Mi Alpha Protector ( #1 )

Capitulo 48 - Laura Grayson

Embarazada. Tres semanas de embarazo, me lo dijo la doctora de la manada. Aunque me siento feliz, hay algo en mi interior que me hace cuestionar cada paso. Zack también está emocionado, como era de esperar, pero últimamente no he podido evitar notar cómo está cada vez más distante, ensimismado en sus propios pensamientos, igual que yo. No quiero preocuparlo, no cuando todo lo que quiero es que estemos bien, pero me está resultando difícil ignorar el hecho de que algo no está bien entre nosotros.

Han pasado ya varias semanas desde que descubrí que estaba esperando, pero cada vez me siento más distante de todo lo que me rodea. En cuanto a Karen, últimamente está más extraña de lo habitual. Su comportamiento ha cambiado drásticamente, y aunque trato de no dejar que eso me consuma, no puedo evitar sentir que algo está pasando, algo grande, algo que ella no está dispuesta a compartir. Es extraño, pero la ansiedad en mi pecho no me deja tranquila. Cada vez que la miro, me pregunto si está bien, si sabe lo que está ocurriendo dentro de ella, si se siente tan perdida como yo me siento.

El día de hoy ha sido particularmente pesado. Estoy recostada en la cama, mirando al techo como si tuviera la respuesta a todas mis preguntas ahí mismo. Mientras acaricio mi vientre, siento cómo una mezcla de emociones se arremolinan dentro de mí. Estoy feliz por el bebé, pero la preocupación por Karen no me deja en paz. Es como si todo lo que alguna vez consideré estable se estuviera desmoronando poco a poco a mi alrededor, y no sé cómo detenerlo.

Entonces, como si mis pensamientos estuvieran esperando una señal, escucho el nombre de Laura que resuena en la puerta, como un llamado urgente. Mi corazón da un vuelco, y al instante me siento inquieta.

—¡Laura! —me llama Arturo, con un tono alterado que no logro ignorar. Me siento con rapidez y, sin pensarlo demasiado, me levanto de la cama. Mis piernas parecen pesadas mientras me dirijo hacia la puerta, pero logro salir al pasillo sin pensarlo más.

—¿Qué pasa? —le pregunto, aún sin comprender la tensión en su voz. Mi mente se prepara para lo peor, pero no quiero que me tiemble la voz ni el cuerpo.

—Karen salió de la manada. Nadie la ha visto. No la encontramos en ninguna parte. —Su tono es urgente, rápido, como si el tiempo estuviera en su contra. En sus ojos se refleja la misma preocupación que siento en mi propio pecho, como si compartiéramos el mismo miedo, la misma incertidumbre.

Un nudo se me forma en la garganta, y no puedo evitar murmurar en voz baja, como si hablara conmigo misma.

—Grayson... —el nombre sale de mis labios como una súplica, una respuesta que ya temía. No quiero pensar que sea él, pero las piezas encajan demasiado bien. La conexión entre Karen y él nunca fue algo que pudiera ignorar, y ahora todo parece apuntar en su dirección.

Arturo parece haberlo comprendido al instante. Su mirada se endurece, y sin perder tiempo, se cruza de brazos y me mira fijamente.

—Lo mismo pienso. ¿Y si se la llevó? —duda en voz alta, y la preocupación en su rostro es más que evidente. La rabia comienza a mezclarse con la incertidumbre en su voz—. Hizo mal en ocultárselo a Lucas. ¡Se lo dijimos! —la frustración en sus palabras se hace palpable, y no puedo evitar sentir que compartimos la misma inquietud, la misma sensación de impotencia.

Siento un nudo en mi estómago y una ráfaga de desesperación me invade. No me importa lo que pueda pasar después, no importa cuán molesta se ponga Karen, hay algo que tenemos que hacer, algo que no podemos dejar pasar. La situación no es normal, y más que nunca, siento que tenemos que intervenir antes de que todo se salga de control.

—Tenemos que decírselo a Lucas. No importa si se molesta después. —Mi voz suena decidida, aunque por dentro estoy luchando contra mis propios miedos. Tengo que hacer lo correcto. La manada necesita saber lo que está pasando, y si Karen está en peligro, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Es hora de enfrentar la verdad, por difícil que sea.

Me doy la vuelta y comienzo a caminar hacia la habitación de Lucas, con el corazón latiendo a mil por hora. El silencio entre Arturo y yo pesa como una carga, pero ambos sabemos que lo que estamos a punto de hacer podría cambiar todo. No quiero pensar en lo que podría suceder si Karen está en manos equivocadas, ni lo que Grayson podría estar planeando. Mi mente sigue dándole vueltas a la posibilidad de que se la haya llevado, y lo único que puedo hacer es tratar de llegar a tiempo, con la esperanza de que todavía haya algo que podamos hacer.

Al llegar frente a la puerta de Lucas, respiro hondo y toco suavemente la madera, sin saber qué esperar, pero sabiendo que no podemos esperar más. Mi mente está llena de incertidumbre, pero la urgencia de la situación me empuja hacia adelante.

—Lucas... —susurro al abrir la puerta, ya sintiendo el peso de la verdad en mi voz.




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