Alexandra
Después de lo sucedido me dirijo a la cocina, no hay nada mejor para calme que comiendo un buen helado, esto era algo que hacía mucho de niña, comía helado cuando estaba triste, feliz o simplemente porque me daba la gana de comer helado, lo podía devorar en cualquier hora del día sin sufrir un dolor de estómago.
—Niña, ¿necesita algo? —me pregunta Rosita al verme entrar.
—Si, ¿Aquí hay helado de casualidad? —la veo extender las comisuras de sus labios hacia arriba regalándome una tierna sonrisa cálida.
—Si, había varios potes, pero ahora queda sólo uno, esos helados se compran especialmente para mi niño Danton; de niño lo comía mucho, ya que es su favorito —se acercó a la nevera y saco un helado de tamaño gigante.
—Tome, niña —dijo Rosita, entregándome el pote de helado —, sin embargo, le recomiendo que le deje algo al niño Danton.
Veo que también le dice niño a ese viejo, entonces no me lo dice por joven ya que Danton es un vejestorio sexy, a pesar de tener un montón de años tiene cuerpo de un hombre que recién cumple los veinticinco.
Sali de la cocina dándole la última sonrisa a Rosita para dirigirme hacia la sala donde se encuentra el televisor, mientras veo películas devoro el helado que no me pertenece.
*****
Al acabarse la película miro mis piernas, expando los ojos mirando el helado, ¡que hice! Es su helado favorito, me distraje tanto que no me di cuenta en qué momento me lo acabé todo y no deje nada, ¿se enojara mucho? No creo que se dé cuenta porque cuando hagan las compras de esta casa será como si nada.
Me levante del sofá para dirigirme a la cocina y encubrir la escena del crimen.
—¿Ese no es mi helado? — me pregunto Danton con una ceja levantada cuando entro a la sala.
—Eh...
¿y yo que mierda le digo ahora? Me acaba de atrapar justo la escena del crimen y me trague todo.
—Te has comido mi helado y en pote tamaño familiar ¿y no me has dejado nada? —me pregunta serio con su entrecejo fruncido mientras se aproximaba lentamente hacia a mí.
—Eh... estuvo delicioso, tienes buen gusto, el helado de menta es el mejor... ¿te amo? —dije con voz nerviosa para luego regalarle mi mejor carita tierna, soy joven y bella, tengo que sacar mis mejores armas.
—A mí no me engañas con esa carita —me dijo e hice pucheros mientras retrocedía.
—¿Te amo? Eres el mejor Alpha rey que he conocido, tiranito de mi corazón.
—Soy el único Alpha rey que has conocido —dice sonriendo con malicia.
—Soy tu mate, entiendes —reí nerviosa —lo tuyo es mío y lo mío, mío... —me caí en el sofá.
—Solo porque eres mi mate te concedo el perdón —se subió encima de mi cuerpo poniéndome más nerviosa de lo que ya estaba, desvió la mirada hacia otro lado evitando el contacto sus ojos —, se me ocurrió una mejor idea de cómo probar ese helado —coloco su dedo índice y pulgar en mi barbilla y me giro el rostro para que lo mirara a los ojos.
—¿Como? —creo que mi pregunta sonó idiota sabiendo que esta encima de mí. Era obvio lo que iba hacer.
—Así —dice con su voz ronca y muy masculinamente sexy.
Me beso sin dar aviso, esos tibios y subes labios los sentía de nuevo. El beso se fue tornando cada vez más sensual y tosco pero ardiente, mordió mi labio inferior provocando que abriera la boca dándole paso a su lengua, su lengua jugaba con la mía haciéndome dejar mis pensamientos lógicos de lado.
Aunque el beso no duro ya que despegó sus labios de los míos y me miro con su mejor cara de coqueto, pero quede como una tonta embobada.
—Creo que el helado sabe mucho mejor si viene de tu boca —sus palabras más la cercanía que tiene hizo que me sonrojara.
—Mañana viene mi hermana, dice que quiere conocer a la chica que me ablandó —dice para luego verlo sentarse en el sofá.
—Bien— no dije nada más, la verdad que parecía una completa pendeja recostada mientras él está sentado así que me incorporé sentándome yo también.
Estaba avergonzada después de un beso como ese, si había besado antes, pero él es tan maduro y tiene tanta experiencia, después de toda esa escena que me dejo más roja que un puto tomate.
Me la he pasado todo el día sin hacer nada, estoy aburrida en estas paredes grandes y lujo, extraño a Roxy, ¿me pregunto que estará haciendo justo ahora? Llego a la habitación y me aseo para dormir, mierda, siento que no hago nada aquí y solo llevo como dos días aquí.
Cuando salgo del armario ya cambiada para dormir voy directo a la cama y me topo con este gran hombre leyendo un libro en la cama, cuando siente mi presencia levanta la cabeza y me escanea con los ojos.
Joder, solo basta darle una mirada para decir que este viejo esta más bueno que la pizza, lo miro de la punta de los pies pasando por su miembro, de su miembro hacia esa V marcada y perfecta, de su V hacia sus abdominales perfectos, de sus abdominales hacia su pecho duro, de su pecho duro hacia esos ojos azules hermosos que me miran fijamente.
Me sobre salto y él sonríe.
—Gracias —dice sonriendo desde la cama, deja el libro en la mesita de noche.
—¡Deja de leer mis pensamientos, joder! —le grito estresada —, ¿no te han dicho que es una manía muy desagradable?
—No me importa lo que piensen los demás, hago lo que me da la gana porque puedo y quiero —se gira a medio lado mirándome fijamente presionando el codo en la cama y con su mano sostenía su cabeza.
—Idiota —digo y el vuelve a sonreír.
Me fijo que todavía sigo de pie y me encamino hacia la cama, pero con mi mano comienzo a hacerle señas de que se ruede, niega con la cabeza y se hace a un lado dejándome, la cama es gigante, pero le gusta echarse para mi lado de la cama a la espera de abrazarme o algo por el estilo.
****
Cuando desperté tenía un brazo alrededor de mí cintura por un fuerte brazo, ¡se supone que ayer estaba como a cuarenta centímetros de distancia y ahora estoy abrazada por este gran... Ser sacado de una revista de ropa cara. Me remuevo hasta que por fin logro salir de sus brazos y sentarme en la cama.