Mi Alpha Protector ( #1 )

Capitulo 47 - Lucas Thunder

Ha estado muy extraña desde aquella ocasión en que Marissa la encontró tirada en el bosque. No puedo dejar de pensar en ese día, y mucho menos en las horas que pasaron después de su regreso. Todo en su comportamiento había cambiado de manera sutil, pero para mí, que la conocía tan bien, era imposible no notarlo. Algo ocurrió en ese bosque, algo que no solo la afectó físicamente, sino que también sembró una oscuridad en su corazón que ni ella misma parece entender. Cada vez que la miro, puedo sentir que hay algo que la consume desde adentro, algo que no está dispuesta a compartir con nadie, ni siquiera conmigo.

He intentado acercarme a ella de muchas formas, pero la he visto alejarse, volverse más introspectiva, más distante. A veces, cuando está dormida, la observo desde la puerta de su habitación, y en esos momentos parece tan vulnerable, tan frágil, como si todo el peso del mundo descansara sobre sus hombros. No quiero presionarla, pero la verdad es que me asusta ver cómo se va apagando poco a poco, como si estuviera luchando contra algo mucho más grande que ella misma.

Lo que más me aterra es que en dos meses, ella cumplirá 18 años. Ese día, su lado vampiro despertará, y lo que eso significa es algo que no puedo predecir con certeza. He pasado toda mi vida preparándome para este momento, pero ahora que está tan cerca, me siento completamente perdido. No quiero que su transición sea tan dolorosa como lo fue para mí, y mucho menos quiero que sufra por no comprender lo que está sucediendo dentro de ella.

Estoy en mi despacho, revisando algunos documentos relacionados con la manada, pero mi mente no está allí. Mi mente está con ella, preocupada, constantemente preguntándome qué está sintiendo, qué la está afectando. Karen salió hace unos 30 minutos, solo para dar un paseo, dijo. No pensé mucho en ello en ese momento, pero con el paso de los minutos, esa extraña sensación que se había instalado en mi pecho comenzó a intensificarse. Sabía que algo no estaba bien. La quietud en el aire lo decía todo.

—¡Alpha! —la voz de uno de los hombres de la manada me sobresalta, y al instante, me pongo en alerta. La puerta se abre y veo a un hombre que parece alterado, su rostro refleja ansiedad y preocupación—. Nuestra Luna salió de la manada...

La noticia cae sobre mí como una ola fría, helada.

—¿Hace cuánto? —pregunto con firmeza, pero la ansiedad se nota en mi tono.

La respuesta llega rápida, como un golpe directo.

—Hace unos minutos. Los guardias que hacen las rondas de vigilancia sintieron su aroma saliendo de la manada, pero no la hemos encontrado en ninguna parte del bosque. Todo indica que salió de la manada.

Mi mente comienza a analizar cada palabra que me dicen, cada fragmento de información. Su aroma... fuera de la manada... algo no está bien. No puede estar fuera sola, no en este estado. Mis pensamientos corren a la velocidad de la luz, y una sensación de pánico me recorre la columna vertebral.

—No puede estar fuera sola... —murmuro, tratando de racionalizar la situación, pero mis palabras son casi vacías. Algo mucho más grande está ocurriendo, algo que no puedo controlar, y eso me aterra más que cualquier otra cosa.

—Reúnan a los hombres, tenemos que encontrarla. Ya —mi voz se hace autoritaria, pero en el fondo siento que esta situación me está superando. Corro hacia la entrada del despacho sin mirar atrás, con el corazón latiendo a toda velocidad. Cada paso que doy aumenta la presión que siento en el pecho. ¿Qué le está pasando? ¿Por qué no me ha dicho nada? ¿Por qué se aleja tanto?

En cuanto llego a la entrada, ordeno a todos los miembros de la manada que se reúnan de inmediato.

—Formen un grupo de búsqueda. Vamos a recorrer todo el perímetro de la manada. Nadie se queda atrás. Nadie se detiene hasta que la encontremos.

Mi tono es frío, calculador, pero por dentro, mis nervios están al límite. Este no es un simple paseo que ella se haya tomado por capricho, algo mucho más oscuro se está gestando, y no puedo quedarme con los brazos cruzados mientras ella se enfrenta a eso.

Mientras nos preparamos, mi mente no deja de dar vueltas. Pienso en ella, en sus ojos, en cómo se ve tan perdida últimamente. El miedo se mezcla con la rabia que siento hacia mí mismo por no haber sido capaz de protegerla como debía. No sé cómo llegó a este punto, ni cómo evitar que se adentre más en lo desconocido, pero algo dentro de mí me dice que lo que sea que esté pasando con ella, es mucho más grande de lo que podemos comprender.

La búsqueda comienza, y mientras me uno al grupo, el silencio se apodera de nosotros. Nadie dice una palabra, pero todos compartimos la misma preocupación. Todos sentimos lo mismo: algo ha cambiado en Karen, y necesitamos saber qué es antes de que sea demasiado tarde.




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