Mi Alpha Tirano

CAPÍTULO 15

Alexandra

—La solución es que te vayas con el vampiro... —la interrumpí desfigure la cara y la mire mal de inmediato.

—¿En serio esas son tus soluciones, Roxy? Eso es lo que quiero evitar —me

—No seas tarada y deja que termine de hablar —se quejó frunciendo el entre cejo —, tu única solución es que te vayas con el rey vampiro y lo mates —la mire como si tuviera dos cabezas y negué con la cabeza.

—No creo que sería capaz de matar a alguien, Roxy —se encogió de hombros —, no hay más solución, sé que no quieres ser luna reina, pero piensa en todos los niños, mujeres y hombres inocentes que morirán por estar en medio de una guerra de por quien se queda con la damisela. Todas las manadas sufrirán y correrá sangre por las calles como si de un banco de sangre se tratara —apoyo sus manos en la mesa y se inclinó con los ojos bien abiertos —, y tu padre por ser Alpha y tu madre por ser luna son unos de los primeros en la lista negra de la guerra.

Tenía razón, todo lo que salía de si boca tenía sentido, pero yo no era capaz de matar. No tengo opción.

—Lo hare —eso sale de mis labios de manera repentina.

—Mira —la veo sacar un papel que me enseña —, no soy bruja, pero estuve leyendo un poco y dice que la mejor manera de matar a un vampiro de su alto calibre sin que te asesiné en el intento es dándole a consumir una cantidad de veneno que se va acumulando... no se en que cosa, pero... —sonríe con malicia —, le dará un ataque al corazón de muerto que carga.

—Entonces me iré esta noche —le digo y Roxy recibe la bebida que le trajo el mesero para sorber de la pajilla.

—Entonces prepara todo, entre más rápido te lo mater, más rápido regresas, necesitas otro cómplice aparte de mí.

—Rosita, sí, ella me ayudara —agarro el teléfono para luego marcarle a Rosita.

La llamada fue extremadamente rápida, acordamos que me traería la ropa sufriente para mi partida, no negare que me entro un gramo de desconfianza al recordar que es su nana desde hace mucho tiempo, pero aun así comprendió y decidido ayudarme.


 

****

Me encontraba en la frontera hibrida, un gran puente que conecta la manada capital con los terrenos que conducen directo a él habitad de los vampiros.

Este lugar en su extensión de tierra —hablando de los dos lados que dan el puente, según los antiguos acuerdos está zona es una zona "pacífica" pero al paso de los tiempos se volvió fría y abandonada, solo habitan varios bares mala muerte. Si un vampiro me llega a matar aquí ningún lobo tiene derecho a reclamar mi cuerpo, quedaría como un anónimo muerto en zona híbrida, así que cuando pise este terreno, ya no estoy protegida.

Este lugar es más recurrente en vampiros que en hombres lobos.

Comienzo a caminar hacia la zona hibrida donde lo único que se escucha es el mover de las hojas acompañado de un ambiente frio y desolado, al cruzar el puente y estar del otro lado de la cara, escucho un silbido que me hace tragar saliva.

—Vaya, vaya, puedo escuchar tu pulso acelerarse a una frecuencia preocupante, lobita, ¿Por qué tan solita? —siento un rasguño en mi cara provocando que me lleve la mano a esta —sangre, estoy derramando sangre, mis nervios están al tope y solo espero no contar con la mala suerte de morir antes de desarrollar mi plan.

—Déjame en paz, soy la mate del rey vampiro y no creo que le agrade que me toques de esta forma —el extraño suelta una carcajada.

—Vaya, lobita, que mentirosa eres —se acercó —, perras mentirosas como tú no deben estar tan solas.

Me agarró por el cuello y apretó fuerte, pero sin tapar mi vía de respiración, sentí que iba a morir.

—Cuando compruebe que mientes, te sacare todas las mentiras, de una manera que solo a mí me agradara —lamio mi sangre y me dio ganas de vomitar al instante, contraigo mi cara sin poder evitar el asco y me paso un pedazo de la parte de arriba de mi blusa limpiando su asquerosa saliva.

El desagradable tipo me agarro como costal de papas para luego llevarme con alta rapidez hacia el castillo de los vampiros.

No sé si el rey vampiro ya sabía que iba a estar presente o si me lo topé por casualidad, pero estaba justo en la entrada del castillo esperándome y lo vi cuando el animal que me trajo incomoda me bajo de su hombro.

El mismo rostro que había visto antes, pero esta vez mas sonriente.

—bienvenida a tu nuevo ahogar...dulce eterna.

 




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