedo, como si estuviera tratando de convencerse de que lo que acaba de escuchar no es cierto.

—Lo hizo —respondo, bajando la cabeza, incapaz de mirar a los demás. La verdad me pesa como una losa, pero no puedo dejar de reconocerlo, no puedo mentir. Aun así, la sensación de temor en mi pecho no me deja razonar con claridad.

"Ellos son mis hijos. No puedo comprender cómo salieron del amuleto, pero lo que es más aterrador es que son mis hijos… y de Henry Grayson, la persona que más miedo me da…", Mi mente viaja, casi como un reflejo, hacia las visiones que tuve en el bosque, un eco constante de los recuerdos que no logro ordenar. La imagen de esos ojos oscuros y el poder que tienen sobre todo me persigue, apoderándose de mi mente.

—¿No te hizo nada, cierto? —pregunta Arturo, sacándome de mis pensamientos, su voz cargada de preocupación. Negué con la cabeza lentamente, como si fuera suficiente respuesta.

—Solo dijo que volvería… —susurro, el miedo estrujándome el corazón y el alma. Me detengo abruptamente, como si al decir las palabras correctas pudieran cambiar la situación. No quiero decir la verdad completa, no aún. No sé si puedo compartir todo lo que sé.

—Por m... —me detengo nuevamente y corrijo rápidamente— por nosotros —corrijo a toda prisa, incapaz de decirles lo que realmente me atormenta. No quiero preocuparlos aún más, pero al mismo tiempo, las palabras se me escapan. Me siento atrapada en un torbellino de dudas. Necesito entender, necesito respuestas para todas estas preguntas que aún no logro procesar. ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué Grayson tiene tanto control sobre mí?

—¿Lucas ya sabe? —pregunta Laura, su tono preocupado y curioso me hace mirar sus ojos, buscando algún tipo de consuelo, pero lo único que encuentro es más incertidumbre.

—Lo sabe —digo, apartando la vista rápidamente, incapaz de mantenerme firme frente a ellos. Hay algo dentro de mí que me impide hablar abiertamente, algo que me retiene, como si hablar de más pudiera desencadenar algo aún peor. No puedo dejar de pensar en todas las visiones que tuve en el bosque, ni en todo lo que viví en el castillo Grayson. ¿Cómo es que estoy viva si se supone que morí por esa mujer? ¿Por qué ellos no recuerdan a su madre? ¿Y por qué Grayson, el monstruo que mató a mis padres, todavía tiene poder sobre mí?

Esas preguntas me atormentan constantemente, como sombras que se alzan y no se van. Siento que mi mente está a punto de colapsar bajo el peso de tantas incógnitas. Quisiera poder olvidarlo todo, pero no puedo. No puedo entenderlo. Pensé que Grayson solo me quería de regreso en el castillo porque soy la guardiana principal de los príncipes del clan vampírico, además de ser su fuente de alimento... pero todo esto va más allá. Y decirle a Lucas, a los chicos, lo que realmente ocurrió no es algo que pueda hacer. No cuando ni yo misma lo entiendo.

—Karen... —me llama Arturo nuevamente, su tono suave pero persistente, logrando sacarme de mis pensamientos, aunque la niebla que tengo en la cabeza no desaparece por completo. —¿Estás bien?

Asiento con la cabeza, aunque mi cuerpo no lo cree. Estoy agotada, demasiado agotada, y no puedo mentirles. La verdad es que he estado luchando contra este caos interno desde que todo comenzó, y mi mente está a punto de quebrarse.

—Solo estoy cansada, ha sido un día largo —respondo, buscando alguna forma de dar una excusa que no sea tan obvia. No les miento del todo. Estoy exhausta mentalmente. Pero sé que no puedo descansar todavía. Hay tantas cosas que debo hacer, tantas preguntas que debo responder, y el tiempo se me está agotando.

—Ve a descansar entonces —me dice Arturo, su voz llena de comprensión, como si pudiera leer todo lo que llevo dentro sin necesidad de decir una sola palabra. Me sonríe levemente, y me acerco a él y a Laura. Les doy un beso en las coronillas con ternura, como si pudiera darles paz con ese pequeño gesto, aunque yo misma no la tengo.

—Hasta mañana... —les susurro, sintiendo la pesadez en mi pecho. Es un adiós momentáneo, pero no puedo evitar sentir que las cosas ya no serán las mismas. Como si todo estuviera cambiando a un ritmo vertiginoso, y no puedo hacer nada para detenerlo.

Me doy la vuelta y me dirijo hacia la habitación que comparto con Lucas, un lugar que antes solía ser un refugio, pero ahora me parece distante, frío. Al abrir la puerta, el silencio de la habitación me recibe, y en la penumbra, puedo ver su figura tendida en la cama, aparentemente dormido, pero al instante siento que algo no está bien. Mi mente no se calma, mis pensamientos siguen agolpándose como una tormenta que no me deja ver con claridad.

Me dejo caer en la cama, a su lado, sin poder relajarme, sin poder descansar. Mis ojos se llenan de pensamientos oscuros y la incertidumbre de lo que está por venir. Siento el peso de lo que llevo dentro, y lo único que me consuela es que, aunque no tengo todas las respuestas, Lucas está aquí. Está a mi lado. Por ahora, eso es lo único que me mantiene cuerda.

Pero en mi interior, la pregunta sigue retumbando: ¿Qué quiere el rey vampiro? Y más importante aún, ¿por qué no me llevó cuando tuvo la oportunidad?

Todo esto es un laberinto que no puedo descifrar. Y me siento atrapada en su centro, esperando que alguien, o algo, me dé una pista.




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