Alexandra
escucho unos pasos acercarse así que alzo la mirada del libro que ya está por la mitad, han pasado ya seis horas desde que Annie se fue y me traslade a la sala para leer con más comodidad, al alzar la mirada veo a Danton llegar junto a Annie, cierro el libro y los observo llegar hasta a mí.
—Alexa, te presento a mi hermana, Annie —me dice Danton cuando llegan junto al sofá.
—Oh, ya la conozco —le dice Annie con mucho ánimo.
—¿Enserio? —pregunta Danton —, ¿no te ha vuelto loca con tantas preguntas verdad? —me dice mirándome con un brillo raro en los ojos.
—Si —le respondo de forma neutra mirándolo a los ojos para después sonreírle a su hermana.
—Bueno hermanito ¿por qué no me dejas con mi cuñada un ratito sí? —me sigue pareciendo raro eso de escuchar algo referente a que soy mate de Danton.
—Está bien —le respondió a su hermana para después tocar su hombro y darle un beso en la frente para luego marchase.
—Tenía mucho tiempo que no hacía eso, siento que está regresando mi hermano, bueno, y ¿cómo te llamas?, te conocí, pero no me has dicho como te llamas.
—Me llamo Alexandra Collins —le digo dejando el libro a un lado.
—¡ay! qué lindo nombre, te diré Alexa.
—¿Ya encontraste a tu mate? —le pregunto y ella se sienta a mi lado en el sofá.
—Eso es un tema muy difícil de explicar— se quedó pensativa—, como te digo...mi mate es uno de los enemigos de Danton, espero que me guardes el secreto.
—¿Sí?, ¿y quién es?
—El rey de los demonios.
—¡QUE! —me altero, joder, pensé en cualquiera menos en ese hombre, que por cierto es igual de mierda que Danton —se llevó el índice a la boca en señal de que haga silencio así que cubro mi boca con la mano para aguantar los gritos de sorpresa.
—Salgo con él, pero a escondidas, Danton jamás me permitiría estar con él por muy mate mío que sea —dice con un tono de decepción.
—Estate tranquila que yo no diré nada —no se si esto ayude, pero toque su hombro como consuelo y apoyo.
Y así pasamos toda la tarde chismorreando, riendo y molestando a Danton con una que otra broma. Annie es una gran amiga, es simpática y tiene un sentido del humor muy agradable. Cuando se pasó el día de platica y platica ella se tuvo que regresar a su casa.
Después de que Annie se fue, me di un baño y cene sola en la cocina ya que Rosita me dejo todo preparado, pero se fue a descansar temprano, me sentía aburrida y sola así que decidí ir al despacho de Danton, me miro la ropa antes de entrar y me fijo en que llevo una bata negra corta, pero qué más da, ya me ha visto así.
Me acerqué a él, Él desvió su vista de la computadora, claro cómo no si él puede reconocer mi aroma, me siento en su escritorio haciendo que su atención se centre en mis piernas así que las muevo para que aparte sus ojos, pero no dejan de verlas por más que lo intento así que me aclaro la garganta, pero ni así deja de mirar.
—¿Qué haces? —le pregunté fastidiada por su mirada penetrante que me estaba incomodando.
—Asuntos de la manada, ¿ya te iras a dormir? —me dice sin dejar de mirar así que la única opción es bajarme de la mesa y sentarme frente a él, así logro captar su mirada.
—No te hablo de eso, me miras como un acosador de mierda —lo miro cruzándome de brazos y su mirada se redirige a mis pechos.
—¿Es enserio? —repito aún más fastidiada agarro la bata que me rodea el cuerpo y me tapo. Esta vez su mirada va hacia mi cara y me sonríe.
—Te ves hermosa, muñeca —me sonríe y yo entrecierro los ojos negando con la cabeza —, ¿acaso estas aquí porque te hago falta? —me dice levantándose de su silla para acercarse a mí.
Debí quedarme de pie, si él es grande en todos los sentidos en esta postura de rezo frente a su estructural cuerpo me deja con la boca seca, presiento que algo pervertido va a soltar, levanto la cabeza abandonando mi mirada de su cuerpo hacia su cara, mis labios se entre abren sin dejar de mirarlo y su dedo pulgar aprovecha para invadir mis labios y tocarlos, su mirada dilatada me dice mucho y lo peor es que entiendo las referencias.
¿Qué tan cochina soy? Danton sonríe y acaricia mi mejilla para luego encorvarse hacia mí y besar mi frente, no deja de sonreírme y me hace sentir extraña, se supone que es un asesino de mierda, tirano, grosero y... acaba de tener una acción linda conmigo ahora.
—No eres tan cochina —sigue acariciando mi mejilla —, pero eso lo arreglare —me agarra con sus fuertes manos por mis axilas y me levanta, me carga haciendo que enrolle mis piernas en sus caderas —mis ojos se expanden de la impresión, joder, ¿a qué se refiere con arreglarlo? —, yo no he dicho que te voy a follar Alexandra —suelto el aire que tenía aguantado.
—Deja de leer mis pensamientos —rodeo su cuello con mis manos.
él camina hacia la habitación conmigo rodeando su cintura y sus manos agarrando mi trasero, mi mirada está mirando el camino que dejamos atrás, no tengo cara para mirarlo, es tan raro, todo de él es extraño.
—No soy raro por querer poseer lo que es mío —mis manos aprietan sus hombros y me siento algo acalorada.
*****
Mis ojos se abren de repente, cierro otra vez los ojos para intentar dormir, pero recuerdo lo que me dijo Annie, la habitación... tengo que indagar, el no saber me carcome por dentro, abro los ojos y noto que estoy atrapada en unas cuerdas llamadas brazos del Alpha rey, muerdo mi labio inferior y le ruego a la diosa luna para que no se despierte.
Ruego para que mi clan funcione y suelto un suspiro silencioso para después girarme lentamente para quedar frente a frente a él, todavía no muestra reacción, acaricio su mejilla y voy bajando lentamente para salirme de sus brazos, en el proceso tomo una almohada y la intercambio, hace un pequeño movimiento, pero no se despierta, sigo bajando y mi cara golpea contra su miembro que se presiona contra mis pechos a causa de su erección, con cuidado me retiro y miro la hora.