Al abrir la puerta de la habitación lo encontré mirando a la nada sin un punto fijo en sus ojos, se veía perdido y aturdido por la impresión, si cuerpo estaba sanando los rasguños que le provocó el vampiro que al parecer es el rey vampiro.
—¿Danton? —lo llame y no respondía—¿Te encuentras bien? —insistiendo a la espera de escuchar su respuesta,
—dime una cosa, ¿tú serías capaz de irte con él? —me pregunto y enmudecí por un momento.
—claro que no —le digo con sinceridad un tanto dudada por dentro, lo que si se es que dudo mucho que me encante estar rodeada de chupa sangres que huelen a muerto veinticuatro siete todo el día.
—¿Segura? —me miró atento a mi respuesta, su mirada quería penetrar cada centímetro de mi alma buscando el mismo una respuesta de mí mente.
—¿Por qué dudarías de mí? —a pesar de mi propia duda me siento ofendida por como duda de mí.
—También le perteneces... no por mucho —fuego, fuego reflejaba su mirada, tiene una furia interior que es claro que lucha por no explotar frente a mi —, cabe la posibilidad que en un ataque de rabia y pataleta corras a sus brazos —lo anterior lo dice con la mandíbula apretada.
—Puede que sea mi mate —lo escucho gruñir al mencionar ese fino detalle que lo jode —, pero es un vampiro, yo no pertenezco en ese lugar, huele a muerto.
—¿Es lo que dijo Rosita? —le pregunto para luego verlo conectar sus ojos con los míos.
Diosa, él es Alpha rey, solo él me puede desmentir sobre la leyenda.
—Veo que te contaron la profecía —dice y me confundo más, ¿profecía? ¿No se supone que era una leyenda?
—Creo que estas situaciones son muy preocupantes como para que estés leyendo mi mente —me cruzo de brazos fastidiada por esa estúpida manía.
—Lo seguiré haciendo y nadie me lo impedirá —me sonrió, primera sonrisa que da después de lo sucedido.
—Eres un idiota —le soy sincera —pero prefiero estar con un hombre lobo a un vampiro, eso no lo pongas en duda —se levanta de la cama y se dirige hacia mí para luego tomarme de las caderas, acción que me pone nerviosa pero lo disimulo.
—No permitiré que huyas de mí, si te escondes te encontrare —sus manos subieron hasta mi cintura con delicadeza —, no tienes escapatoria, estas atada a mi —llevó sus manos a mis hombros para después conducir una de ellas a mi nuca y la otra en mi mejilla —, eres mía, me perteneces y no me importa a quien coño tenga que retorcerle el pescuezo —acerca sus labios a los míos —, no dudare ni un puto segundo en recuperarte —me remuevo de su cuerpo con nerviosismo y doy dos pasos atrás para comprobar que está sonriendo —, ahora deberíamos de darnos un baño.
—No me daré un baño contigo —lo mire apenada intentando parecer enojada.
—Vamos, te prometo que haremos algo... digo, te prometo que no haremos nada —me sonríe y yo niego entrecerrando los ojos.
—Eres un completo idiota descarado.
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Después de una pelea un poco reñida logro escaparme de la habitación y de su aura sexual, así que me encuentro leyendo el mismo libro de antes recostada en el mismo árbol, el prohibido.
—¿Quieres dar un paseo por la manada capital? —me dice Danton acercándose a mí son esa sonrisa traviesa que tanto quiero borrar.
—¿Enserio?
—sí, vamos, limpia ese sexy culo y caminemos.
Llegamos hasta un punto en auto, pero luego nos bajamos y comenzamos a caminar, la manada tiene casas hermosas, es raramente colorido, sabiendo que aquí es donde se aloja Danton, el lugar es cálido y precioso, creo que es porque esta es la primera manada que se creó.
Lo que si me pareció completamente de mal gusto es que en cada paso que damos donde haya una persona presente bajan la cabeza como robot.
Me distraje tanto en el camino que no previne el golpe que impacto contra mi cabeza disparándome contra el piso, mierda sí que me duele la cabeza, llevo mi mano izquierda a la zona del golpe, mi cabeza palpita.
Esto es muy doloroso, así que me queje gimiendo de dolor.
—¡Alexandra! —escucho el grito de Danton.
Danton toma mi mano y me levanta de un tirón, apoyándome en su pecho. Mi vista se fue aclarando poco a poco, mientras acariciaba mi cabello estabilizándome, cuando mis ojos ven con más claridad me fijo en una madre asustada cargando a un niño pequeño en sus brazos.
—disculpé Alpha, fue una equivocación, un juego de niños pequeños, por favor apiádese de mi hijo es tan solo un niño— dijo aquella señora asustada.
—¡¿por qué tendri...?! —ruedo los ojos y lo interrumpo apartándome de su pecho para luego mirar a aquella mujer y sonreírle para que calme su
—No se preocupe, estoy bien— le digo acercándome a ella para darle unas palmaditas en la espalda en busca de tranquilizarla —, son cosas pequeñas que pasan, de niña siempre atraía las pelotas.
—Te pudieron hacer daño, ¿y si tu cabeza hubiera caído en una mala posición, no estarías aquí ahora —gruñe Danton alterado.
—Pero no me hicieron daño, además, es un niño, no tiene ninguna maldad alguna —le acaricio la mejilla sudada por su anterior juego.
—Pero... — me intentó reclamar Danton.
—No se preocupe señora no pasara nada —ignoro todas las palabras de Danton. Miro al pequeño niño y le sonrió —, ¿Cómo te llamas? — sobe su cabellera rubia.
—Alex— me respondió tímido.
Alex, que lindo nombre —le dije —, bueno Alex tienes que tener más cuidado cuando juegues con la pelota— me acerqué y le susurré—, te puedes topar con amargados que no aceptarán golpes gratis —el niño rio.
—Tiene razón, luna —se rio, provocando una rodada de ojos de Danton.
Puse mi mano en su cabello y lo acaricié de nuevo. Me levanté y vi cómo se marchaban. el niño levantando la mano y agitándola para despedirse mientras su mama se lo llevaba.
—Es muy lindo el niño —dije.
—Vas a ser una excelente madre —me dijo Danton sonriendo. Ese comentario me dejo pasmada y pensativa.